septiembre 2019

3:37:00 p.m.

Vaticano, 30 Sep. 19 (ACI Prensa).-
En la homilía de la Misa celebrada hoy en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco calificó de “trágico” que el índice de natalidad de varios países se haya reducido, quedándose sin niños, y al mismo tiempo que se descuide la vida de los ancianos.  

“Cuando un país envejece y no hay niños, no se ven cochecitos de niños en las calles, no se ven a las mujeres embarazadas: ‘Un niño, mejor no…’. Cuando se lee que en ese país hay más jubilados que trabajadores. ¡Es trágico! Y cuántos países hoy en día están empezando a vivir este invierno demográfico”, apuntó el Papa Francisco el lunes 30 de septiembre.

Asimismo, dijo que “cuando se descuidan a los ancianos se pierde – digámoslo sin vergüenza – la tradición, la tradición que no es un museo de cosas viejas, es la garantía del futuro, es el jugo de las raíces que hace crecer el árbol y da flores y frutos”.

“Es una sociedad estéril para ambas partes y por eso termina mal”, advirtió el Pontífice.

Para contrarrestar este fenómeno, el Papa Francisco explicó que está el corazón del mensaje de Dios, que es “la cultura de la esperanza” que está representada precisamente por “ancianos y jóvenes” y añadió que ellos son la certeza de la supervivencia de “un país, de una patria y de la Iglesia”.

Por tal motivo, el Santo Padre animó a impulsar el intercambio recíproco entre los ancianos y los jóvenes, para ir en contra de la difundida cultura del descarte.

Finalmente, el Papa Francisco recordó algunos de sus viajes apostólicos en donde los adultos levantan a sus hijos para que el Papa los bendiga y lo hacen como para mostrar sus propias “joyas”.

“No me olvido de esa ancianita en la plaza central de Iași, en Rumania, cuando esta abuela me miró – era como las abuelas rumanas, con el velo – me miró, tenía a su nieto en brazos y me lo mostraba, como diciendo: ‘Ésta es mi victoria, éste es mi triunfo’. Esa imagen, que ha dado la vuelta al mundo, nos dice más que esta predicación”, concluyó el Papa.

11:10:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- “¡Ojalá vuestros Institutos colaboren cada vez más con las Iglesias particulares ‘con el fin de despertar aún más la conciencia misionera de la missio ad gentes y de retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral!'”, ha exhortado Francisco a los misioneros de los institutos italianos.

“Me alegra encontraros y os agradezco que hayáis pedido esta audiencia juntos, como Institutos religiosos específicamente misioneros nacidos en Italia”, así ha recibido el Santo Padre en audiencia a las delegaciones de los Institutos Misioneros de fundación italiana, esta mañana, 30 de septiembre de 2019, en el Palacio Apostólico Vaticano.

“Os doy las gracias por el claro testimonio que dais de vuestra vocación, que es inseparablemente eclesial y carismática”, ha expresado el Santo Padre a los misioneros y misioneras de los institutos italianos.

El Papa ha recordado la importancia de la figura del misionero, que “vive la valentía del Evangelio sin demasiados cálculos, a veces yendo más allá del sentido común, porque está empujado por la confianza depositada exclusivamente en Jesús”. Y ha señalado que “hay una mística de la misión, una sed de comunión con Cristo a través del testimonio”.

Misioneros ad gentes

En este contexto, ha expresado su gratitud a los fundadores de estas instituciones religiosas. “La fundación de vuestras familias religiosas, con su generosa apertura al mundo, ha sido un signo de valentía y confianza en el Señor”.

“Me ha emocionado escucharos repetir sin vacilar: ‘Somos misioneras y misioneros ad gentes… ad extra… ad vitam‘, ha aplaudido el Papa. “Lo decís sin triunfalismo ni sentido de desafío, al contrario, conscientes de la crisis actual, acogida como una oportunidad para el discernimiento, la conversión, la renovación”. Así, les ha animado a continuar aportando su contribución específica al “esfuerzo de evangelización de toda la Iglesia”.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes durante la Audiencia:

***

Discurso del Papa 

Queridos hermanos y hermanas:

Me alegra encontraros y os agradezco que hayáis pedido esta audiencia juntos, como Institutos religiosos específicamente misioneros nacidos en Italia. Agradezco el saludo y la introducción. Considero providencial que nos encontremos en vísperas del Mes Misionero Extraordinario, porque nos permite reflexionar juntos sobre la misión y, sobre todo, invocar para ella la gracia de Dios.

En primer lugar, siento la necesidad de expresar mi gratitud a vuestros fundadores. En una turbulenta época histórica -desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX- la fundación de vuestras familias religiosas, con su generosa apertura al mundo, ha sido un signo de valentía y confianza en el Señor. Cuando todo parecía llevar a conservar lo existente, vuestros fundadores -aunque se podrían añadir otras figuras, como Santa Cabrini- fueron, por el contrario, los protagonistas de un nuevo impulso hacia el otro y hacia lo lejano. De la conservación al impulso.

El misionero vive la valentía del Evangelio sin demasiados cálculos, a veces yendo más allá del sentido común, porque está empujado por la confianza depositada exclusivamente en Jesús. Hay una mística de la misión, una sed de comunión con Cristo a través del testimonio, que vuestros fundadores han vivido y que los ha llevado a entregarse totalmente. Es necesario redescubrir este misticismo en toda su fascinante belleza, porque conserva para siempre su extraordinario poder. Como dice San Pablo: “El amor de Cristo nos apremia, al pensar que uno murió por todos”. (2 Cor 5,14).

La Virgen María es también nuestra maestra: ella que, inmediatamente, después de haber concebido a Jesús, salió a toda prisa a ayudar a su prima; y así llevó a Jesús a esa casa, a esa familia, y al mismo tiempo lo llevó al pueblo de Israel y lo trajo al mundo. María sale porque está habitada por Cristo y por su Espíritu. Por eso también partís vosotros, porque estáis habitados por Cristo y por su Espíritu. No hay otra razón que el Cristo Resucitado para decidirse a partir, para dejar a vuestros seres queridos, a vuestro país, a vuestros amigos, a vuestra cultura. Es hermoso escuchar en vuestras palabras esta pasión por Cristo y por su Reino; como en el memorable discurso de Pablo VI en Manila que mencionáis en vuestro Documento.

Entonces, sobre esta base, está bien fundamentada la confirmación de vuestra dedicación a la misión ad gentes. Os doy las gracias por el claro testimonio que dais de vuestra vocación, que es inseparablemente eclesial y carismática. Eclesial en el fondo, enraizada en el Bautismo, y al mismo tiempo ligada al carisma al que el Señor os ha atraído y en el que vuestra vida ha tomado forma.

Me ha emocionado escucharos repetir sin vacilar: “Somos misioneras y misioneros ad gentes… ad extra… ad vitam“. Y no lo decís como un eslogan – ¡sería peligroso! -sino con las motivaciones y especificaciones necesarias. Lo decís sin triunfalismo ni sentido de desafío, al contrario, conscientes de la crisis actual, acogida como una oportunidad para el discernimiento, la conversión, la renovación.

Consagrándoos a la misión ad gentes, aportáis vuestra contribución específica al esfuerzo de evangelización de toda la Iglesia. Con la riqueza de los carismas de vuestros Institutos –que quiere decir, corazones, rostros, historias y también la sangre de los misioneros- interpretáis el mensaje de la Evangelii nuntiandi de San Pablo VI, el de la Redemptoris missio de San Juan Pablo II y el de la Evangelii gaudium. Y con esta hermenéutica encarnada en vuestra vida y en la de vuestras comunidades enriquecéis el sentimiento y el camino de la Iglesia.

Ayudáis a mantener viva en el pueblo de Dios la conciencia de ser constitucionalmente “en salida”, enviado a llevar a todas las naciones la bendición de Dios que es Jesucristo. Y también le ayudáis a recordar que la misión no es una obra individual, de “campeones solitarios”, sino comunitaria, fraterna, compartida. En este sentido, la colaboración entre vuestros Institutos es un valor añadido: ¡adelante!

Otra contribución que ofrecéis a la Iglesia es la de mostrar que la misión no es “unidireccional” -de Europa al resto del mundo-, estas son las huellas del viejo colonialismo… sino que vive de un intercambio, que ahora es evidente pero que debe ser entendido como un valor, un signo de los tiempos. Hoy la mayoría de las vocaciones sacerdotales y religiosas surgen en territorios que antes sólo recibían misioneros. Este hecho, por una parte, aumenta en nosotros el sentido de gratitud hacia los santos evangelizadores que sembraron con grandes sacrificios en esas tierras; y, por otra, constituye un desafío para las Iglesias y para los Institutos: un desafío para la comunión y para la formación. Pero es un desafío que debe aceptarse sin miedo, con confianza en el Espíritu Santo que es el Maestro en armonizar las diferencias. Pero, recuerdo que en nuestra Congregación General XXXII -estoy hablando de 1974- recuerdo que se hablaba de la Compañía de Jesús en varios lugares, y alguien dijo: “Pero, tal vez tengamos un general indio, un general africano”: en aquella época era extraño. Todo el mundo tenía que ser europeo. Y hoy cuántas, cuántas congregaciones religiosas tienen superiores y superioras generales que vienen de esas tierras. También nosotros tenemos un latinoamericano allí, como general, hoy…. La cosa se ha invertido: lo que en 1974 era una utopía, hoy es la realidad.

Queridos hermanos y hermanas, dejar vuestro amado país es un signo que devuelve la fuerza y el valor a vuestras comunidades de origen. Con vuestra partida seguís diciendo: con Cristo no hay aburrimiento, ni cansancio, ni tristeza, porque Él es la continua novedad de nuestra vida. El misionero necesita la alegría del Evangelio: sin ella no se hace misión, se anuncia un Evangelio que no atrae. Y el núcleo de la misión es esta atracción de Cristo: es el único que atrae. Los hombres y mujeres de hoy, en Italia y en el mundo, necesitan ver personas que tengan en sus corazones la alegría del Resucitado – que han sido atraídos por el Señor- . Este testimonio, visible en el diálogo, en la caridad mutua, en la aceptación mutua y en el compartir, dice la belleza del Evangelio, atrae la alegría de creer en Jesús y de anclarse en Él. Es Jesús mismo quien nos atrae. ¡Es Él!. Que esta alegría, esta belleza del Evangelio, encuentre siempre un espacio en vuestros corazones, en vuestros gestos, en vuestras palabras, en la manera de vivir las relaciones.

