Artículos Recientes

6:25:00 a.m.
Los obispos median en el conflicto social: verdad

Twitter

Los obispos median en el conflicto social: verdad y justicia

Managua (Agencia Fides) - "Que los criminales que han asesinado y torturado a nuestros jóvenes no piensen que el diálogo nacional será un manto de impunidad. Ante todo verdad y justici": Mons. José Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua (Nicaragua), lanza una advertencia mientras se informa sobre la inminente apertura de una mesa de diálogo entre el gobierno, el Consejo Supremo de Empresas Privadas (COSEP) y la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que ha aceptado para desempeñar un papel de mediación.

El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, ha convocado para hoy, 28 de abril, una marcha, "para mostrar la fe en Dios y el amor a Nicaragua". El Obispo estuvo presente durante varias manifestaciones con los jóvenes católicos, y sus palabras han animado a todos en la catedral de Managua, cuando los estudiantes universitarios que se manifestaban pacíficamente fueron atacados violentamente por la policía. El mismo cardenal Brenes pidió que se abriera la catedral para recibir a los jóvenes manifestantes, muchos de ellos heridos, quienes también fueron ayudados por el clero local que se había reunido en la catedral para reflexionar sobre lo que se vivia en ese preciso momento. En este escenario, el obispo describió a los estudiantes que protestaron contra el gobierno como la "reserva moral" del país. Los videos y fotos en las redes sociales han dado la vuelta al mundo y han hecho que muchos expresen solidaridad y apoyo a los muchos estudiantes heridos. Desde que las protestas comenzaron hace una semana, los violentos enfrentamientos en Nicaragua han causado 38 muertes y alrededor de 60 desaparecidos, según el Centro de Derechos Humanos de Nicaragua (Cenidh), pero el número, lamentablemente, continúa a crecer.

El diálogo, que se llevará a cabo en una fecha aún no especificada, por el Ejecutivo y los empresarios con la Iglesia Católica como garante para superar los enfrentamientos violentos, atrae la atención de todo el país porque ya de diversas instituciones ha nacido la propuesta para pedirle al presidente Ortega que abandone la escena. (CE) (Agencia Fides, 28/04/2018)


Compartir:

Let's block ads! (Why?)

2:02:00 a.m.

«Defensora y consejera del papa, excelsa mística y doctora de la Iglesia, terció en el conflicto de Avignon, logrando que el pontífice regresara a la sede de Roma. Es patrona de Italia con san Francisco, y copatrona de Europa» 

Tuvo un papel excepcional en la historia –e insólito para una mujer de su tiempo– al defender la sede de Pedro y luchar por la unidad de la Iglesia. Nació en Siena, Italia, el 25 de marzo de 1347. Le urgía tanto la entrega de su vida a Dios, que le consagró su virginidad a los 7 años mediante voto privado. Lapa, su madre, ignoraba el fuego que latía en las entrañas de su pequeña, la penúltima de los veinticuatro hijos que daría a luz. Cuando Catalina tenía 12 años, ella y otra de sus hijas hicieron lo posible para encaminarla al matrimonio, aconsejándole que cuidase su aspecto. Entonces la santa realzó su indumentaria luciendo diversos aderezos conforme a la moda del momento. Pero enseguida se arrepintió de esta muestra de vanidad y quiso purgar su flaqueza con actos penitenciales. Los contratiempos, la rudeza de los trabajos que le impusieron y el rígido trato que recibía incrementaron su paciencia. Nadie podía penetrar en el recóndito espacio interior que ardía de amor a Dios, sino Él mismo que lo inundaba con su inmensa ternura.

A los 15 años ya era conocida por su heroica caridad con los pobres, prisioneros, enfermos y desahuciados. Todo lo asumía como vía de expiación de sus culpas. Al año siguiente tomó el hábito de la tercera Orden de Santo Domingo. Intensificó la oración y la penitencia realizada en la habitación que había convertido en una especie de eremitorio. Fueron tres años intensos de los que solo sabía, además de Dios que todo lo conoce, su confesor. Punzantes tentaciones contra la castidad que brotaban de su mente de mil formas distintas le produjeron gran turbación y desasosiego. A ello siguió una profunda oscuridad que constituyó para la santa una prueba aún mayor. Le sostuvo su humildad y confianza en Dios. Al final de este túnel, cuando vislumbró el rostro resplandeciente de Cristo, le preguntó: «¿Dónde estabas Tú, mi divino Esposo, mientras yacía en una condición tan abandonada y aterradora?». Él respondió: «Hija, estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia». Cristo crucificado le tendía los brazos y se esforzaba por asemejarse a Él. Este inefable amor fue singularmente correspondido en 1366 con su místico desposorio sellado con una alianza, que siempre era visible para ella pero no para el resto de mortales.

