agosto 2016

1:03:00 p.m.

(RV).- Desde Bogotá, en la clausura de la celebración del Jubileo Extraordinario de la Misericordia en el continente americano, Radio Vaticana comparte el testimonio del cardenal canadiense Marc Ouellet, quien actualmente ocupa el cargo de presidente de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) y es Prefecto de la Congregación para los Obispos, entrevistado por Luis Guevara colaborador de la CAL.

«Hemos vivido juntos un acontecimiento extraordinario en esta celebración continental de la Misericordia que no es un congreso sino más bien un encuentro de culturas diversas pero con una fe común y el deseo de responder al llamado del Papa a la Misericordia», explica el Arzobispo de Québec.

«Todas estas experiencias compartidas entre nosotros nos han convertido, nos han evangelizado. Creo vamos a irnos con un sentido más profundo de ser actores de la misión de la Iglesia en este campo de las obras de Misericordia que es hoy el campo privilegiado para tocar el corazón de los hombres», concluye el prelado.

(SL-RV)


12:03:00 p.m.

 

(ZENIT – Madrid).- Pertenecía a una de las familias de la alta nobleza florentina: los Soderini, que influyeron notablemente en la sociedad entre los siglos XIV y XVI. Culminaron su hegemonía al ser expulsados por haber mostrado su oposición a otra poderosa estirpe, la de los Medici, en un conflicto de bandos que enrarecieron la paz ciudadana. Pero los Soderini se hallaban en pleno apogeo cuando nació Juana en Florencia en 1301. Y también coincidió que en ese momento se iniciaba una época caracterizada por disensiones políticas con el enfrentamiento de grupos rivales encabezados por los Bianchi (Blancos) y los Neri (Negros). Hasta el pontífice Bonifacio VIII tuvo que mediar en 1300 a través del cardenal Matteo d’Acquasparta, a quien envió con la misión de apaciguar los ánimos. No prosperaron sus intentos; los conflictos se dilataron en el tiempo, y encima lo que se juzgó inadmisible injerencia del papa tuvo una repercusión negativa para él.

En mayo de 1300 Bonifacio VIII remitió una carta al prelado de Florencia recordando que tenía facultades para actuar a través de un vicariato al que quedaría sometido la Toscana. Ni ésta misiva ni otros escritos dirigidos a gobernantes europeos tuvieron efecto alguno. Por otro lado, los enfrentamientos ya habían calado en el ambiente con las consiguientes repercusiones económicas, agravadas por la epidemia de «peste negra» extendida por gran parte de Europa, y de la que no se libraron los florentinos.

Este era el ambiente que acogió a Juana, única hija que colmó de gozo el hogar. Creció, como era usual para los de su alcurnia, bajo el amparo de una niñera, Felicia Tonia, que debió llenarla de mimos y atenciones. La pequeña, que fue agraciada con dones diversos, muy tempranamente supo por revelación de la pronta muerte de su aya, y así se lo dio a conocer, con la inocencia y claridad propias de la infancia, y más en ella que mostraba su amor a Dios y recitaba fervorosamente las oraciones que le habían enseñado. Esta advertencia de la niña acerca del fin de sus días ayudó a Felicia a prepararse para ese momento. Llegada a la adolescencia, lo que menos pensaron sus padres es que Juana elegiría la vida religiosa. En sus planes entraba desposarla con un caballero de ilustre abolengo y buena posición, como correspondía a una aristócrata, pero se encontraron con la negativa radical de la joven. Les costó lo suyo, pero no les quedó más remedio que dar su beneplácito para que Juana ingresase en una comunidad, como era su deseo.

Contemporánea de santa Juliana Falconieri, que en esa época impulsaba la «Orden de las Siervas de María», aglutinando en torno a sí jóvenes deseosas de seguir a Cristo según el carisma de los servitas, la beata se unió a ellas. Al igual que Juliana, también la primogénita de los Soderini se entregó a mortificaciones y severas penitencias. Deliberadamente elegía las tareas domésticas más humildes y pesadas, y se ocupaba de los enfermos que solicitaban la ayuda de la comunidad. En su itinerario espiritual no faltaron las pruebas y tentaciones que afrontó con su oración. Era obediente y dócil; una persona digna de confianza porque testificaba con su virtud la autenticidad de su vocación. Juliana se fijó especialmente en ella; mostraba los rasgos que convenían a una persona de gobierno: era abnegada, vivía desasida de sí misma, atenta a las necesidades de los demás, y se convirtió en el brazo derecho de la santa. Junto a ella permaneció fielmente, auxiliándola y proporcionándole consuelo en la enfermedad.