El anuncio de la belleza, de la alegría y de la novedad del Evangelio sea explícito e implícito; abarque todas las situaciones de la aventura humana. No tengáis miedo de dar testimonio de Jesús aun cuando sea incómodo o poco conveniente. Pero testimoniarlo con toda la vida, no con métodos empresariales que parecen más una mística de proselitismo que una verdadera evangelización. No olvidéis que el protagonista de la evangelización es el Espíritu Santo… El sabrá, el Señor,  encontrar la manera de arraigar esa pequeña semilla que es su nombre pronunciado en el amor por un misionero o  una misionera y transformarla poco a poco en una planta de fe sólida a cuya sombra tantos podrán descansar. La semilla enterrada… y recuerdo algo que me dijo el Cardenal Hummes: está jubilado pero es el responsable del episcopado brasileño para toda la región del Amazonas, y cuando va a un pueblo, a un pueblo, una de las primeras cosas que hace es ir al cementerio, a ver las tumbas de los misioneros. Me dijo esto y añadió: “Todos estos se merecen que los canonicen, por la semill enterrada allí”. Un hermoso pensamiento.

La Iglesia italiana necesita también de vosotros, de vuestro testimonio, de vuestro entusiasmo y de vuestra valentía para emprender nuevos caminos de anuncio del Evangelio. Necesita darse cuenta de que las gentes lejanas han venido a vivir a nuestros países, son los desconocidos de la puerta de al lado. También los italianos de la puerta de al lado, Nuestros paisanos. Es necesario redescubrir la fascinante aventura de estar cerca unos de otros, de hacerse amigos, de acogerse y de ayudarse mutuamente. Esta actitud concierne a todos: sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos. El tema del mes misionero extraordinario de octubre de 2019 es “Bautizado y enviado”, elegido precisamente para recordarnos que la naturaleza intrínseca de la Iglesia es misionera.

¡Ojalá vuestros Institutos colaboren cada vez más con las Iglesias particulares “con el fin de despertar aún más la conciencia misionera de la missio ad gentes y de retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral!” (Carta de convocatoria del mes misionero extraordinario de 2019). Os  acompaño con mi oración y de todo corazón os bendigo. Y vosotros, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.

© Librería Editorial Vaticana

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10:51:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- Del 29 de septiembre al 3 de octubre de 2019 se está celebrando el encuentro fundacional de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REEMAM) en Ciudad de México, al que asisten los siete obispos de la región.

Así lo informó el Departamento de Comunicación y Prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

Mensaje de Mons. Cabrejos

En un video mensaje a los participantes en dicha reunión, el presidente del CELAM, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, expuso que la REEMAM pretende articular en procesos pastorales conjuntos, las iniciativas eclesiales destinadas al cuidado de la Casa Común en el Corredor Biológico Mesoamericano (CBM).

Así, se trata de una red ecológica y eclesial que interconecta a siete países: México, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá.

Según Mons. Cabrejos, la Encíclica Laudato Si’ recuerda que “todo está relacionado”, y, por tanto, lo está también “la conectividad de pueblos originarios ancestrales, con bosques y agua, en la estructura ecológica principal de esta parte del continente, la necesidad de actuar en conjunto frente al cambio climático, la conciencia de compartir riquezas comunes en biodiversidad y tradición cultural, pero a la vez afrontar graves problemas ambientales comunes, respalda la iniciativa de trascender fronteras y como Iglesia en salida, propiciar una cultura del encuentro en esta porción de la Casa Común”.

Derechos humanos

Según el presidente del CELAM, la REEMAM debe convertirse en un instrumento pertinente en ámbitos como la búsqueda de la justicia y la legalidad en el marco de la promoción y tutela de los derechos humanos, por lo que ha de fomentar la cooperación entre iglesias e instituciones públicas en diversos niveles: “Como la prevención de conflictos, el estudio y la difusión de la información y el desarrollo humano integral y solidario, el uso responsable y sostenible de los recursos naturales.

Asimismo, “busca la cooperación solidaria, la incidencia y la visibilización de las acciones en favor de la ecología integral”, explicó el presidente del CELAM.

Igualmente, para él, el proceso de creación de la REEMAM debe contemplar aspectos como la transnacionalidad, la eclesialidad y el compromiso por la tutela de la vida, con el fin de cumplir el objetivo orientado a unir esfuerzos para preservar los derechos fundamentales de los habitantes de dicho corredor biológico.

Apoyos

La Red Eclesial Ecológica Mesoamericana REEMAM, recibe el apoyo del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano, del Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas (SELACC) y del equipo zonal de Cáritas de la región CAMEX (Centroamérica y México).

El Consejo Episcopal Latinoamericano estará presente en el encuentro fundacional de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana a través de su secretario general, Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro

Trabajo previo

Desde 2017, en cada uno cada uno de los países de la región CAMEX se han realizado  talleres de Ecología Integral. Estos comenzaron en Honduras y concluyeron en Panamá este año.

A partir de estas iniciativas se generó un escenario de diálogo y discernimiento pastoral desde la mirada de Ecología Integral que propone la Carta Encíclica Laudato Si’.

De este modo, de acuerdo a la misma fuente, se identificaron criterios comunes e itinerarios de acción conjunta en aras de constituir una red eclesial que promueva una cultura de la vida en el bioma mesoamericano, así como para comprender la estructura y dinámica de este corredor biológico y sus implicaciones para la acción evangelizadora de la Iglesia del continente.

Para ello fue necesario conocer los problemas que interpelan la respuesta profética de la Iglesia y los compromisos que deben hacerse para incidir positivamente en la vida de quienes habitan la región.

Después de haber participado en talleres, de haber estudiado la situación y de analizar la importancia de la creación de un corredor biológico mesoamericano, se convocó a los representantes de cada país para profundizar durante tres días en el mensaje de la Encíclica Laudato Si’ y su aplicación en el contexto nacional y regional, conforme a la propuesta de impulsar acciones evangelizadoras en el mencionado corredor.

Vínculo con la REPAM

La REEMAM está inspirada en la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), que nació con el mismo objetivo que la mesoamericana, en el bioma de la panamazonía. De hecho, para su creación, se analizó la experiencia de la REPAM, como modelo de referencia para impulsar la nueva red y determinar los pasos necesarios a seguir para su constitución e implementación.

Efectivamente, como señala Vatican News, al igual que la Amazonía, el corredor biológico mesoamericano es un territorio arrasado y amenazado por las concesiones de los Estados a las corporaciones transnacionales.

Los proyectos extractivos, los monocultivos y el cambio climático están devastando sus tierras y el entorno natural, destruyen su cultura, la autodeterminación de los pueblos y sobre todo afectan a Cristo encarnado en las personas que lo habitan (pueblos originarios, ribereños, campesinos, afro descendientes y poblaciones urbanas).

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9:25:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- El Papa Francisco ha recordado que el mensaje de Dios es el de la “cultura de la esperanza”, representada en nuestra sociedad por “viejos y jóvenes”, que constituyen la certeza de la supervivencia de “un país, de una patria y de la Iglesia”.

Hoy, 30 de septiembre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, se releyó el octavo capítulo del libro del Profeta Zacarías, a partir del cual el Santo Padre subrayó que el amor de Dios por su pueblo es grande, es como un fuego que nos hace más humanos, indica Vatican News.

Ancianos y niños

Con respecto a la primera lectura, Francisco expuso que en ella existen claros “signos de la presencia del Señor” con su pueblo, una “presencia que nos hace más humanos” y nos hace “maduros”.

Y estos signos proceden de la abundancia de la vida, de los niños y ancianos de nuestra sociedad: “El signo de la vida, el signo del respeto por la vida, del amor por la vida, el signo de hacer crecer la vida… es el signo de la presencia de Dios en nuestras comunidades y también el signo de la presencia de Dios que hace madurar a un pueblo cuando hay ancianos”.

Y reiteró que la señal de la presencia de Dios se encuentra “cuando un pueblo se preocupa por los ancianos y los niños, los tiene como su tesoro” (…), “es la promesa de un futuro”.

Cultura del descarte, una ruina

Remitiendo a la profecía de Joel,“sus ancianos tendrán sueños, sus jóvenes tendrán visiones”, en el que se habla del intercambio recíproco entre las dos generaciones, el Pontífice reseñó que, contrariamente, en nuestra realidad predomina la cultura del descarte.

De acuerdo a la misma fuente,  la citada cultura del descarte es definida por el Obispo de Roma como una “ruina”, que nos lleva a “devolver al remitente” a los niños o a llevar a los ancianos a las residencias porque “no producen”, “porque impiden una vida normal”.

Los ancianos, raíces para crecer

Y, para que se comprenda mejor lo que significa descuidar a los ancianos y a los niños, el Papa contó una historia de su abuela. En ella, el padre de una familia decidió mandar al abuelo a comer solo en la cocina porque, por su avanzada edad, dejaba caer la sopa y se ensuciaba. Un día, se encontró a su hijo construyendo una mesa de madera porque pensaba que tarde o temprano tendría el mismo destino que su abuelo.

Así, para Francisco, si se desatiende a los niños y a los ancianos, surgen los efectos negativos de las sociedades modernas: “Cuando un país envejece y no hay niños, no se ven cochecitos de niños en las calles, no se ven a las mujeres embarazadas: ‘Un niño, mejor no…’. Cuando se lee que en ese país hay más pensionistas que trabajadores. ¡Es trágico! Y cuántos países hoy en día están empezando a vivir este invierno demográfico. Y cuando se descuidan a los viejos se pierde – digámoslo sin vergüenza – la tradición, la tradición que no es un museo de cosas viejas, es la garantía del futuro, es el jugo de las raíces que hace crecer el árbol y da flores y frutos. Es una sociedad estéril para ambas partes y por eso termina mal”.

Y agregó que, aunque “la juventud se puede comprar”, a través del de maquillaje, cirugía plástica y liftings, todo ello termina siempre en lo “ridículo”.

“Esta es mi victoria”

Finalmente, recordó cómo en sus múltiples viajes por el mundo los padres levantan a sus hijos para que los bendiga, para mostrar sus propias “joyas”.