A lo largo de su vida fue agraciada con numerosos éxtasis, así como dones de lágrimas, milagros y profecía. En una de sus visiones, narra su confesor y biógrafo san Raimundo de Capua, tuvo la impresión de que Dios se había llevado su corazón. Y pocos días más tarde, viéndose envuelta en una luz que provenía del cielo, se le apareció el Salvador portando en sus manos un rojo corazón del que emanaba intenso fulgor. Se acercó a ella y abrió su costado izquierdo introduciéndoselo, al tiempo que le decía: «Hija, el otro día me llevé tu corazón; hoy te entrego el mío y de aquí en adelante lo tendrás para siempre».Le cerró el pecho, pero la cicatriz fue ostensible. A partir de entonces solía decir: «Señor, te recomiendo mi corazón».

En 1369 inició una intensa vida apostólica. Pasando por alto el gravísimo riesgo que corría de contraer la lepra, atendía a los enfermos. Doblegó su voluntad venciendo su natural repulsión en un hecho que la asemejó a san Francisco de Asís al aplicar sus labios a las llagas purulentas de uno de aquellos infelices. Su acción durante la peste que asoló el país fue también admirable. Tan ardiente caridad fue recompensada por Dios a través de varios milagros. Convirtió a muchos pecadores incapaces de sustraerse a sus exhortaciones, con las que les encaminaba a una vida de penitencia. Muchos la seguían porque les reportaba paz y consuelo abriéndoles el camino del amor a Dios. Había quienes la calificaban de hipócrita y fanática, y otros la consideraban santa. El 1 de abril de 1375 fue bendecida con los estigmas de la Pasión, que en su caso no fueron de sangre sino de luz.

Fue una gran conciliadora en su entorno familiar y a otras escalas, como hizo cuando supo que Florencia estaba adherida a una liga contra la Santa Sede. Sus componentes desoyeron las demandas de Gregorio XI, residente en Avignon, y aceptaron la mediación de Catalina, que convenció a los magistrados. El papa, admirado por su prudencia y virtud, le dijo: «No deseo nada más que la paz. Dejo esta cuestión totalmente en sus manos; solo le recomiendo el honor de la Iglesia». Con todo, persistieron las gravísimas desavenencias. Pero quizás el hecho más significativo fue su papel dentro de la Iglesia. Arreciaron las quejas de los romanos por la ausencia de los últimos pontífices de la Sede de Roma, que duraba ya sesenta y cuatro años de residencias en Avignon, y con ello las amenazas de cisma. Gregorio XI se propuso regresar, pero este sentimiento confiado prudentemente en la corte no obtuvo su beneplácito. Consultó a Catalina quien, conocida por revelación la íntima decisión del pontífice, le dijo: «Cumpla con su promesa hecha a Dios». Su determinación y ternura calaron en el Santo Padre. Le había llamado «dulce Cristo en la tierra», diciéndole: «¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar». El papa quedó impresionado y se propuso volver a Roma. La santa logró que en 1378 Florencia admitiera la autoridad del pontífice Urbano VI sucesor de Gregorio XI. Cuando aquél la llamó a través de su confesor para que fuese a Roma, al comienzo del gran cisma en el que estuvo implicado junto a Clemente VII, Catalina se trasladó allí, donde murió el 29 de abril de 1380, ocho días después de haber sufrido un ataque de apoplejía. Tenía 33 años.

Le había costado aprender a leer, y pudo escribir siendo adulta. Entre otras obras maestras, ha legado «El Diálogo de la Divina Providencia», dictado en su celda de Siena. Pío II la canonizó el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto a san Francisco de Asís. El 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia. El 1 de octubre de 1999 Juan Pablo II la designó copatrona de Europa.

La entrada Santa Catalina de Siena, 29 de abril se publicó primero en ZENIT - Espanol.

5:45:00 p.m.

VATICANO, 27 Abr. 18 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco comenzó hoy sus encuentros con víctimas de abusos sexuales comedidos en Chile.