Juana fue testigo directo de las lesiones que las extremas mortificaciones de la fundadora causaron en su organismo. Veló para que sufriera lo mínimo, de forma respetuosa, tratando de paliar su dolor, edificada por el testimonio que cercanamente constataba día tras día. El aparato digestivo de Juliana estaba gravemente afectado; hubo un momento en el que no pudiendo deglutir los alimentos cayó sumida en gran debilidad y precisaba continua asistencia. Ni siquiera podía trasladarse de un lado a otro por sí misma. Entonces Juana se convertía en su «bastón». Por eso es creíble, tal como suele afirmarse, que fuese ella la que descubrió el prodigio obrado en el pecho de la santa antes de morir al apreciar en él la huella de la hendidura por la que debió penetrar la Sagrada Forma. Y es que, antes de exhalar el postrer aliento, Juliana deseó ardientemente recibir la Eucaristía. Como era previsible que en sus condiciones no pudiera contener el Cuerpo de Cristo, su anhelo se cumplió milagrosamente. Y Juana, que la amortajaría, debió ver el hecho sobrenatural en la visible cicatriz que éste dejó en la santa.

Después de la muerte de la fundadora, ella le sucedió en el gobierno de la comunidad. Permaneció al frente de la misma más de veinte años, hasta el fin de sus días. Juana fue bendecida con dones singulares, entre otros el de profecía. Murió el 1 de septiembre de 1367. Su cuerpo fue sepultado en la iglesia de la Annunziata de Florencia, y numerosos peregrinos lo veneraron durante largo tiempo. Pasados varios siglos, la sombra de los Soderini seguía siendo alargada. Y en 1828 uno de los descendientes, el conde Soderini, influyente y poderoso como sus antepasados, obtuvo del papa León XII la confirmación del culto. En la iconografía la beata suele aparecer al lado de san Felipe Benizi o bien en solitario portando a veces en sus manos un lirio y otras un libro.

11:38:00 a.m.

El papa Francisco en la catequesis de este miércoles en la plaza de San Pedro recordó la fe de la mujer que sufría pérdidas de sangre. Era una mujer descartada por la sociedad. Pero no duda en pedir su curación y Jesús la escucha. Y restablece la verdad y la grandeza sobre la dignidad de la mujer y de toda persona. En Señor a pesar de nuestros pecados nos dice, tu no eres un descartado, tú eres un hijo, una hija.

A continuación el texto completo:

«Queridos hermanos y hermanas, ¡buen día!

El Evangelio que hemos escuchado nos presenta una figura que se destaca por su fe y su coraje. Se trata de la mujer a la que Jesús curó de sus pérdidas de sangre. Pasando en medio de la muchedumbre, se acerca por detrás de Jesús para tocar el borde de su manto. “Ella se decía a sí misma: con sólo tocar su manto, quedaré curada” .

¡Cuánta fe, verdad! ¡Cuánta fe tenía esta mujer! Razonaba así porque estaba animada por tanta fe, tanta esperanza y, con un toque de astucia, realiza lo lleva en su corazón. El deseo de ser salvada por Jesús es tan grande que la hace ir más allá de las obligaciones establecidas por la ley de Moisés.

Esta pobre mujer de hecho, hacía muchos años que estaba no solamente enferma, sino que era considerada impura porque padecía de hemorragias. Y por lo tanto estaba excluida de las liturgias, de la vida conyugal, de las relaciones normales con el prójimo.

El evangelista Marcos añade que había consultado a muchos médicos, acabando sus medios para pagarlos y soportando tratamientos dolorosos, pero solo había empeorado. Era una mujer descartada por la sociedad. Es importante considerar esta condición de descartada, para entender su estado de ánimo:

ella siente que Jesús puede liberarla de la enfermedad y del estado de marginación y de indignidad en el que se desde hace años se encuentra. En una palabra: sabe, siente que Jesús puede salvarla.

Este caso nos hace reflexionar sobre cómo la mujer muchas veces es percibida y representada. Todos fuimos puestos en guardia, también las comunidades cristianas, delante de consideraciones reducidas de la feminidad por prejuicios y sospechas ultrajantes de su intangible dignidad. En este sentido son precisamente los Evangelios los que restablecen la verdad y reconducen a un punto de vista liberador.

Jesús ha admirado la fe de esta mujer evitada por todos y ha transformado su esperanza en salvación. No conocemos su nombre, pero las pocas líneas con las que los Evangelios describen su encuentro con Jesús trazan un itinerario de fe capaz de restablecer la verdad y la grandeza sobre la dignidad de toda persona.

En el encuentro con Cristo se abre para todos, hombres y mujeres de todos los lugares y de todos los tiempo, el camino de la liberación y de la salvación.