En concreto se refirió a la anciana con la que se cruzó en Isasi, Rumanía, que llevaba a su nieto en brazos y se lo enseñó como diciendo “Ésta es mi victoria, este es mi triunfo”.

Dicha imagen de la abuela con su nieto, “nos dice más que esta predicación. Por lo tanto, el amor de Dios es siempre sembrar amor y hacer crecer al pueblo. No a la cultura del descarte. Me dan ganas de decir, disculpen, a ustedes, los párrocos, cuando por la noche hacen su examen de conciencia, pregúntense lo siguiente: ¿Cómo me he comportado hoy con los niños y los ancianos? Nos ayudará”, concluyó.

La entrada Santa Marta: Cuidar a los niños y los ancianos, símbolo de la “cultura de la esperanza” se publicó primero en ZENIT - Espanol.

7:20:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- Por primera vez, los círculos de discípulos de Joseph Ratzinger, han llevado a cabo un simposio abierto en la sede del Augustinianum en Roma. El tema de este año ha sido de gran actualidad: “Retos actuales del sacerdocio ordenado en la Iglesia”.

La teología de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI sirvió como punto de referencia para abordar la cuestión. El simposio tuvo presente la crisis provocada por el escándalo de los abusos sexuales, y la confusión creada por quienes proponen la abolición del celibato sacerdotal. El simposio ha contado con la presencia de destacados ponentes como el cardenal Gerhard Ludwig Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y la teóloga Marianne Schlosser, premio Ratzinger de teología.

Así, esta teología ofrece una gran aportación para comprender la esencia del ministerio sacerdotal ordenado, el celibato sacerdotal por el reino de los cielos, y todo aquello que es necesario renovar y transmitir del ministerio sacerdotal que la Iglesia ha recibido de Cristo.

Al final de la sesión se hizo pública una declaración, cuyo texto completo reproducimos:

***

“Yo recibí del Señor lo que os he transmitido”

Mensaje final del simposio público “Retos actuales del sacerdocio ordenado en la Iglesia”

  1. Con el Simposio sobre los “Retos actuales del sacerdocio ordenado en la Iglesia“, el Círculo y Nuevo círculo de discípulos de Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI persigue, después de muchos años y por primera vez una mayor dimensión pública. Esta decisión se debe a la convicción de que es llegado el momento de abrir el pensamiento teológico del Papa emérito a un público más amplio también por medio de conferencias y debates. Estamos contentos y agradecidos de que haya tantos interesados en aceptar esta invitación y abrigamos la esperanza de que esto también será un buen comienzo para nuestro futuro trabajo.
  2. También la carta del Papa Francisco a los sacerdotes con motivo del 160º aniversario de la muerte del santo Cura de Ars –del 4 de agosto de 2019– nos ha reafirmado en la decisión tomada de tratar el tema del sacerdocio ordenado en la Iglesia. En un „tiempo de sufrimiento“, ensombrecido por el escándalo de los abusos, nos planteamos este reto en busca de “palabras y caminos de esperanza”, para que en “tiempos de purificación eclesial” se pueda reconocer y acoger nuevamente la belleza y el significado del ministerio ordenado como un regalo del Señor a su Iglesia. Por eso, en nuestras consideraciones se ha acentuado especialmente el sacerdocio sacramental y se ha tratado de profundizar en él a la luz de la teología de Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI.
  3. Las declaraciones sobre el sacerdocio ordenado están indefectiblemente en relación con la cuestión de la esencia de la Iglesia. En este sentido, la Teología de Joseph Ratzinger se apoya en el Concilio Vaticano II y ofrece una interpretación auténtica del mismo. Esto ya lo había reconocido el Papa Juan XXIII, cuando supo y aprobó efusivamente la conferencia sobre el tema “El Concilio y el mundo del pensamiento moderno”, que el prof. Ratzinger había preparado para el Cardenal Frings. El último Concilio caracteriza a la Iglesia como “sacramento universal” (LG 48). En cuanto tal, ella es “signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1). En la Iglesia prolonga el Resucitado Su acción salvífica. En el bautismo, el cristiano, conformado con Cristo e incorporado a Su Iglesia como a Su cuerpo, participa de la vida eterna y es llamado a seguir el camino de la santidad. Todos los bautizados son llamados a tal vida y tal testimonio en el sacerdocio común. En el íntimo centro de la Iglesia –cosa que se subraya claramente en la teología de Joseph Ratzinger– se encuentran aquellos hombres que llevan una vida santa. En eso consiste la meta del ser cristiano: la configuración con Jesucristo. Por eso agradecemos todos los testimonios de esta santidad en el matrimonio y la familia, en la vida consagrada y en todas las demás formas de vida que hoy pueden darse en la Iglesia.
  4. Para comprender el ministerio ordenado es necesaria una perspectiva sacramental, tal como ha sido expuesta en el último Concilio. Cristo el Señor instituyó en Su Iglesia diversos ministerios “ordenados al bien de todo el Cuerpo” (LG 18). La vocación y la existencia del sacerdote están determinadas únicamente por la voluntad de Cristo Jesús (cfr. Heb 5,1ss) y no se derivan de consideraciones humanas o determinaciones eclesiales. En Él y con Él, el sacerdote se convierte en “proclamador de la Palabra y servidor de la alegría”.
  5. La configuración con Cristo que el sacerdote recibe en el sacramento de la ordenación se distingue del sacerdocio común no sólo en grado sino esencialmente (cfr. LG 10). El sacerdote actúa “en la persona de Cristo, la Cabeza de la Iglesia” (agere in persona Christi capitis). No es un funcionario, sino que estando con Cristo lleva a cabo la misión que le viene de Dios. Esto se hace especialmente patente en la potestad sagrada de perdonar los pecados, de transformar el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo, así como de celebrar los demás sacramentos. El sacerdote representa en forma sacramental a Cristo como buen Pastor (cfr. Jn 10,10). En esta reciprocidad personal de Cristo y la Iglesia, del sacerdote y los fieles se fundamenta, según la enseñanza de la Iglesia, la razón decisiva, por ser esencial, de la representación sacramental de Cristo en el sacerdote. En este sentido, no representa a Cristo como lo haría un embajador, más bien se trata de una representación real, en donde el seguimiento por el camino de la cruz es el criterio fundamental.
  6. Por eso se pueden extraer consideraciones fundamentales con respecto al estilo de vida sacerdotal, que debe estar en armonía con el modo de vida de Cristo. Sólo entonces la “representación” del sacerdote se hace creíble. La presencia de Cristo no se debe restringir únicamente a la acción sacramental, sino que se debe hacer reconocible y efectiva en la vida cotidiana. De ello se deducen las obligaciones de obediencia y celibato por el Reino de los cielos, que son expresión humana y espiritual de la configuración sacramental del sacerdote con Cristo. Por tanto, la consagración sacerdotal implica un seguimiento personal de Cristo, mientras que el pecado es un escándalo que oscurece la credibilidad. Puesto que el sacerdote existe desde Cristo, también la participación en la forma de vida de Jesús “se acomoda” (PO 5) a aquellos que actúan en Su persona. El celibato es por tanto, según la tradición permanente de la Iglesia latina, un signo elocuente de la esperanza creyente y del amor magnánimo a Cristo y a Su Iglesia.
  7. En tiempos de crisis y de purificación dolorosa de la Iglesia no son las reformas de las estructuras las que en primer lugar curan y ayudan, sino un testimonio de fe vivido con autenticidad. Sólo cuando nuestras miradas en conjunto se dirijan a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, la Iglesia se renovará.
  8. La declaración de San Pablo, “yo recibí del Señor lo que os he transmitido” (cfr. 1 Cor 11,23) refleja el atributo esencial del sacerdote. La grandeza de este regalo se ha oscurecido por los escándalos y ha sacudido su credibilidad. Sólo se encontrará una solución si está claro y permanece claro en qué consiste la esencia del ministerio presbiteral en la Iglesia y si se testimonia con la vida. La teología de Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI ofrece respuestas a este doble reto y muestra un camino conscientemente unido a la Tradición y que conduce a aquella reforma que orienta la vida hacia Cristo y le otorga credibilidad.
  9. El estudio y la oración de esta Jornada lo encomendamos a la intercesión y ayuda de la Virgen María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia.

Roma, 28 de septiembre de 2019

Círculo y Nuevo Círculo de discípulos de Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI

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7:10:00 a.m.

Nueva Delhi (Agencia Fides) - El primer ministro Narendra Modi expresó su aprecio por el hecho de que un indio se encuentre entre los cinco católicos que serán canonizados por el papa Francisco en octubre. "Es motivo de orgullo para todos los indios que, el 13 de octubre, el papa Francisco declarará santa a la beata hermana Mariam Thresia", dijo el primer ministro el 29 de septiembre durante ‘Mann Ki Baat’ (‘La Voz del Corazón’), su programa mensual de radio.
"Rindo un sincero homenaje a la hermana Mariam Thresia y felicito a los ciudadanos de la India, y en particular a nuestros hermanos y hermanas cristianos, por este acontecimiento", dijo el primer ministro.
La hermana Mariam Thresia Chiramel Mankidiyan (1876-1926) fundó la Congregación de la Sagrada Familia para difundir los valores cristianos entre las familias, el 14 de mayo de 1914 en Mannuthy, un pueblo cerca de la ciudad de Thrissur en el estado de Kerala, al sur de la India.
La monja india será canonizada en una santa misa en el Vaticano junto con el cardenal inglés John Henry Newman, la hermana italiana Giuseppina Vannini, la suiza Marguerite Bays y la brasileña Dulce Lopes Pontes.
En el santuario de la beata Mariam Thresia en Kuzhikkattussery en el distrito de Thrissur, Kerala, las celebraciones comenzaron después de que el papa Francisco aprobara su canonización.
"Los fieles de Kerala participarán en una vigilia de oración el día antes de su canonización en el Vaticano", dijo sor Rosmin Mathew del convento de Mariam Thresia en Kuzhikkattussery.
La hermana Mariam nació en una familia siro-malabar el 26 de abril de 1876 en la aldea de Puthenchira en Kerala y murió el 8 de junio de 1926 en Kuzhikkattussery. Fue declarada "venerable" el 28 de junio de 1999 y beatificada el 9 de abril de 2000 por el papa Juan Pablo II en Roma. Construyó muchas escuelas, albergues y orfanatos y a lo largo de su vida y se dedicó a la causa de la educación de la mujer en la India.
Mariam Thresia será la cuarta católica de Kerala que será declarada "santa" en la Iglesia católica. La primera fue la hermana Alphonsa, miembro de la Congregación de las Clarisas Franciscanas, en 2008. El papa Francisco canonizó al padre Kuriakose Elías Chavara y a la hermana Eufrasia en 2014.
Hoy su congregación tiene más de 1.500 hermanas profesas y 119 novicias que viven en 176 casas en siete provincias, la mayoría de ellas está en la India, pero también están comprometidas en Alemania, Italia y Ghana. (SD) (Agencia Fides 30/9/2019).