De acuerdo a la Oficina de Prensa de la Santa Sede, “el Santo Padre ha iniciado en la tarde de este viernes 27 de abril los encuentros personales con las víctimas de abusos cometidos en Chile”.

El Vaticano precisó además que “no está previsto emitir ningún comunicado oficial sobre el contenido de los mismos, por expreso deseo del Papa”.

La prioridad del Santo Padre, señaló la Oficina de Prensa, es “escuchar a las víctimas, pedirles perdón y respetar la confidencialidad de estos coloquios”.

“En este clima de confianza y de reparación del sufrimiento, la voluntad del Papa Francisco es dejar que los invitados hablen todo el tiempo que sea necesario, de manera que no hay horarios fijos ni contenidos preestablecidos”, explicó la Santa Sede.

2:05:00 p.m.

Vaticano, 27 Abr. 18 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco decidió unificar la diócesis de Alexandria-Cornwall con la Arquidiócesis de Ottawa, en Canadá.

La Arquidiócesis de Ottawa seguirá siendo dirigida por Mons. Terrence Prendergast, quien fue nombrado, el 13 de enero de 2016, administrador apostólico de Alexandria-Cornwall, al encontrarse esta última en sede vacante.

Alexandria-Cornwall era una diócesis sufragánea de la Arquidiócesis de Kingston, pero linda con la Arquidiócesis de Ottawa. También es una diócesis bilingüe, como lo es Ottawa, mientras que Kingston no lo es.

En la primavera de 2017, Mons. Prendergast, dijo en un comunicado que “los cambios demográficos, la disminución del número de sacerdotes, religiosos, y las necesidades de una iglesia bilingüe”, los llevó “al punto de examinar” su futuro.

Mons. Terrence Prendergast nació el 19 de febrero de 1944 en Montreal.

Ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en 1961 y fue ordenado sacerdote el 10 de junio de 1972. Cuenta con un doctorado en teología de la Atlantic School of Theology, en Toronto.

Enseñó en la Atlantic School of Theology en Halifax, fue rector del Regis College en Toronto y profesor y decano de la Facultad de Teología.

El 22 de febrero de 1995 fue nombrado Obispo Auxiliar de Toronto.

El 30 de junio de 1998 fue nombrado Arzobispo de Halifax y el 14 de mayo de 2007 nombrado Arzobispo de Ottawa.

1:02:00 p.m.

(ZENIT – 27 abril 2018).- Publicamos a continuación la homilía que el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, pronunció ayer durante la celebración eucarística con motivo del 750° aniversario de la dedicación de la catedral de Monreale en Sicilia (Italia).

***

Homilía del Cardenal Pietro Parolin

Eminencias,
Estimado Mons. Pennisi,
Queridos hermanos en el episcopado y en el presbiterio,
Queridos diáconos:
Distinguidas autoridades civiles y militares,
Queridos hermanos y hermanas:

La archidiócesis de Monreale celebra hoy la conclusión de las celebraciones por el 750 aniversario de la solemne dedicación de su espléndida catedral, que tuvo lugar el 25 de abril 1267, por el cardenal francés Rodolfo Grosparmi, obispo de Albano y legado papal del papa Clemente IV. Gracias, Excelencia, por haberme invitado a participar en este momento de alegría para toda la comunidad diocesana y saludo con afecto fraterno a todos los presentes, también en nombre del Papa Francisco, que me ha pedido que os exprese su cercanía y os transmita su bendición.

A la gratitud al Señor Dios por esta magnífica obra, expresión de la fe y del sumo ingenio artístico, se añade un motivo más de alegría, querido Mons. Pennisi, con el recuerdo agradecido del quinto aniversario del inicio de su ministerio pastoral en esta Iglesia.

El escenario que se abre a la mirada del visitante de esta catedral – aunque fuera  el más distraído o el más alejado de la fe – suscita maravilla por la armoniosa y radiante  concentración de belleza perfecta. El esplendor de oros y de figuras dirige la atención hacia el Pantocrátor, el Cristo Todopoderoso que bendice desde el ábside, inmenso, sereno, glorioso,  que uno no se cansa de contemplar. Muchas personalidades se han sentido impresionadas por este esplendor , entre ellas el teólogo alemán Romano Guardini, lleno de agradecimiento por la existencia de este templo, el padre David M. Turoldo, que llamó a Monreale “tesoro admirable” y muchos otros.