El Evangelio de Mateo dice que cuando la mujer tocó el manto de Jesús, Él “se dio vuelta” y “la vio”, y le dirigió la palabra. Como decíamos, a causa de su estado de exclusión, la mujer ha actuado oculta, detrás de Jesús, tenía un poco de temor, para no ser vista, porque era una descartada.

En cambio, Jesús la ve y su mirada no es de reproche, no dice: “¡Fuera de aquí, tú eres una descartada!”, como si dijera: “¡Tú eres una leprosa, fuera!”. No la reprocha, por el contrario la mirada de Jesús es de misericordia y ternura. Él sabe lo que ha sucedido y busca el encuentro personal con ella, lo que en el fondo, ella misma deseaba.

Esto significa que Jesús no sólo la recibe, sino que la considera digna de este encuentro hasta el punto que le dona su palabra y su atención. En la parte central del relato el término salvación se repite tres veces. “Si logro tan solo tocar su manto seré curada. Jesús se giró y al verla, le dijo: ‘Animo, hija, tu fe te ha salvado’”. Este “ten confianza, hija” expresa toda la misericordia de Dios por aquella persona, y por toda persona descartada.

Cuántas veces nos sentimos interiormente descartados por nuestros pecados, hemos combinado tantas, hemos hecho tantas… Y el Señor nos dice:

“¡Ánimo! ¡Ven! Para mí tú no eres un descartado, una descartada. Ánimo hija. Tú eres un hijo, una hija”. Y éste es el momento de la gracia, es el momento del perdón, es el momento de la inclusión en la vida de Jesús, en la vida de la Iglesia. Es el momento de la misericordia. Hoy, a todos nosotros, pecadores, que somos grandes pecadores o pequeños pecadores, pero todos lo somos. A todos nosotros el Señor nos dice: “¡Ánimo, ven! Ya no eres más un descartado, no eres una descartada: yo te perdono, yo de abrazo”.

Así es la misericordia de Dios. Debemos tener el coraje de ir hacia Él, pedir perdón por nuestros pecados e ir adelante. Con coraje, como hizo esta mujer. Así la “salvación” adquiere múltiples aspectos: ante todo a la mujer le devuelve la salud; después la libera de las discriminaciones sociales y religiosas; además, realiza la esperanza que ella llevaba en su corazón anulando sus temores y su desánimo; y para concluir la devuelve a la comunidad liberándola de la necesidad de actuar a escondidas.

Y esta última cosa es importante: una persona descartada actúa siempre escondido, alguna vez o toda la vida: pensemos en los leprosos de aquellos tiempos, en los sin hobar de hoy… pensemos en los pecadores, en nosotros pecadores: siempre que hacemos algo escondidos, que tenemos necesidad de hacer algo a escondidas, nos avergonzamos de lo lo que somos. Y Él nos libera de esto, Jesús nos libera y hace que nos pongamos de pie:

“Levántate, ven. De pie”. Como Dios nos ha creado: Dios nos ha creado de pie, no humillados. De pie. Jesús da una salvación total que reintegra la vida de la mujer en la esfera del amor de Dios y, al mismo tiempo, la restablece en su plena dignidad.

Vale a decir, no es el manto que la mujer ha tocado el que le dio la salvación, sino la palabra de Jesús, acogida en la fe, capaz de consolarla, curarla y restablecerla en la relación con Dios y con su pueblo. Jesús es la única fuente de bendición de la cual brota la salvación para todos los hombres, y la fe es la disposición fundamental para acogerla.

Jesús, una vez más, con su comportamiento lleno de misericordia, indica a la Iglesia el itinerario que es necesario realizar para salir al encuentro de cada persona, para que cada uno pueda ser curado en el cuerpo y en el espíritu, y recuperar la dignidad de hijos de Dios. Gracias».

11:24:00 a.m.

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- Sí, la exclusión de la mujer por aquel tiempo, por el 1760, era mayor todavía que ahora. Esos prejuicios y recelos ultrajantes de la dignidad  de la mujer. De hecho se burlaron de ella, la consideraban loca por su atuendo pobre, siempre caminando descalza, pidiendo para poder dar de comer a la gente en los Ejercicios Espirituales. La despreciaron y humillaron autoridades civiles y eclesiásticas la hicieron esperar, la postergaron.

Pero María Antonia, la Mama Antula, la beata del país del Papa sabía lo que quería. Ella sabía que Jesús Hijo de Dios, aquel a quien conocemos en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola y que ella organizaba y promovía una vez expulsados los jesuitas, es el que nos da la verdadera libertad, dignidad, la vida plena. Por eso ella trabajó para que todos los posibles conocieran a Jesús Hijo de Dios. Por eso podemos decir de ella, lo que Papa Francisco dice en la catequesis del 31 de agosto de 2016 hablando de la mujer hemorroísa.