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7:10:00 a.m.

Libreville (Agencia Fides) - "Estamos satisfechos con la participación de los fieles en la ceremonia de clausura del Jubileo" dijo a la Agencia Fides mons. Francisco Escalante Molina, nuncio apostólico en Gabón y Congo Brazzaville, comentando la solemne ceremonia con la que ayer, domingo 29 de septiembre, clausuró el Jubileo del 175º aniversario de la evangelización de Gabón, lanzado en septiembre de 2018 (ver Fides 27 y 28 de septiembre de 2019). "El evento se celebró en el Palais des Sports de Libreville, que tiene una capacidad de 5.000 personas y estaba casi lleno. Así que hubo una buena participación de los fieles no sólo de Libreville sino de todas las diócesis del país", dijo mons. Escalante Molina.
"Durante la ceremonia, que duró cuatro horas, las intervenciones de, entre otros, mons. Giampietro Dal Toso, subsecretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, con el cargo de presidente de las Obras Misionales Pontificias (que el sábado 28 de septiembre celebraron varios encuentros con el clero diocesano y los religiosos), del cardenal Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Uagadugú, en representación de SECAM/SCEAM (Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar), y representantes de ACERAC (Asociación de Conferencias Episcopales de la Región de África Central). Había también algunos obispos europeos, como el de Toulouse y dos obispos sardos. De particular importancia fue la ordenación de 16 nuevos sacerdotes de todas las diócesis de Gabón, algunos de los cuales son religiosos, tanto espirituales (padres de la Congregación del Espíritu Santo) como claretianos (misioneros hijos del Inmaculado Corazón de María)".
"En representación de las autoridades civiles estaban el primer Ministro, Julien Nkoghe Bekalé, el presidente del Senado, el presidente del Tribunal Constitucional y otros miembros del Gobierno. También estuvieron presentes los descendientes de mons. Jean-Rémi Bessieux, el padre espiritual que fundó la Iglesia en Gabón. Después de la misa en la reunión de cortesía con el primer ministro, anunció que el importante bulevar de Libreville que llevaba el nombre de monseñor Jean-Rémi Bessieux, y que había sido renombrado, recuperará el nombre original, para honrar su memoria", añadió el nuncio.
"Al final del Año Jubilar podemos decir que se ha fortalecido la Iglesia en Gabón, con una profundización por parte de los fieles del sentido de la evangelización y de la misión. Pude ver directamente el gran compromiso de las comunidades locales durante mis visitas a las diversas diócesis, para participar en los Jubileos diocesanos individuales", concluyó mons. Escalante Molina. (L.M.) (Agencia Fides 30/9/2019).


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Eglise Catholique du Gabon

Libreville (Agencia Fides) - Todo el ‘fervor espiritual y pastoral’ que caracterizó el año de preparación de los 175 años de evangelización de Gabón (ver Fides 27 y 28/9/2019), "no se detendrá al final de este año jubilar, sino que deberá entrar permanentemente en la vida cristiana cotidiana de todos los bautizados". Esta es la exhortación expresada por el arzobispo Giampietro Dal Toso, presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP), que el domingo 29 de septiembre presidió la celebración jubilar en Libreville, durante la cual fueron ordenados 16 sacerdotes. En vísperas del Mes Misionero Extraordinario de octubre de 2019, el arzobispo subrayó: "El acontecimiento del Mes Misionero Extraordinario se vivirá en la Iglesia local de Gabón como una prolongación natural de este Jubileo de 175 años, cuyas celebraciones terminan hoy, para reflejar una nueva luz. Al igual que este Jubileo, que llega a su fin, el Mes Misionero Extraordinario de octubre de 2019 es una oportunidad para que la gracia intensa y fecunda promueva iniciativas e intensifique caminos y medios para despertar en cada cristiano la conciencia de la responsabilidad misionera".
En su homilía, el arzobispo recordó que el 29 de septiembre de 1844, fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, se celebró la primera misa en suelo gabonés, acontecimiento fundador de la Iglesia católica en esta nación. Jean Rémi Bessieux, Spiritano, y los que le siguieron, sacerdotes, monjas y laicos, que dieron su vida por la obra de evangelización de Gabón. "Es a todos estos misioneros y a sus colaboradores, vuestros antepasados en la fe -dijo- a quienes rendimos un vibrante homenaje a través de esta solemnidad a la que sus voces, sus alabanzas a la gloria de Dios, se unen desde lo alto en el cielo".
En nombre del santo padre, el papa Francisco, en nombre del cardenal Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, como presidente de la OMP, el arzobispo Dal Toso expresó su gratitud y satisfacción a la Conferencia Episcopal "por todo lo que se ha organizado para celebrar este Jubileo, no sólo como una fiesta extra, no sólo como una conmemoración histórica, sino como una oportunidad para la renovación de la profesión de fe en Cristo Resucitado que estaba en el centro de la misión de estos celosos misioneros. Este gran Jubileo nos recuerda su apostolado, su valentía, su pasión, pero también y sobre todo el amor de un Dios que quiso revelarse a través de ellos a su pueblo y encontrar en su corazón un hogar para derramar las maravillas de su gracia".
A continuación, el arzobispo destacó tres aspectos, inspirados en las lecturas bíblicas de la celebración. "En la tierra cada uno elige su propia vida futura": uno de los mensajes del Evangelio del día, la parábola del rico Epulón (Lc 16,19-31), es el gran principio de la caridad, "el único acceso a la vida bendecida para la eternidad es el compromiso personal de vivir o no según esto; el mandamiento de la caridad en la vida presente tiene una consecuencia para nuestro destino eterno", enfatizó.
El segundo aspecto destacado fue que "el Cristo resucitado es el enviado del Padre por excelencia". Dios envió a su hijo, Jesús, nacido, muerto y resucitado por nosotros. "Todavía viene a nuestro encuentro, resucitado, para decirnos que su Palabra es un verbo eterno, que estos sacramentos son vida eterna, que la fe en Él es la garantía de la vida eterna. Si Cristo no resucitara, nuestra fe sería en vano, porque creeríamos en un hombre como los demás, muerto y sepultado como todos los demás. Pero al resucitar, Jesús se muestra como el verdadero Señor de la vida, el que nos puede dar la vida".
Dirigiéndose en particular a los ordenados, el arzobispo dijo: "Cada día, tienen que pedir que el Misterio Pascual se repita especialmente en vosotros. Que el hombre viejo muera en ustedes, que el hombre de pecado, apegado al dinero, al poder, a sus placeres, a sus planes; que este hombre viejo muera en ustedes para dar espacio al hombre nuevo, resucitado con Cristo, un hombre que sabe dar, gastar, ofrecer su vida por amor a sus hermanos y hermanas".
El último punto al que nos referimos - "Bautizados, somos enviados a dar testimonio de Jesucristo"- fue una oportunidad para reiterar que "el anuncio del Evangelio no está reservado sólo a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas". "Si hoy estamos reunidos en este día de gran solemnidad -recuerda- es porque un día los cristianos, en nombre de su fe y de su compromiso bautismal, decidieron llevar la Buena Nueva a esta tierra gabonesa. Han obedecido el mandato de Cristo". La cosecha, sin embargo, es siempre alta y los trabajadores bajos, si se piensa que una parte no insignificante de la población sigue las religiones tradicionales y la mayoría, aunque se adhiere a una confesión religiosa, continúa con prácticas animistas y mágicas. "Esto significa -concluyó- que aún queda por hacer una profunda evangelización, tanto en los corazones de los cristianos como en los suburbios, aún lejanos de la fe". (SL) (Agencia Fides 30/9/2019).


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(ZENIT – 26 sept. 2019).- El I Congreso Internacional de Antropología Cristiana y Ciencias de la Salud Mental, celebrado en la Universitat Abat Oliba los días 13 y 14 de setiembre de 2019, ha sido un hito en el maridaje de estas disciplinas. “Ha sido un esfuerzo por explorar y abundar en la compatibilidad de la psiquiatría y la psicología con la psicoterapia aplicada desde el punto de vista holístico: contemplando a la persona humana como Imagen de Dios, e hija de Dios”, describe Jordi Picazo, redactor del reportaje en exclusiva para zenit.

Científicos del más alto nivel de numerosos países desde Canadá hasta Argentina, desde Sudáfrica hasta Finlandia y desde Francia hasta Rusia pasando por Japón, han ofrecido esta visión cristiana-católica del trabajo científico, donde habitualmente se había hecho una investigación secularista hasta este momento.

Como muestra del impacto científico y de amplitud de procedencias pregunto como botón de muestra a los profesores Hampson, Vitz, Joubert, Echevarría y May, la misma pregunta, rindiendo honor a todo el plantel de oradores. Les pido que destaquen su formación y trayectoria académica, y de cómo un I Congreso de esta magnitud ofrece esperanza a esta labor de maridaje de estos campos de investigación sobre la persona humana, aparentemente incompatibles. Y no menos importante, de cómo la amplitud de procedencias de los ponentes anima a estos a sentirse unidos en un mismo ánimo y les infunde fuerza para abundar en un tema tan capital. En dos años ya se proyecta el II Congreso Internacional sobre la materia en la Uiversitat Abat Oliba.

Peter Hapson

Soy Peter Hampson, Profesor y research fellow en este momento en Blackfriars Hall de la universidad de Oxford. Mi campo de investigación es la psicología y la teología por lo que soy una criatura digamos un poco curiosa, en cierto sentido. Me he formado en un primer momento en la psicología experimental, por lo que mi background es la psicología cognitiva, el estudio de la memoria humana, de la toma de decisiones, de los procesos de razonamiento etc. Pero al final me he ido interesando y estudiando la Teología, particularmente desde el punto de vista de la teología católica”.