La catedral de Monreale despierta las mismas sensaciones experimentadas por los embajadores del príncipe Vladimir de Kiev, cuando, en 987, al participar en una liturgia en una iglesia de Constantinopla, contaron al rey que les parecía estar suspendidos entre el cielo y la tierra. En efecto,  la magnificencia de los mosaicos y de toda la construcción, se vuelve más viva y vivificante, participando en la acción litúrgica, cuando el pueblo cristiano y su pastor celebran juntos la gloria del Señor y renuevan su sacrificio en la cruz. Las energías y el ingenio profusos para la construcción del templo están al servicio de la acción de la oración de la comunidad cristiana. Al esplendor del lugar, que recorre a través de las imágenes la historia de la salvación, corresponde el milagro diario que nos hace probar la Eucaristía. Las maravillas creadas por el arte inspirado por la palabra de Dios se convierten en un lugar ideal para celebrar la presencia del Señor convertido en alimento y bebida de vida para su pueblo.

Al participar con devoción en una  acción litúrgica en este templo, y de manera muy especial en la santa misa, podemos  ,pues, experimentar un momento y un lugar en el que la humanidad se asoma a la eternidad, roza lo divino, y dialoga con ello, recibiendo gracias y consuelo. Podemos entrar en una bendita tierra fronteriza, donde Dios se comunica con nosotros y nosotros con Él. Gracias a la Eucaristía de la que nos alimentamos, formamos una verdadera comunidad que camina junta y supera egoísmos estériles y ambiciones personales vacías.

El esplendor de la catedral nos lleva a la fe que lo hizo posible. El gran arte cristiano es realmente, junto con el testimonio del martirio y de la caridad activa, la prueba más convincente de la verdad de la fe, del hecho que Cristo no es un personaje relegado en el pasado, sino el Resucitado viviente  que guía la historia. La catedral de  Monreale  invita a tomar en serio la revelación cristiana, porque una tal cascada de belleza lleva a la fuente que la inspiró, a generaciones de creyentes que supieron, a través de la piedra y del mosaico, expresar la alegría interior del discípulo redimido por Cristo.

Con motivo del inestimable valor espiritual y eclesial, así como histórico y artístico de vuestra catedral  estáis llamados – con la ayuda de todos – a hacer todos los esfuerzos posibles para defenderla y mantenerla refulgente de luz y belleza, para poder estar a la altura de vuestros predecesores que la levantaron. La catedral de Monreale es el orgullo  y la gloria de vuestra ciudad, de la archidiócesis y de toda Sicilia, es un tesoro de fe que se ha hecho piedra y mosaico como  testimonio constante del apego de Sicilia a su Iglesia y requiere cuidados, dedicación  y generosidad especiales.

Las teselas resplandecientes postulan, sin embargo, algo más importante, como las lecturas de la santa misa de hoy nos ayudan a entender. Relacionan el edificio de la iglesia con el pueblo de Dios que se reúne en él. La belleza exterior del templo se refleja en la belleza del alma de cada fiel, santificada por la gracia a través del bautismo y los demás sacramentos, que nos hacen miembros del Cuerpo de Cristo.

Al magnífico edificio material corresponde el espiritual, que se construye en el amor. A este propósito San Pedro nos recuerda que: “También vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios” (1 Pedro 2: 5). Las almas salvadas por Cristo, habitadas por el Espíritu Santo, en camino hacia el Reino de Dios, son la obra maestra más grande y la catedral más hermosa para mantener  limpia, luminosa y firme  en las  buenas obras.

Las realidades más importantes, por lo tanto, no son las paredes cuajadas de mosaicos, sino las personas que reconocen al Señor Jesús como la piedra angular y que se identifican a sí mismos como “piedras vivas” de un edificio espiritual, que posee una belleza de santidad que las piedras no pueden expresar.

Pero no podemos ser piedras vivas que permanezcan aisladas, desligadas de la comunidad que nos transmite los dones del Señor. No se vive en la Iglesia como átomos independientes y autorreferenciales, porque cada uno está en  relación vital con Dios que lo creó y lo redimió y con los hermanos. El Espíritu Santo nos ha reunido en un solo pueblo, del cual somos miembros vivos. Por lo tanto, es necesario dejarse llevar por su soplo y esforzarse por crear armonía, hacer coro, difundir un concierto melodioso que multiplica las energías al servicio del bien.