Jesús admiró la fe de esta mujer a la que todos evitaban y transformó su esperanza en salvación. Porque en el encuentro con Cristo se abre para todos,  hombres y mujeres de todo tiempo y lugar; el camino de la liberación y de la salvación.

Para tu Radio, Reflexiones en Frontera, jesuita Guillermo Ortiz.


10:34:00 a.m.

(RV).- Papa Francisco visitó a los participantes del congreso europeo de cardiología que se celebró en Roma en el que participaron más de 35.000 médicos, a quienes el Santo Padre les pidió que su trabajo llegue a los más pobres y marginados para que no sean parte de la “cultura del descarte”.

El Obispo de Roma habló de la importancia que tiene el cuidado de este órgano tan importante que es el corazón y que tiene “tanta simbología”. “El Magisterio de la Iglesia siempre ha afirmado la importancia de la investigación científica para la vida y la salud de las personas. También hoy la Iglesia no sólo les acompaña en este arduo camino, sino que se hace promotor e intenta sostenerles porque comprende que lo que está dedicado al bien efectivo de la persona es en consecuencia siempre una acción que proviene de Dios”.  

“Sabemos también que el científico en sus descubrimientos nunca es neutral” porque llevan consigo mismo “su historia, su modo de ser y pensar”, dijo. En este sentido invitó a cada uno a tener “una especie de purificación, que mientras aleja las toxinas que envenenan la razón en su búsqueda de la verdad y de certezas, lleva a mirar con mayor intensidad la esencia de las cosas”. Porque no es posible negar que el conocimiento, aunque sea el más preciso y científico, “tiene necesidad de progresar interrogándose y encontrando respuestas sobre el origen, el sentido y la finalidad de la realidad, con el hombre incluido”. Todavía las ciencias por sí, naturales y físicas, “no son suficientes para entender el misterio que cada persona contiene en sí”. “Si se mira al hombre en su totalidad se puede tener una mirada de particular intensidad hacia los más pobres, a los más necesitados y marginados”, de manera que también a ellos “le llegue vuestra atención, como la asistencia y la atención de las estructuras sanitarias públicas y privadas”. E insistió en que se debe luchar para que no hayan “descartes en esta cultura del descarte que viene propuesta”.

Finalmente al terminar su discurso, expuso su aprecio por el trabajo de los cardiólogos y pidió al Señor que bendiga la investigación y curaciones médicas, de manera que “a todos pueda llegar el alivio ante el dolor, una mayor calidad de vida y un mayor sentido de esperanza en la vida humana y en la totalidad de la vida humana”.

(MZ-RV)


10:34:00 a.m.

(RV).- Directo desde Bogotá donde ha concluido la celebración del Jubileo Extraordinario de la Misericordia en el continente americano, Radio Vaticana comparte los testimonios e impresiones de algunos de los participantes de este gran evento eclesial, entrevistados por el Padre José Tola de la Comisión Pontificia para América Latina (CAL).

«Ha sido un evento extraordinario porque nos ha ayudado no solamente a conocer las ricas dimensiones de la Misericordia y sus raíces Bíblicas, sino que sobre todo hemos podido conocer y tocar muchas experiencias en el continente Latinoamericano donde vemos que la Iglesia está profundamente comprometida y quiere ser verdaderamente un sacramento de Misericordia», explica Monseñor José Octavio Ruiz Arenas, actual secretario general del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización y anteriormente vicepresidente de la CAL.

«Ha sido una oportunidad entre obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de tener un intercambio de la enorme cantidad de obras que se están realizando en la Iglesia. Es muy importente que conociéndolas animemos a nuestra gente, para que la Misericordia sea esa fuente de credibilidad, esa expresión viva de acompañamiento de las personas que sufren», añade el prelado.

«Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Así como María está integrada fuertemente de una manera muy especial en esta historia de salvación de su Hijo Jesús, así hemos sido invitados por Jesús precisamente para formar parte de esta "casita sagrada", de esta gran familia de Dios en ese único camino que es Él», explica por su parte, Monseñor Eduardo Chávez, Canónigo de la Basílica de Guadalupe quien fue el postulador de la causa de canonización de San Juan Diego. «Este encuentro ha sido obra de Dios, no cabe duda, a través de la patrona de todo el continente americano, Santa María de Guadalupe», concluye el Obispo.

(SL-RV)

Más artículos sobre el Jubileo en el continente americano:

Jubileo del continente americano, experiencia de la misericordia de Dios

Jubileo en el continente americano: una Iglesia que se abre a la Misericordia de Dios

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10:19:00 a.m.