¡Es tan fantástico ser parte de un encuentro tan rico internacionalmente! Esto en primer lugar, pero es igualmente fantástico considerar las diferentes experiencias que traen consigo las personas aquí presentes, sus diferentes vivencias, concepciones de las cosas, sus diferentes maneras de abordar los problemas comunes entre nosotros, y compartirlo todo.

Creo que este Congreso alimenta el entusiasmo al darse cuenta la gente que no están trabajando de forma aislada, que hay otras personas que se enfrentan con problemas similares, interrogantes similares, cuestiones similares a la vez que lo hacen desde perspectivas que algunas veces se solapan, algunas veces se complementan, y a veces se contraponen. Sin embargo y a pesar de ello, en esa mezcla supongo que hay una colección de encuentros de gran riqueza que inevitablemente se hacen posibles en eventos como este, donde lo que acaba ocurriendo son las conexiones incidentales, o accidentales, inesperadas y que se llevan consigo los participantes en la forma de amistades etc. que se forman. Y que creo que esto confirma el hecho de que somos gente relacional, en relación los unos con los otros.

Así pues de alguna manera esto demuestra que la antropología cristiana funciona. Estoy trabajando en algunos de los conceptos que se dan habitualmente por sabidos. Somos personas hechas a imagen de Dios. somos personas que estamos conectadas y que participamos de la vida de Dios, no es ello algo que sea tan externo a nosotros. Más bien es algo presente y que sostiene todo lo que ocurre.

Paul Vitz

Soy Paul Vitz. Soy psicólogo y durante muchos años he sido profesor de la Universidad de Nueva York.  Ahora y durante los últimos diez años o más trabajo en la Divine Mercy University, en Virginia, Estados Unidos de Norteamérica. En esta conferencia presenté una ponencia ayer día 13 de setiembre y estoy conociendo a gente de todo el mundo que están aquí debatiendo, presentando, desarrollando, describiendo y respondiendo por completo a la noción de Antropología Cristiana y Psicología Cristiana. Y le digo con franqueza que esto es para mí tan estimulante, coincidir con tanta gente y sobre todo con tantas personas jóvenes.

Pienso que es este un evento maravilloso y creo que va a ayudar a disparar el crecimiento y a promover nuevas aportaciones en todo el mundo en estos campos. Acabo de encontrarme con alguien de Perú, así que te digo que nunca sabes donde algo arderá y dará frutos.

Nicolene Joubert

Me llamo Nicolene Joubert, soy de Sudáfrica y soy miembro de la Junta del EMCAPP, European Movement for Christian Psychology and Psychotherapy, y también afiliada al Seminario Teológico de Sudáfrica como supervisora. Estoy aquí participando en las actividades del EMCAPP. Apoyo con entusiasmo la colaboración entre psicólogos cristianos y las iglesias cristianas puesto que los valores cristianos y el punto de vista cristiano del mundo, así como la visión cristiana de la persona pueden ayudar a las personas necesitadas, a las personas en situaciones de gran presión emocional; especialmente si tienen preguntas sobre la espiritualidad, el sentido de la vida y sobre cómo solucionar los problemas.

Sobre cómo un encuentro de estas características impulsa el entusiasmo por el estudio del maridaje entre estas disciplinas:

“Sí, sí, porque vivimos en un mundo donde las distancias geográficas están desapareciendo y colaboramos los unos con los otros más allá de las fronteras geográficas. Esto nos da esperanza porque como usted mismo ha dicho el vivir en Sudáfrica hace que esté muy lejos para poder darme cuenta de que de hecho no estamos aislados; y que compartimos las mismas ideas que se pueden escuchar aquí en Europa o en los Estados Unidos de Norteamérica. Y vemos que de hecho podemos colaborar y formar una comunidad de creyentes que de alguna manera pueden ayudar la industria de la salud mental de una manera importante.

Juntándonos podemos aprender los unos de los otros, podemos compartir las ideas. Personalmente he aprendido mucho aquí al escuchar a los otros ponentes y espero que lo que yo he expuesto les haya aportado algo a ellos también, pero sobre todo juntos seremos fuertes. El mensaje bíblico es que tiene que haber unidad en el Cuerpo de Cristo y creo que nos movemos en esa dirección a medida que estrechamos lazos por todo el mundo como cristianos que somos, formando una comunidad de creyentes fuerte con el objetivo de prevenir las enfermedades mentales. Creo que esto es un objetivo y una misión tan altos, y estoy muy entusiasmada con ello”.

Werner May

Me llamo Werner May y provengo de Alemania. Estoy aquí como presidente del Movimiento Europeo de Psicología y Psicoterapia cristiana (EMCAPP), donde tenemos a muchísimas personas de distintos países que trabajan para acercar la psicología, la antropología y la teología a la fe cristiana. Es estupendo estar aquí y me doy cuenta de que hay personas de Japón, Finlandia, Perú, Canadá etc. Es fantástico constatar este deseo de juntar la vida cotidiana con la ayuda a las personas a partir de sus conocimientos profesionales y su propia investigación, y nuestra maravillosa fe cristiana.

No es una motivación para el sistema, esto es para los individuos. Me he encontrado en mi situación personal con mucha gente como investigador, como estudioso, como psicoterapeuta, que me animan y esto es algo bueno. Y va a haber mucho fruto en los próximos diez o veinte años a partir de esta conferencia. Deseo que sea siempre importante esto para España, gracias a todos por haber venido aquí a este maravilloso país que nos ha animado a sacar a la luz y compartir todas estas cuestiones.

Jordi Picazo: De cualquier manera este I Congreso no hubiera sido posible sin la ayuda y participación de EMCAPP.

Werner May: El punto de inicio, sí, fue cuando nosotros sugerimos juntarnos pero la Universitat Abat Oliba como reacción a esta sugerencia ha sido la que ha dicho, «venid, os invitamos a hablar», y han hecho un buen trabajo, y no ha sido nuestro trabajo; veo ahora todos estos colegas de distintos países con nuevas ideas.

Martín Echevarría

Mi nombre es Martin Echevarría, soy director del departamento de Psicología de la Universitat Abat Oliba-CEU, y profesor de Psicología de la Personalidad de esta misma Universidad. Soy también miembro del comité organizador de este I Congreso de Antropología Cristiana y Ciencias de la Salud Mental. Dentro de mi campo de investigación me he concentrado sobre todo en la relación entre la antropología tomista, de Santo Tomás de Aquino, y la práctica de la psicología contemporánea.

Un problema que solemos tener los psicólogos cristianos es la soledad, porque ordinariamente la psicología es una disciplina muy secularizada y los que somos católicos, o cristianos, muchas veces tampoco nos manifestamos. Así yo creo que independientemente del gran nivel de las comunicaciones y ponencias que ha habido en este I Congreso con grandes representantes de la psicología cristiana de todo el mundo, el principal valor que tiene es el conocimiento.

Justamente al ser un congreso internacional, con participantes de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Polonia, Italia, de América latina, Colombia, Perú, etc., lo que tiene que ser es ser piña; es decir, que nos conozcamos, que nos oigamos, que compartamos nuestras inquietudes, que en muchos puntos son comunes; y por tanto que surjan proyectos a futuro, proyectos de colaboración en la investigación en modelos de terapia, en modos de afrontar las dificultades del psicólogo y del psiquiatra en su tarea cotidiana.

Jordi Picazo: Osea que no es un final, sino que aquí empieza todo.

Martín Echevarría: Es un primer congreso europeo. Por lo tanto esperemos que haya en un par de años un segundo congreso europeo y después un tercer congreso”.

Jordi Picazo es filólogo y escritor y está colegiado como periodista en España y Reino Unido.

Pueden leerse también estas entrevista a ponentes del Congreso:

Entrevista en Zenit a la Dra. Mar Álvarez Segura.

Entrevista en Zenit al Dr. Paul Vitz.

Entrevista en Zenit al Dr. Juan José Pérez Soba

Información sobre el Congreso

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6:40:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- La Nunciatura Apostólica, a través de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), informó este sábado que el Papa Francisco ha creado tres nuevas diócesis para el país, con territorio desmembrado de la Arquidiócesis de México. Se trata de la Diócesis de Azcapotzalco, la Diócesis de Iztapalapa y la Diócesis de Xochimilco.

La Secretaría General de la CEM también informó que el Santo Padre ha decidido que los obispos de estas nuevas diócesis sean los obispos auxiliares que al momento se encuentran al frente de las zonas pastorales que se separan de la Arquidiócesis de México; es decir, monseñor Adolfo Miguel Castaño Fonseca, como primer obispo de Azcapotzalco; monseñor Jesús Antonio Lerma, como primer obispo de Iztapalapa, y monseñor Andrés Vargas Peña, como primer obispo de Xochimilco.

Antecedentes

Desde su llegada a la Arquidiócesis de México, el cardenal Carlos Aguiar Retes vio la necesidad de dividir esta Iglesia particular para ofrecer un mejor servicio pastoral a las comunidades. El proyecto fue presentado y aprobado en noviembre de 2018 en la CEM, y este día el Santo Padre ha dado su venia, creando así estas tres nuevas Iglesias particulares.

Si bien el proyecto fue concretado por el cardenal Aguiar, desde años atrás se había venido observando en la arquidiócesis capitalina la necesidad de realizar esta división, por lo que en su momento se crearon las vicarías o zonas pastorales, tres de las cuales hoy se convierten en diócesis.

Además, con la creación de las nuevas diócesis se reconfigura la Provincia Eclesiástica de México, que ahora quedará conformada por la Arquidiócesis de México, como metropolitana, y las diócesis de Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco, como sufragáneas; es decir, subordinadas, aunque esto no significa que dependan de la arquidiócesis para efectos de jurisdicción, pues son autónomas.

La Iglesia en números

De acuerdo con el primer proyecto, que puede sufrir algunas variaciones, la Arquidiócesis de México tendría ahora 632 templos en total, de los cuales 307 son parroquias. Queda dividida en siete zonas pastorales. La superficie es de 799.8 km2; población: 5.265.309 habitantes, de los cuales 4.212.247 son católicos; sacerdotes diocesanos: 458; sacerdotes religiosos: 442; diáconos permanentes: 152; seminaristas: 71; religiosos profesos: 300, y religiosas, 4500.

Por su parte, la Diócesis de Azcapotzalco queda con 59 parroquias; la de Iztapalapa 75 y la de Xochimilco 40. Cada parroquia con sus respectivas rectorías y capillas.

La Diócesis de Toluca, por su parte, fue elevada a rango de Arquidiócesis y se convirtió en Iglesia metropolitana de la Provincia del mismo nombre, con Atlacomulco, Cuernavaca y Tenancingo como diócesis sufragáneas.

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6:40:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- La institución del “Domingo de la Palabra de Dios” por parte del Papa Francisco, en el tercer Domingo del Tiempo Ordinario, supone una “oportunidad pastoral para revitalizar la proclamación cristiana en esta difícil coyuntura histórica”, señala monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

Así lo ha indicado en una entrevista concedida a Vatican News, a raíz de la publicación de la Carta Apostólica Aperuit Illis, en forma de Motu Propio.

Esto supone un “signo unitario para hacer emerger aún más la fuerza de la Palabra de Dios para la comunidad, pero también la responsabilidad que la comunidad siente a través de una acción auténticamente evangelizadora”, aclara Mons. Fisichella.

“La gran mayoría de nuestros cristianos no conocen la Sagrada Escritura”, advierte el Prefecto para la Nueva Evangelización. “La Biblia es el libro más difundido, pero también es quizás el más polvoriento porque no está en nuestras manos”. Con esta Carta, el Papa “nos invita a tenerla en nuestras manos todos los días, en la medida de lo posible, para hacerla nuestra oración”.

La capacidad de escuchar la Palabra “nos hace más sensibles a las situaciones más difíciles y extremas de la vida, las que ahora se denominan ‘periferias existenciales’ de las que somos testigos diariamente”, explica Rino Fisichella. Por ello, El Papa recuerda enormemente la dimensión de la caridad “porque cuando escuchamos la Palabra de Dios nos volvemos más atentos, vigilantes y sensibles a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, especialmente de los más marginados”.

Cómo surge la jornada

Esta nueva jornada litúrgica nace porque el Papa recibió muchas peticiones de pastores y laicos después del Jubileo de la Misericordia, explica el prelado italiano. “En aquella época, en su Carta Apostólica Misericordia et Misera, al final del Año Santo extraordinario, mencionaba que en las iglesias, según su propia creatividad se diera vida a un domingo en el que la Palabra de Dios se situaba en el centro de la vida de la comunidad cristiana”, describe.

Aunque cada domingo celebramos el sacrificio de la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús, y por lo tanto, “la acción litúrgica con la celebración de la Eucaristía se convierte en el culmen de la vida cristiana”, en el domingo de la Palabra de Dios, en toda la Iglesia, en todas las comunidades cristianas, “la Palabra puede ser proclamada con mayor solemnidad, una reflexión especial acompañada de signos más visibles sobre la importancia que esta Palabra tiene para la Iglesia”, detalla el obispo Fisichella.

El Papa eligió celebrar este domingo el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, cuando todas las lecturas proclamadas en el Evangelio presentan la figura de Jesús como heraldo del Reino de Dios, indica. “No es casualidad que Francisco recuerde la parábola del rico y del pobre Lázaro”, asegura.

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6:35:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- “Para que puedas contarlo a tu hijo” (Ex 10,2). La vida se hace historia. Este es el tema que el Papa Francisco ha elegido para la 54ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebra en 2020.

Así lo informó, el pasado 28 de septiembre, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Con la elección de este tema, tomado de un pasaje del libro del Éxodo, el Santo Padre subraya lo precioso del patrimonio de la memoria en el ámbito de la comunicación: “Muchas veces el Papa ha subrayado que no hay futuro sin enraizamiento en la historia vivida. Y nos ha ayudado a comprender que la memoria no debe ser considerada como un ‘cuerpo estático’, sino más bien como una ‘realidad dinámica’. A través de la memoria pasan de una generación a otra, historias,  esperanzas, sueños y experiencias”, indica el citado comunicado.

Conectar la memoria con la vida

Por otra parte, la nota también indica que este tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales recuerda también que “todo relato nace de la vida, del encuentro con el otro”.

De este modo, la comunicación está llamada “a conectar a través del relato la memoria con la vida. Jesús recurría a las parábolas para comunicar la fuerza vital del Reino de Dios, dejando a los oyentes la libertad de recibirlas y relacionarlas consigo mismos”.

El poder de una historia se mide por su capacidad de generar cambio, por su “fuerza transformadora” que “experimentamos cuando nos confrontamos, a través de los relatos, con la vida de los santos”.  Este es un dato que Francisco ha rememorado recientemente al dirigire al Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, a quienes les exhortó a transmitir la “‘gran riqueza’ que ofrece el testimonio de vida de los mártires”.

Por último, el contenido del comunicado resalta que el Papa, de nuevo, “coloca a la persona con sus relaciones y su capacidad innata de comunicación” y “pide a todos, sin excluir a nadie, que hagan fructificar este talento: hacer de la comunicación un instrumento para tender puentes, para unir y compartir la belleza de ser hermanos en un tiempo marcado por contrastes y divisiones”.

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5:40:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- Con motivo del 103º aniversario de la fundación del Club América en la Ciudad de México el Santo envió el pasado viernes, 27 de septiembre de 2019, un video mensaje para unirse a la celebración.

El Papa Francisco hizo extensivo su saludó a los participantes y televidentes de la celebración, que tendrá lugar el próximo 12 de octubre, y la extendió a los todos los clubes de la República de México.

Al mismo tiempo, los felicitó “por unir en su tarea el deporte y la integración social con tantas iniciativas solidarias. El futuro no se construye con lamentos sino con decisiones como la vuestra”.

Por otro lado, el Pontífice, manifestó su alegría porque, con motivo de este aniversario, el cardenal Carlos Aguiar bendecirá el “Aguilario para la conservación del águila real”: “Sé que el águila real, símbolo del Club América, es una especie en extinción. Espero que este gesto en favor de la biodiversidad, ayude a tomar conciencia de la impostergable necesidad que tenemos de cuidar nuestra “Casa común”. Tanto el medio ambiente como las personas, sin excluir a nadie, pero cuidar la casa común, cuidarnos mutuamente”, expuso el Pontífice.

La unidad de México

El Obispo de Roma también indicó que reza por la unidad del pueblo mexicanos “para que la amada Virgen de Guadalupe los siga cubriendo con su manto para no caer en la mezquindad de intereses de pequeños grupos, sino que la rica diversidad de culturas y miradas que existe en vuestra hermosa tierra, pueda integrarse cada vez mejor. De manera tal que lo que predomine sea la búsqueda del Bien Común, con especial esfuerzo en la integración de los más postergados”.

Y, finalmente, les pidió que “cuando ustedes recen, cuando eleven sus plegarias a la Guadalupana, cuando la miren con ternura no se olviden de rezar por mí”.

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5:25:00 a.m.

(ZENIT – 30 sept. 2019).- El Papa Francisco instituye el “domingo de la Palabra de Dios”, a través de la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, titulada Aperuit illis, estableciendo que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Sagrada Escritura.

La Oficina de Prensa del Vaticano ha dado a conocer el nuevo documento en la mañana del lunes, 30 de septiembre de 2019.

Francisco proponer que se instaure un domingo “completamente dedicado” a la Palabra de Dios, “para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo”, expone en las primeras líneas de la carta, compuesta por 15 puntos.

Así, el Santo Padre expresa su deseo de “dedicar concretamente un domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios”, que “nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable”.

A continuación, ofrecemos la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, Aperuit illis, firmada por el Papa Francisco el 30 de septiembre de 2019, en la memoria litúrgica de San Jerónimo en el inicio del 1600 aniversario de su muerte.

***

CARTA APOSTÓLICA

EN FORMA DE MOTU PROPRIO

DEL SANTO PADRE

FRANCISCO

APERUIT ILLIS

CON LA QUE SE INSTITUYE EL

DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS

 

1. «Les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras» (Lc 24,45). Es uno de los últimos gestos realizados por el Señor resucitado, antes de su Ascensión. Se les aparece a los discípulos mientras están reunidos, parte el pan con ellos y abre sus mentes para comprender la Sagrada Escritura. A aquellos hombres asustados y decepcionados les revela el sentido del misterio pascual: que según el plan eterno del Padre, Jesús tenía que sufrir y resucitar de entre los muertos para conceder la conversión y el perdón de los pecados (cf. Lc 24,26.46-47); y promete el Espíritu Santo que les dará la fuerza para ser testigos de este misterio de salvación (cf. Lc 24,49).

La relación entre el Resucitado, la comunidad de creyentes y la Sagrada Escritura es intensamente vital para nuestra identidad. Si el Señor no nos introduce es imposible comprender en profundidad la Sagrada Escritura, pero lo contrario también es cierto: sin la Sagrada Escritura, los acontecimientos de la misión de Jesús y de su Iglesia en el mundo permanecen indescifrables. San Jerónimo escribió con verdad: «La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo» (In Is., Prólogo: PL 24,17).

2. Tras la conclusión del Jubileo extraordinario de la misericordia, pedí que se pensara en «un domingo completamente dedicado a la Palabra de Dios, para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo» (Carta ap. Misericordia et misera, 7). Dedicar concretamente un domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable. En este sentido, me vienen a la memoria las enseñanzas de san Efrén: «¿Quién es capaz, Señor, de penetrar con su mente una sola de tus frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho más es lo que dejamos que lo que tomamos. Porque la palabra del Señor presenta muy diversos aspectos, según la diversa capacidad de los que la estudian. El Señor pintó con multiplicidad de colores su palabra, para que todo el que la estudie pueda ver en ella lo que más le plazca. Escondió en su palabra variedad de tesoros, para que cada uno de nosotros pudiera enriquecerse en cualquiera de los puntos en que concentrar su reflexión» (Comentarios sobre el Diatésaron, 1,18).

Por tanto, con esta Carta tengo la intención de responder a las numerosas peticiones que me han llegado del pueblo de Dios, para que en toda la Iglesia se pueda celebrar con un mismo propósito el Domingo de la Palabra de Dios. Ahora se ha convertido en una práctica común vivir momentos en los que la comunidad cristiana se centra en el gran valor que la Palabra de Dios ocupa en su existencia cotidiana. En las diferentes Iglesias locales hay una gran cantidad de iniciativas que hacen cada vez más accesible la Sagrada Escritura a los creyentes, para que se sientan agradecidos por un don tan grande, con el compromiso de vivirlo cada día y la responsabilidad de testimoniarlo con coherencia.

El Concilio Ecuménico Vaticano II dio un gran impulso al redescubrimiento de la Palabra de Dios con la Constitución dogmática Dei Verbum. En aquellas páginas, que siempre merecen ser meditadas y vividas, emerge claramente la naturaleza de la Sagrada Escritura, su transmisión de generación en generación (cap. II), su inspiración divina (cap. III) que abarca el Antiguo y el Nuevo Testamento (capítulos IV y V) y su importancia para la vida de la Iglesia (cap. VI). Para aumentar esa enseñanza, Benedicto XVI convocó en el año 2008 una Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre el tema “La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia”, publicando a continuación la Exhortación apostólica Verbum Domini, que constituye una enseñanza fundamental para nuestras comunidades.[1] En este Documento en particular se profundiza el carácter performativo de la Palabra de Dios, especialmente cuando su carácter específicamente sacramental emerge en la acción litúrgica.[2]

Por tanto, es bueno que nunca falte en la vida de nuestro pueblo esta relación decisiva con la Palabra viva que el Señor nunca se cansa de dirigir a su Esposa, para que pueda crecer en el amor y en el testimonio de fe.

3. Así pues, establezco que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. Este Domingo de la Palabra de Dios se colocará en un momento oportuno de ese periodo del año, en el que estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos. No se trata de una mera coincidencia temporal: celebrar el Domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico, porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad.

Las comunidades encontrarán el modo de vivir este Domingo como un día solemne. En cualquier caso, será importante que en la celebración eucarística se entronice el texto sagrado, a fin de hacer evidente a la asamblea el valor normativo que tiene la Palabra de Dios. En este domingo, de manera especial, será útil destacar su proclamación y adaptar la homilía para poner de relieve el servicio que se hace a la Palabra del Señor. En este domingo, los obispos podrán celebrar el rito del Lectorado o confiar un ministerio similar para recordar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia. En efecto, es fundamental que no falte ningún esfuerzo para que algunos fieles se preparen con una formación adecuada a ser verdaderos anunciadores de la Palabra, como sucede de manera ya habitual para los acólitos o los ministros extraordinarios de la Comunión. Asimismo, los párrocos podrán encontrar el modo de entregar la Biblia, o uno de sus libros, a toda la asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular consideración a la lectio divina.

4. El regreso del pueblo de Israel a su patria, después del exilio en Babilonia, estuvo marcado de manera significativa por la lectura del libro de la Ley. La Biblia nos ofrece una descripción conmovedora de ese momento en el libro de Nehemías. El pueblo estaba reunido en Jerusalén en la plaza de la Puerta del Agua, escuchando la Ley. Aquel pueblo había sido dispersado con la deportación, pero ahora se encuentra reunido alrededor de la Sagrada Escritura como si fuera «un solo hombre» (Ne 8,1). Cuando se leía el libro sagrado, el pueblo «escuchaba con atención» (Ne 8,3), sabiendo que podían encontrar en aquellas palabras el significado de los acontecimientos vividos. La reacción al anuncio de aquellas palabras fue la emoción y las lágrimas: «[Los levitas] leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura. Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: “Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis” (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley). […] “¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!”» (Ne 8,8-10).

Estas palabras contienen una gran enseñanza. La Biblia no puede ser sólo patrimonio de algunos, y mucho menos una colección de libros para unos pocos privilegiados. Pertenece, en primer lugar, al pueblo convocado para escucharla y reconocerse en esa Palabra. A menudo se dan tendencias que intentan monopolizar el texto sagrado relegándolo a ciertos círculos o grupos escogidos. No puede ser así. La Biblia es el libro del pueblo del Señor que al escucharlo pasa de la dispersión y la división a la unidad. La Palabra de Dios une a los creyentes y los convierte en un solo pueblo.

5. En esta unidad, generada con la escucha, los Pastores son los primeros que tienen la gran responsabilidad de explicar y permitir que todos entiendan la Sagrada Escritura. Puesto que es el libro del pueblo, los que tienen la vocación de ser ministros de la Palabra deben sentir con fuerza la necesidad de hacerla accesible a su comunidad.

La homilía, en particular, tiene una función muy peculiar, porque posee «un carácter cuasi sacramental» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 142). Ayudar a profundizar en la Palabra de Dios, con un lenguaje sencillo y adecuado para el que escucha, le permite al sacerdote mostrar también la «belleza de las imágenes que el Señor utilizaba para estimular a la práctica del bien» (ibíd.). Esta es una oportunidad pastoral que hay que aprovechar.

De hecho, para muchos de nuestros fieles esta es la única oportunidad que tienen para captar la belleza de la Palabra de Dios y verla relacionada con su vida cotidiana. Por lo tanto, es necesario dedicar el tiempo apropiado para la preparación de la homilía. No se puede improvisar el comentario de las lecturas sagradas. A los predicadores se nos pide más bien el esfuerzo de no alargarnos desmedidamente con homilías pedantes o temas extraños. Cuando uno se detiene a meditar y rezar sobre el texto sagrado, entonces se puede hablar con el corazón para alcanzar los corazones de las personas que escuchan, expresando lo esencial con vistas a que se comprenda y dé fruto. Que nunca nos cansemos de dedicar tiempo y oración a la Sagrada Escritura, para que sea acogida «no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como Palabra de Dios» (1 Ts 2,13).

Es bueno que también los catequistas, por el ministerio que realizan de ayudar a crecer en la fe, sientan la urgencia de renovarse a través de la familiaridad y el estudio de la Sagrada Escritura, para favorecer un verdadero diálogo entre quienes los escuchan y la Palabra de Dios.

6. Antes de reunirse con los discípulos, que estaban encerrados en casa, y de abrirles el entendimiento para comprender las Escrituras (cf. Lc 24,44-45), el Resucitado se aparece a dos de ellos en el camino que lleva de Jerusalén a Emaús (cf. Lc 24,13-35). La narración del evangelista Lucas indica que es el mismo día de la Resurrección, es decir el domingo. Aquellos dos discípulos discuten sobre los últimos acontecimientos de la pasión y muerte de Jesús. Su camino está marcado por la tristeza y la desilusión a causa del trágico final de Jesús. Esperaban que Él fuera el Mesías libertador, y se encuentran ante el escándalo del Crucificado. Con discreción, el mismo Resucitado se acerca y camina con los discípulos, pero ellos no lo reconocen (cf. v. 16). A lo largo del camino, el Señor los interroga, dándose cuenta de que no han comprendido el sentido de su pasión y su muerte; los llama «necios y torpes» (v. 25) y «comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a Él en todas las Escrituras» (v. 27). Cristo es el primer exegeta. No sólo las Escrituras antiguas anticiparon lo que Él iba a realizar, sino que Él mismo quiso ser fiel a esa Palabra para evidenciar la única historia de salvación que alcanza su plenitud en Cristo.

7. La Biblia, por tanto, en cuanto Sagrada Escritura, habla de Cristo y lo anuncia como el que debe soportar los sufrimientos para entrar en la gloria (cf. v. 26). No sólo una parte, sino toda la Escritura habla de Él. Su muerte y resurrección son indescifrables sin ella. Por esto una de las confesiones de fe más antiguas pone de relieve que Cristo «murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas» (1 Co 15,3-5). Puesto que las Escrituras hablan de Cristo, nos ayudan a creer que su muerte y resurrección no pertenecen a la mitología, sino a la historia y se encuentran en el centro de la fe de sus discípulos.

Es profundo el vínculo entre la Sagrada Escritura y la fe de los creyentes. Porque la fe proviene de la escucha y la escucha está centrada en la palabra de Cristo (cf. Rm 10,17), la invitación que surge es la urgencia y la importancia que los creyentes tienen que dar a la escucha de la Palabra del Señor tanto en la acción litúrgica como en la oración y la reflexión personal.

8. El “viaje” del Resucitado con los discípulos de Emaús concluye con la cena. El misterioso Viandante acepta la insistente petición que le dirigen aquellos dos: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída» (Lc 24,29). Se sientan a la mesa, Jesús toma el pan, pronuncia la bendición, lo parte y se lo ofrece a ellos. En ese momento sus ojos se abren y lo reconocen (cf. v. 31).

Esta escena nos hace comprender el inseparable vínculo entre la Sagrada Escritura y la Eucaristía. El Concilio Vaticano II nos enseña: «la Iglesia ha venerado siempre la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues, sobre todo en la sagrada liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo» (Const. dogm. Dei Verbum, 21).

El contacto frecuente con la Sagrada Escritura y la celebración de la Eucaristía hace posible el reconocimiento entre las personas que se pertenecen. Como cristianos somos un solo pueblo que camina en la historia, fortalecido por la presencia del Señor en medio de nosotros que nos habla y nos nutre. El día dedicado a la Biblia no ha de ser “una vez al año”, sino una vez para todo el año, porque nos urge la necesidad de tener familiaridad e intimidad con la Sagrada Escritura y con el Resucitado, que no cesa de partir la Palabra y el Pan en la comunidad de los creyentes. Para esto necesitamos entablar un constante trato de familiaridad con la Sagrada Escritura, si no el corazón queda frío y los ojos permanecen cerrados, afectados como estamos por innumerables formas de ceguera.

La Sagrada Escritura y los Sacramentos no se pueden separar. Cuando los Sacramentos son introducidos e iluminados por la Palabra, se manifiestan más claramente como la meta de un camino en el que Cristo mismo abre la mente y el corazón al reconocimiento de su acción salvadora. Es necesario, en este contexto, no olvidar la enseñanza del libro del Apocalipsis, cuando dice que el Señor está a la puerta y llama. Si alguno escucha su voz y le abre, Él entra para cenar juntos (cf. 3,20). Jesucristo llama a nuestra puerta a través de la Sagrada Escritura; si escuchamos y abrimos la puerta de la mente y del corazón, entonces entra en nuestra vida y se queda con nosotros.

9. En la Segunda Carta a Timoteo, que constituye de algún modo su testamento espiritual, san Pablo recomienda a su fiel colaborador que lea constantemente la Sagrada Escritura. El Apóstol está convencido de que «toda Escritura es inspirada por Dios es también útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar» (3,16). Esta recomendación de Pablo a Timoteo constituye una base sobre la que la Constitución conciliar Dei Verbum trata el gran tema de la inspiración de la Sagrada Escritura, un fundamento del que emergen en particular la finalidad salvífica, la dimensión espiritual y elprincipio de la encarnación de la Sagrada Escritura.

Al evocar sobre todo la recomendación de Pablo a Timoteo, la Dei Verbum subraya que «los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación» (n. 11). Puesto que las mismas instruyen en vista a la salvación por la fe en Cristo (cf. 2 Tm 3,15), las verdades contenidas en ellas sirven para nuestra salvación. La Biblia no es una colección de libros de historia, ni de crónicas, sino que está totalmente dirigida a la salvación integral de la persona. El innegable fundamento histórico de los libros contenidos en el texto sagrado no debe hacernos olvidar esta finalidad primordial: nuestra salvación. Todo está dirigido a esta finalidad inscrita en la naturaleza misma de la Biblia, que está compuesta como historia de salvación en la que Dios habla y actúa para ir al encuentro de todos los hombres y salvarlos del mal y de la muerte.

Para alcanzar esa finalidad salvífica, la Sagrada Escritura bajo la acción del Espíritu Santo transforma en Palabra de Dios la palabra de los hombres escrita de manera humana (cf. Const. dogm. Dei Verbum, 12). El papel del Espíritu Santo en la Sagrada Escritura es fundamental. Sin su acción, el riesgo de permanecer encerrados en el mero texto escrito estaría siempre presente, facilitando una interpretación fundamentalista, de la que es necesario alejarse para no traicionar el carácter inspirado, dinámico y espiritual que el texto sagrado posee. Como recuerda el Apóstol: «La letra mata, mientras que el Espíritu da vida» (2 Co 3,6). El Espíritu Santo, por tanto, transforma la Sagrada Escritura en Palabra viva de Dios, vivida y transmitida en la fe de su pueblo santo.

10. La acción del Espíritu Santo no se refiere sólo a la formación de la Sagrada Escritura, sino que actúa también en aquellos que se ponen a la escucha de la Palabra de Dios. Es importante la afirmación de los Padres conciliares, según la cual la Sagrada Escritura «se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita» (Const. dogm. Dei Verbum, 12). Con Jesucristo la revelación de Dios alcanza su culminación y su plenitud; aun así, el Espíritu Santo continúa su acción. De hecho, sería reductivo limitar la acción del Espíritu Santo sólo a la naturaleza divinamente inspirada de la Sagrada Escritura y a sus distintos autores. Por tanto, es necesario tener fe en la acción del Espíritu Santo que sigue realizando una peculiar forma de inspiración cuando la Iglesia enseña la Sagrada Escritura, cuando el Magisterio la interpreta auténticamente (cf. ibíd., 10) y cuando cada creyente hace de ella su propia norma espiritual. En este sentido podemos comprender las palabras de Jesús cuando, a los discípulos que le confirman haber entendido el significado de sus parábolas, les dice: «Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo» (Mt 13,52).

11. La Dei Verbum afirma, además, que «la Palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre, asumiendo nuestra débil condición humana, se hizo semejante a los hombres» (n. 13). Es como decir que la Encarnación del Verbo de Dios da forma y sentido a la relación entre la Palabra de Dios y el lenguaje humano, con sus condiciones históricas y culturales. En este acontecimiento toma forma la Tradición, que también es Palabra de Dios (cf. ibíd., 9). A menudo se corre el riesgo de separar la Sagrada Escritura de la Tradición, sin comprender que juntas forman la única fuente de la Revelación. El carácter escrito de la primera no le quita nada a su ser plenamente palabra viva; así como la Tradición viva de la Iglesia, que la transmite constantemente de generación en generación a lo largo de los siglos, tiene el libro sagrado como «regla suprema de la fe» (ibíd., 21). Por otra parte, antes de convertirse en texto escrito, la Sagrada Escritura se transmitió oralmente y se mantuvo viva por la fe de un pueblo que la reconocía como su historia y su principio de identidad en medio de muchos otros pueblos. Por consiguiente, la fe bíblica se basa en la Palabra viva, no en un libro.

12. Cuando la Sagrada Escritura se lee con el mismo Espíritu que fue escrita, permanece siempre nueva. El Antiguo Testamento no es nunca viejo en cuanto que es parte del Nuevo, porque todo es transformado por el único Espíritu que lo inspira. Todo el texto sagrado tiene una función profética: no se refiere al futuro, sino al presente de aquellos que se nutren de esta Palabra. Jesús mismo lo afirma claramente al comienzo de su ministerio: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír» (Lc 4,21). Quien se alimenta de la Palabra de Dios todos los días se convierte, como Jesús, en contemporáneo de las personas que encuentra; no tiene tentación de caer en nostalgias estériles por el pasado, ni en utopías desencarnadas hacia el futuro.

La Sagrada Escritura realiza su acción profética sobre todo en quien la escucha. Causa dulzura y amargura. Vienen a la mente las palabras del profeta Ezequiel cuando, invitado por el Señor a comerse el libro, manifiesta: «Me supo en la boca dulce como la miel» (3,3). También el evangelista Juan en la isla de Patmos evoca la misma experiencia de Ezequiel de comer el libro, pero agrega algo más específico: «En mi boca sabía dulce como la miel, pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor» (Ap 10,10).

La dulzura de la Palabra de Dios nos impulsa a compartirla con quienes encontramos en nuestra vida para manifestar la certeza de la esperanza que contiene (cf. 1 P 3,15-16). Por su parte, la amargura se percibe frecuentemente cuando comprobamos cuán difícil es para nosotros vivirla de manera coherente, o cuando experimentamos su rechazo porque no se considera válida para dar sentido a la vida. Por tanto, es necesario no acostumbrarse nunca a la Palabra de Dios, sino nutrirse de ella para descubrir y vivir en profundidad nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos.

13. Otra interpelación que procede de la Sagrada Escritura se refiere a la caridad. La Palabra de Dios nos señala constantemente el amor misericordioso del Padre que pide a sus hijos que vivan en la caridad. La vida de Jesús es la expresión plena y perfecta de este amor divino que no se queda con nada para sí mismo, sino que se ofrece a todos incondicionalmente. En la parábola del pobre Lázaro encontramos una indicación valiosa. Cuando Lázaro y el rico mueren, este último, al ver al pobre en el seno de Abrahán, pide ser enviado a sus hermanos para aconsejarles que vivan el amor al prójimo, para evitar que ellos también sufran sus propios tormentos. La respuesta de Abrahán es aguda: «Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen» (Lc 16,29). Escuchar la Sagrada Escritura para practicar la misericordia: este es un gran desafío para nuestras vidas. La Palabra de Dios es capaz de abrir nuestros ojos para permitirnos salir del individualismo que conduce a la asfixia y la esterilidad, a la vez que nos manifiesta el camino del compartir y de la solidaridad.

14. Uno de los episodios más significativos de la relación entre Jesús y los discípulos es el relato de la Transfiguración. Jesús sube a la montaña para rezar con Pedro, Santiago y Juan. Los evangelistas recuerdan que, mientras el rostro y la ropa de Jesús resplandecían, dos hombres conversaban con Él: Moisés y Elías, que encarnan la Ley y los Profetas, es decir, la Sagrada Escritura. La reacción de Pedro ante esa visión está llena de un asombro gozoso: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías» (Lc 9,33). En aquel momento una nube los cubrió con su sombra y los discípulos se llenaron de temor.

La Transfiguración hace referencia a la fiesta de las Tiendas, cuando Esdras y Nehemías leían el texto sagrado al pueblo, después de su regreso del exilio. Al mismo tiempo, anticipa la gloria de Jesús en preparación para el escándalo de la pasión, gloria divina que es aludida por la nube que envuelve a los discípulos, símbolo de la presencia del Señor. Esta Transfiguración es similar a la de la Sagrada Escritura, que se trasciende a sí misma cuando alimenta la vida de los creyentes. Como recuerda la Verbum Domini: «Para restablecer la articulación entre los diferentes sentidos escriturísticos es decisivo comprender el paso de la letra al espíritu. No se trata de un paso automático y espontáneo; se necesita más bien trascender la letra» (n. 38).

15. En el camino de escucha de la Palabra de Dios, nos acompaña la Madre del Señor, reconocida como bienaventurada porque creyó en el cumplimiento de lo que el Señor le había dicho (cf. Lc 1,45). La bienaventuranza de María precede a todas las bienaventuranzas pronunciadas por Jesús para los pobres, los afligidos, los mansos, los pacificadores y los perseguidos, porque es la condición necesaria para cualquier otra bienaventuranza. Ningún pobre es bienaventurado porque es pobre; lo será si, como María, cree en el cumplimiento de la Palabra de Dios. Lo recuerda un gran discípulo y maestro de la Sagrada Escritura, san Agustín: «Entre la multitud ciertas personas dijeron admiradas: “Feliz el vientre que te llevó”; y Él: “Más bien, felices quienes oyen y custodian la Palabra de Dios”. Esto equivale a decir: también mi madre, a quien habéis calificado de feliz, es feliz precisamente porque custodia la Palabra de Dios; no porque en ella la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, sino porque custodia la Palabra misma de Dios mediante la que ha sido hecha y que en ella se hizo carne» (Tratados sobre el evangelio de Juan, 10,3).

Que el domingo dedicado a la Palabra haga crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura, como el autor sagrado lo enseñaba ya en tiempos antiguos: esta Palabra «está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que la cumplas» (Dt 30,14).

Dado en Roma, en San Juan de Letrán, el 30 de septiembre de 2019.

Memoria litúrgica de San Jerónimo en el inicio del 1600 aniversario de la muerte.

FRANCISCO

La entrada Motu Proprio: El Papa Francisco instituye el “Domingo de la Palabra de Dios” se publicó primero en ZENIT - Espanol.

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