Nos ayuda a entender esta dinámica fundamental el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que acabamos de leer, donde se presentan los pilares fundamentales de la Iglesia primitiva y, en consecuencia, de cada comunidad verdaderamente eclesial, que se expresa en la perseverancia, vivida en la concordia, y en el intercambio de bienes espirituales y materiales.

El primer pilar es la enseñanza de los apóstoles, testigos directos del Señor, para que la hagamos nuestra con un compromiso serio y continuo. El segundo pilar es la comunión, que indica aquí el libre intercambio de bienes materiales, que hace visible la unión espiritual de los creyentes, llamados a ser “un solo corazón y una sola alma” (4,32). La comunión garantiza que a ninguno le falte lo necesario para vivir y que los pobres puedan contar con la solidaridad y la generosidad de todos. El que quiere ser discípulo del Señor no puede por menos que socorrer a los que lo necesitan.

Como dice el apóstol Juan: “No amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la  verdad” (1 Jn 3:18). El cristianismo es, a imitación de Cristo, irradiación hacia todos y, especialmente hacia los pobres, de la caridad. Los que no lo reconocen olvidan que Nuestro Señor “el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza” (2 Corintios 8: 9), se olvida de que el amor por el prójimo que vemos es prueba y verificación del amor a Dios  a quien no vemos.

El tercer pilar es partir el pan con los hermanos en la Eucaristía con alegría y sencillez de corazón. Ejercitando la virtud de la humildad, participando en las alegrías y las penas de la comunidad, haciendo de la liturgia la principal fuente de caridad para parecernos cada vez más al pan eucarístico del que nos nutrimos, la fe se convierte en luz que  propaga la caridad. Como el Santo Padre Francisco afirmó recientemente en Molfetta: ” Quien se alimenta de la Eucaristía, asimila la misma mentalidad del Señor. Él es Pan partido para nosotros y quien lo recibe se vuelve a su vez pan partido, que no fermenta con orgullo, sino  que se da a los demás: deja de vivir para sí mismo, para su propio éxito, para obtener algo o para ser alguien, sino que vive para Jesús y como Jesús, o sea por los demás. Después de la Misa ya no se vive para uno mismo, sino para los demás”(Homilía, 20 de abril de 2018). La Eucaristía, fuente y centro de la comunidad, genera una caridad activa, tras las huellas pasos de Cristo, que se hizo caridad del Padre hacia nosotros.

La asiduidad en las oraciones en el templo, especialmente en algunos momentos significativos de la vida de la comunidad cristiana, es el cuarto pilar. Cuando los fieles se reúnen , Dios obra signos y prodigios, fortalece la comunidad,  hace que crezca y dispersa las fuerzas que la desintegran. El resultado es una vida hermosa y alegre, que sabe cómo enfrentar las vivencias humanas, en su alternancia entre alegrías y dolores, a la luz del Evangelio, sin huir de la realidad, pero con la alegría de la Pascua en el corazón, que  irradia una esperanza indestructible de vida sin fin , con Dios, con la Santísima Virgen María y todos los santos.

El pasaje del Evangelio ahora proclamado nos hace dar otra paso adelante. Jesús, hablando con la samaritana, le dice: “Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte ni en Jerusalén, adoraréis al Padre … Llega la hora – (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán  al Padre en espíritu y en verdad “(Jn 4, 21, 23). ¡Jesús dirige la atención mucho más allá del lugar exterior!

No es decisivo adorar a Dios en un lugar determinado. Es decisivo, sin embargo adorarlo, en la docilidad al Espíritu Santo, con una conciencia límpida, alejada del mal porque ha sido redimida por Cristo. El esplendor del templo y de la liturgia están dirigidos a las almas para que, a su vez, se vuelvan espléndidas por la acción de la gracia en ellas. De esta manera, la oración y la adoración se convertirán en vida y caridad. Necesitan – antes que la belleza de las piedras del templo – la belleza de un corazón dócil que ame al Señor y haga espacio para Dios en cada momento de la existencia.

En el día en que  Monreale exulta por el recuerdo de la dedicación su catedral y recuerda con alegría la entrada en la  archidiócesis de su pastor, podemos repetir las palabras de la Proclamación de Pascua  en la noche gloriosa de la resurrección de Cristo: ” Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo. ”

Que las innumerables gracias concedidas por el Señor sean una ocasión de vivo reconocimiento y un motivo de renovado compromiso, tanto a nivel personal y familiar, como eclesial y comunitario. La Virgen Madre de Dios, a la cual con el título de María Naciente este templo está dedicado, San Castrense y todos los santos de esta archidiócesis, junto con Santa Rosalía, Santa Ágata y el beato Padre Giuseppe (Pino) ​​Puglisi, sean vuestros  poderosos intercesores ante el Padre, para que os conceda todo  bien, consuelo y  gracia. Así sea.