(RV).- En el marco de la firma de paz entre el gobierno de  Colombia  y la organización terrorista de las FARC, la Secretaría del Estado Vaticano escribe un mensaje en el que se reitera el apoyo de Papa Francisco para alcanzar “la concordia y la reconciliación”. El comunicado dice así: “El Santo Padre se complace con la noticia del cierre de las negociaciones entre el Gobierno y las FARC-EP, como conclusión del intenso proceso que se llevó a cabo en los últimos años, y tiene a bien reiterar su apoyo al objetivo de alcanzar la concordia y la reconciliación de todo el pueblo colombiano, a la luz de los derechos humanos y de los valores cristianos que se hallan en el centro de la cultura latinoamericana.

El pasado 12 de agosto, Su Santidad recibió la invitación para que nombre un representante que participe en el comité de selección de los Magistrados que conformarán la Jurisdicción especial para la paz. Sin embargo, considerando la vocación universal de la Iglesia y la misión del Sucesor de Pedro como Pastor del Pueblo de Dios, sería más apropiado que dicha tarea sea confiada a otras instancias.

El Papa Francisco encomienda el proceso de paz en Colombia a la materna protección de la Santa Madre de Dios, Reina de la Paz, e invoca el don del Espíritu Santo para que ilumine el corazón y la mente de quienes están llamados a construir el bien común de la nación colombiana. 

(MZ-RV)

(from Vatican Radio)


9:57:00 a.m.

(ZENIT – Roma).- El papa Francisco recibió con alegría la noticia de la conclusión de las negociaciones entre el Gobierno y el grupo FARC, y encomendó a la protección de María, Reina de la Paz, los resultados del mismo. Lo indicó este miércoles la Secretaría de estado de la Santa Sede en un comunicado de prensa.

La noticia del acuerdo llegó el 24 de este mes, y el mismo día el presidente Juan Manuel Santos, anunció que el referendo sobre el documento firmado en La Habana, se realizará el domingo 2 de octubre. La Iglesia por su parte indicó que no votaba ni por el ‘sí’, ni por el ‘no’, sino que invitaba a un amplio debate para que el voto de la ciudadanía sea debidamente informado. El sábado pasado, 27 de agosto, las FARC iniciaron el alto el fuego definitivo.

Texto completo del comunicado:
El Santo Padre se complace con la noticia del cierre de las negociaciones entre el Gobierno y las FARC-EP, como conclusión del intenso proceso que se llevó a cabo en los últimos años, y tiene a bien reiterar su apoyo al objetivo de alcanzar la concordia y la reconciliación de todo el pueblo colombiano, a la luz de los derechos humanos y de los valores cristianos que se hallan en el centro de la cultura latinoamericana.

El pasado 12 de agosto, Su Santidad recibió la invitación para que nombre un representante que participe en el comité de selección de los Magistrados que conformarán la Jurisdicción especial para la paz. Sin embargo, considerando la vocación universal de la Iglesia y la misión del Sucesor de Pedro como Pastor del Pueblo de Dios, sería más apropiado que dicha tarea sea confiada a otras instancias.

El Papa Francisco encomienda el proceso de paz en Colombia a la materna protección de la Santa Madre de Dios, Reina de la Paz, e invoca el don del Espíritu Santo para que ilumine el corazón y la mente de quienes están llamados a construir el bien común de la nación colombiana.

Leer también:  Colombia: las FARC declaran el alto el fuego definitivo

9:36:00 a.m.

VATICANO, 31 Ago. 16 (ACI).-
Luchar para que no haya “descartados” en la sociedad y evitar “manosear” las leyes impresas en la naturaleza del hombre debe ser una prioridad para aquellos que se dedican a la medicina y al estudio de las ciencias, afirmó el Papa Francisco ante 35.000 cardiólogos de 140 países reunidos en la Feria de Roma para su congreso anual.

“Debemos luchar para no haya ‘descartados’ en esta cultura del descarte que viene propuesta”, dijo para asegurar a continuación que tienen “la posibilidad de verificar que hay leyes impresas en la misma naturaleza que ninguno puede manosear sino solo ‘descubrir, usar y ordenar’, porque la vida corresponda siempre a las intenciones del Creador”.

A este respecto, añadió que “es importante que el hombre de ciencia, mientras se mide con el gran misterio de la existencia humana, no se deje vencer por la tentación de sofocar la verdad”.

Después de la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre se trasladó en automóvil hasta la Feria de Roma, un gran espacio donde tienen lugar exposiciones y grandes congresos y encuentros, situado en las las afueras de la ciudad.

“Ustedes se ocupan del cuidado del corazón; ¡y cuánta simbología se esconde en esta palabra y cuantas expectativas vienen repuestas en este órgano humano!”, dijo al dirigirse a ellos.

“Estoy seguro de que encontrándose ustedes frente a este libro de la vida, que lleva en sí tantas páginas que descubrir, se acercan con miedo y temor”.

El Papa recordó que “el Magisterio de la Iglesia ha siempre afirmado la importancia de la búsqueda científica para la vida y la salud de las personas”. Por eso, “también hoy la Iglesia no solo les acompaña en este arduo camino, sino que se hace promotora y quiere sosteneros, porque comprende que todo lo que está dedicado al efectivo bien de la persona es siempre una acción que proviene de Dios”.

Francisco también señaló que “el estudioso puede y debe investigar, sabiendo que el desarrollo de las ciencias filosóficas empíricas y de las competencias prácticas que sirven al más débil y enfermo es un servicio importante que se inscribe en el proyecto divino”.

“La apertura a la gracia de Dios, hecha trámite la fe, no lesiona la mente, es más, la empuja a ir adelante, a un conocimiento de la verdad más amplia y útil para la humanidad”.

Además mencionó que “las solas ciencias, naturales y físicas, no bastan para comprender el misterio que cada perdona contiene en sí”.

“Si se mira al hombre en su totalidad se puede tener una mirada de particular intensidad a los más pobres, a los más desfavorecidos y marginados para también a ellos alcance vuestro cuidado, como también la asistencia y la atención de las estructuras sanitarias públicas y privadas”. 

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El Papa se niega a intervenir en selección de jueces de paz en Colombia https://t.co/jvYcYrWza9

— ACI Prensa (@aciprensa) 31 de agosto de 2016

 


8:13:00 a.m.

(RV).- Sí, las huellas de esta peregrina y misionera María Antonia de la Paz y Figueroa y las de Jorge Mario Bergoglio, actual Papa Francisco, coinciden en Córdoba. La Mama Antula, bajó desde Santiago del Estero hasta Buenos Aires pasando por varias provincias entre ellas, Córdoba, para organizar los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola coincidiendo en lugar pero con siglos de diferencia, con Papa Francisco, quien también estuvo en Córdoba cuando hizo su noviciado jesuita.

Años después, entre 1990 y 1992 también pasó por la Residencia Mayor de los jesuitas, que tiene su incio ya en 1640, con unas paredes de piedra de 1,5 metros de ancho, con grandes claustros y pasillos donde Francisco se detenía para escuchar el testimonio de algunas personas. Se detenía en frente de la imagen de San José situada al final de la escalera que llega al primer piso. Un San José que ofrece al Niño Jesús. A la mitad de la escalera se encuentra también una imagen del Señor de la Paciencia. 

Ahí hay años de mucha oración de Papa Francisco, de mucha interiorización de su experiencia religiosa y jesuita. Años que él mismo concidera que son de purificación y crecimiento espiritual. Es desde aquí, desde esta  Residencia Mayor de los jesuitas en Córdoba, él sale para ser consagrado Obispo en 1992. Tiempo de oración, tiempo de crecimiento espiritual, tiempo de EjerciciosEspirituales: la oración según el espíritu de los ejercicios ignacianos.

Para Radio Vaticana, jesuita Guillermo Ortiz.


7:27:00 a.m.

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha instituido oficialmente este miércoles, un nuevo dicasterio destinado al ‘Servicio de desarrollo humano integral’. Lo hizo con el motu proprio, Humanam progresiones, y ha nombrado como su prefecto al Card. Peter Kodwo Appiah Turkson.

A menos de dos semanas del nacimiento otro dicasterio: Laicos, familia y vida, la creación este nuevo ente señala otro paso adelante de la reforma de la Curia Romana.

El nuevo organismo que unifica los pontificios consejos: Justicia y paz, Cor unum, Pastoral para migrantes e itinerantes, y Pastoral para los operadores sanitarios, trae otra novedad: una sección dedicada enteramente a los migrantes “bajo la directa guía del Sumo Pontífice”, de acuerdo al Art. 1- 4 de los estatutos.

Este dicasterio que venía siendo estudiado desde hace unos tres años por el Papa junto al Consejo de los nueve cardenales iniciará su labor el 1° de enero de 2017, con la cesación de los cuatro que reemplaza y para ello se abrogan los artículos 142-153 de la Constitución apostólica Pastor Bonus.

Tal sección, indica el comunicado de la Oficina de prensa de la Santa Sede, “expresa de manera especial al atención hacia los prófugos y migrantes” del Pontífice. Y precisa que “no puede existir hoy un servicio al desarrollo humano integral sin una particular atención al fenómeno migratorio”.

El motu propio aprobado el 17 de agosto por el papa Francisco junto al estatuto ad experimentum, señala que “en todo su ser y su actuar la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del evangelio”. Y precisa que tal desarrollo se logra con “la justicia, la paz y el cuidado de la creación”. A lo que se suman “la salud y las obras de caridad”.

Este dicasterio “será particularmente competente en temas que se refieren a la migración, los necesitados, los enfermos, excluidos, marginados, y las víctimas de los conflictos armados y catástrofes naturales, encarcelados, desocupados y a las víctimas de cuaquier tipo de esclavitud y de tortura”, temas que serán profundizados “en el surco de la doctrina social de la Iglesia”.

Además de la sección sobre migrantes, en el nuevo dicasterio figuran la comisión para la caridad, otra para la ecología, y una tercera sobre los operadores sanitarios.

7:13:00 a.m.

(RV).- Ha sido "una celebración continental del Jubileo extraordinario de la Misericordia, dentro de los propósitos que el Santo Papa Francisco ha querido trazar a la Iglesia en este Año Jubilar". Así define el cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá y Presidente del Celam, el Jubileo del Continente Americano que concluyó este lunes en Colombia. 

“Hemos meditado sobre la misericordia, hemos experimentado la misericordia pasando la Puerta Santa y recibiendo los frutos del Jubileo, hemos contemplado las figuras de los santos americanos que han vivido la misericordia del Señor de una manera ejemplar, y nos hemos adentrado en las obras de misericordia concretas de la Iglesia. Ha sido una experiencia hermosa que a nivel continental nos ha enriquecido enormemente no sólo a nosotros, sino a través de nosotros, a nuestros países”.

Por su parte el Card. Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas, destaca la gracia de participar en el Jubileo de la Misericordia en América, refiriéndose al mismo como “un verdadero don de Dios que se vuelca a la humanidad y nos invita a ser misericordiosos con nuestros hermanos”. “Felicito a la Pontificia Comisión para América Latina, al Celam y a la arquidiócesis de Bogotá por este evento que ha sido maravillosamente organizado”.

Las entrevistas son gentileza del padre José Ignacio Tola de la Pontificia Comisión para América Latina. 

(Griselda Mutual – Radio Vaticano)


7:04:00 a.m.

VATICANO, 31 Ago. 16 (ACI).-
En la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco dirigió hoy la Audiencia General, la cual dedicó al pasaje del Evangelio donde la mujer consigue tocar el manto de Jesús mientras este pasa en medio de la multitud.

A continuación el texto completo, gracias a Radio Vaticano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio que hemos escuchado nos presenta una figura que sobresale por su fe y su coraje. Se trata de la mujer a la que Jesús curó de sus pérdidas de sangre (Cfr. Mt 9,20-22). Pasando en medio de la muchedumbre, se acerca por detrás de Jesús para tocar el borde de su manto. Pensaba: “Con sólo tocar su manto, quedaré curada”  (v. 21). ¡Cuánta fe, eh! ¡Cuánta fe tenía esta mujer! Razonaba así porque estaba animada por tanta fe, tanta esperanza y, con un toque de astucia, realiza cuanto lleva en su corazón. El deseo de ser salvada por Jesús es tan grande que la hace ir más allá de las prescripciones establecidas por la ley de Moisés.

En efecto, esta pobre mujer desde hacía tantos años no sólo estaba sencillamente enferma, sino que era considerada impura porque padecía de hemorragias (Cfr. Lv 15, 19-30). Por esta razón estaba excluida de las liturgias, de la vida conyugal, de las relaciones normales con el prójimo. El evangelista Marcos añade que había consultado a muchos médicos, agotando sus medios para pagarlos y soportando tratamientos dolorosos, pero sólo había empeorado. Era una mujer descartada por la sociedad. Es importante considerar esta condición – de descartada – para entender su estado de ánimo: ella siente que Jesús puede liberarla de la enfermedad y del estado de marginación y de indignidad en el que se encuentra desde hace años. En una palabra: sabe, siente que Jesús puede salvarla.

Este caso nos hace reflexionar acerca de cómo la mujer muchas veces es percibida y representada. A todos se nos pone en guardia, también a las comunidades cristianas, contra consideraciones de la feminidad aminoradas por prejuicios y recelos ultrajantes de su intangible dignidad. En este sentido son precisamente los Evangelios los que  restablecen la verdad y reconducen a un punto de vista liberatorio.

Jesús ha admirado la fe de esta mujer a la que todos evitaban y ha transformado su esperanza en salvación. No conocemos su nombre, pero las pocas líneas con las que los Evangelios describen su encuentro con Jesús trazan un itinerario de fe capaz de restablecer la verdad y la grandeza de la dignidad de toda persona. En el encuentro con Cristo se abre para todos, hombres y mujeres de todo lugar y de todo tiempo, el camino de la liberación y de la salvación.

El Evangelio de Mateo dice que cuando la mujer tocó el manto de Jesús, Él “se dio vuelta”, la vio (v. 22), y le dirigió la palabra. Como decíamos, a causa de su estado de exclusión, la mujer ha actuado a escondidas, detrás de Jesús – tenía un poco de temor – para no ser vista, porque era una descartada. En cambio, Jesús la ve y su mirada no es de reproche, no dice: “¡Vete de aquí, tú eres una descartada!”, como si dijera: “¡Tú eres una leprosa, vete!”, ¿no? No reprocha. Sino que la mirada de Jesús es de misericordia y ternura. Él sabe lo que ha sucedido y busca el encuentro personal con ella, lo que, en el fondo, ella misma anhelaba. Esto significa que Jesús no sólo la acoge, sino que la considera digna de ese encuentro hasta el punto que le dona su palabra y su atención.

En la parte central del relato el término salvación se repite tres veces. “Con sólo tocar su manto, quedaré curada. Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: ‘Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado’” (vv. 21-22). Este “ten confianza, hija” – “confianza hija”, dice Jesús – expresa toda la misericordia de Dios por aquella persona, y por toda persona descartada. Pero cuántas veces nos sentimos interiormente descartados por nuestros pecados, hemos hecho tantas, hemos hecho tantas… Y el Señor nos dice: “¡Confianza! ¡Ven! Para mí tú no eres un descartado, una descartada. Confianza, hija. Tú eres un hijo, una hija”. Y éste es el momento de la gracia, es el momento del perdón, es el momento de la inclusión en la vida de Jesús, en la vida de la Iglesia. Es el momento de la misericordia. Hoy, a todos nosotros, pecadores, que somos grandes pecadores o pocos [pequeños] pecadores, pero todos lo somos, ¡eh!,  a todos [nosotros] el Señor nos dice: “¡Confianza, ven! Ya no eres descartado, no eres descartada: yo te perdono, yo de abrazo”.

Así es la misericordia de Dios. Debemos tener coraje e ir hacia Él; pedir perdón por nuestros pecados e ir adelante. Con coraje, como hizo esta mujer.  Después, la “salvación” adquiere múltiples rasgos: ante todo devuelve la salud a la mujer; después la libera de las discriminaciones sociales y religiosas; además, realiza la esperanza que ella llevaba en su corazón anulando sus temores y su desaliento; y, en fin, la devuelve a la comunidad liberándola de la necesidad de actuar a escondidas. Y esto último es importante: un descartado siempre hace algo a escondidas [alguna vez] o toda la vida: pensemos en los leprosos de aquellos tiempos, en los sin techo de hoy… pensemos en los pecadores, ¡eh!, en nosotros pecadores: siempre hacemos algo a escondidas, como … tenemos necesidad de hacer algo a escondidas y nos avergonzamos por lo que somos. Y Él nos libera de esto, Jesús nos libera y hace que nos pongamos de pie: “Levántate, ven. De pie”. Como Dios nos ha creado: Dios nos ha creado de pie, no humillados. De pie. La salvación que Jesús da es total, reintegra a la vida de la mujer en la esfera del amor de Dios y, al mismo tiempo, la restablece en su plena dignidad.

En suma, no es el manto que la mujer ha tocado el que le da la salvación, sino la palabra de Jesús, acogida en la fe, capaz de consolarla, curarla y restablecerla en la relación con Dios y con su pueblo. Jesús es la única fuente de bendición de la que brota la salvación para todos los hombres, y la fe es la disposición fundamental para acogerla.

Jesús, una vez más, con su comportamiento lleno de misericordia, indica a la Iglesia el itinerario que debe realizar para salir al encuentro de cada persona, para que cada uno pueda ser curado en el cuerpo y en el espíritu, y recuperar la dignidad de hijos de Dios. Gracias.

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— ACI Prensa (@aciprensa) 31 de agosto de 2016

 


7:04:00 a.m.

«Mujeres semilla de esperanza»

(RV).- «Escuchar, dar voz, rezar. Acompáñanos a acompañar». Es la invitación de María Lía Zervino, Servidora y Secretaria General de la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas, que nos sigue presentando el segundo encuentro con Mujeres de Oriente Medio:  «Mujeres constructoras de paz para una cultura del encuentro y del diálogo». Conferencia que tendrá también un perfil ecuménico, respondiendo al espíritu del Jubileo de la Misericordia y a ser, como nos pide el Papa Francisco, una Iglesia en salida.

Más información en: http://www.wucwo.org/

(CdM – RV)  


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