© Librería Editorial Vaticano

La entrada Mons. Pietro Parolin: “No se vive en la Iglesia como átomos independientes y autorreferenciales” se publicó primero en ZENIT - Espanol.

12:52:00 p.m.

El Tribunal Supremo del Reino Unido emitió el pasado 30 de febrero un dictamen autorizando a que los médicos responsables del cuidado de Alfie Evans, un niño que padece una enfermedad rara, que le incapacita para oír, ver, oler y responder al tacto, como consecuencia de una degeneración cerebral, puedan desconectarlo del soporte que lo mantiene con vida. Alfie tiene 23 meses de edad y permanece hospitalizado desde diciembre de 2016 en “estado semi-vegetativo” debido a una condición neurológica degenerativa desconocida (ver más AQUÍ).

Sus padres Tom Evans y Kate James se opusieron desde el principio a esta medida, porque siguen teniendo la esperanza de prolongar la vida de su hijo con un tratamiento que les han ofrecido desde un hospital especializado en Roma. A pesar de ello, el equipo médico decidió que había que retirarle a Alfie la ventilación asistida. Sin embargo, sus padres han manifestado que no van a renunciar a seguir luchando por la vida su hijo. Por ello, la familia apeló a los tribunales de justicia.

Finalmente, los padres perdieron, y su demanda recibió rechazo tras rechazo en todas las instancias judiciales a las que acudieron, incluida la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo. El pasado 24 de abril, los médicos decidieron retirar la respiración mecánica a Alfie, pero tras quitársela, sorprendentemente respira por si mismo. “Alfie lleva respirando horas y no está sufriendo”, declaró emocionado su progenitor. Tom Evans tuvo que luchar, otra vez, para que los médicos accedieran, tras cuarenta minutos de conversación, a «darle agua y oxigenar su cuerpo» al ver que, seis horas después de desconectarlo de las máquinas, el niño seguía con vida.

Sobre la patria potestad del bebé

Nicolás Jouve, catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá de Henares y experto en Bioética, ha declarado en el programa de radio ‘Herrera en Cope’ que “en España no ocurriría un supuesto como el de Alfie “porque no hay una normativa que admita esa pérdida de la patria potestad” de los padres, esto es, de los derechos y obligaciones que tienen sobre el menor. A su juicio, “en el caso del niño la autonomía de los médicos del hospital sorprende frente a la voluntad de unos padres que lo único que quieren es que se agoten todas las posibilidades o que el niño muera de forma natural”.

Así, Jouve ha dicho que no se puede entender por qué los padres pierden la patria potestad del bebé ya que son quienes tienen el derecho de defenderlo. “Por muy triste que sea su caso, son los padres los que están en su pleno derecho de agotar todas las posibilidades que existan, por lo menos para los cuidados finales”.

Punto de vista bioético

En nuestra opinión, un primer aspecto a considerar desde un punto de vista bioético, es si ha sido correcto suprimir la respiración artificial a Alfie. Nuestra opinión es que retirar un medio vital, como puede ser la respiración asistida mecánica, solo sería éticamente válido, en caso de riesgo inminente de muerte y existencia de sufrimientos intensos bien contrastados. Sin embargo, en este caso concreto no nos parece que exista riesgo inmediato de muerte, dado que el niño lleva enfermo desde Diciembre de 2016 y continúa viviendo, e incluso se planteó la posibilidad de trasladarlo al Hospital Bambino Gesú en Italia para continuar con el tratamiento. Tampoco existe constancia de la existencia de un sufrimiento intenso. El papa Francisco se volcó en este caso, pidiendo que se hiciera lo imposible para efectuar el traslado. Por ello, creemos que retirarle la respiración mecánica  se podría calificar como un acto objetivamente eutanásico.

Este caso merece una amplia reflexión bioética, y puede servir como base  para la misma, lo que ya expusimos con motivo del caso de Charlie Gard, muy parecido al de Alfie Evans.

*Foto:lifenews

La entrada Alfie: El pequeño lleva ya más de 60 horas respirando sin asistencia mecánica se publicó primero en ZENIT - Espanol.

Agencia Catolica

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets