FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
Ciclo C
Textos: Is 52, 7-10; Heb 1, 1-6; Jn 1, 1-18
Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.
Idea principal: La Sagrada Familia de Nazaret es un modelo para todas las familias humanas y cristianas.
Síntesis del mensaje: La fiesta de la Sagrada Familia es reciente. Fue establecida por el Papa León XIII para dar a las familias cristianas un modelo entrañable y evangélico. Todas las lecturas de hoy trazan un programa para vivir en familia como Dios quiere.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, poco sabemos de la infancia de Jesús, pero sí sabemos que quiso nacer y vivir en una familia, y experimentar nuestra existencia humana con todas las sorpresas, sobresaltos, éxitos y fracasos. Y, por si fuera poco, escogió una familia pobre, trabajadora, que tendría muchos momentos de paz y serenidad, es verdad, pero que también supo de estrecheces económicas, de emigración, de persecución, de soledad y de muerte, como tantas familias hoy día, y que los obispos comentaron en el Sínodo de hace unos meses. A la familia de Nazaret debemos acercarnos con infinito respeto pues está sumergida en el misterio de Dios –Dios quiso nacer en una familia humana- y es un modelo amable de muchas virtudes que deberían copiar las familias cristianas: la mutua acogida, la comunión perfecta, la fe en Dios, la fortaleza ante las dificultades, el cumplimiento de las leyes sociales y de la voluntad de Dios. Preguntémonos cómo se tratarían José y María: con qué delicadeza, ternura, respeto, fidelidad. Preguntémonos cómo Jesús los amaba con cariño, les obedecía con alegría y era para ellos motivo de profunda satisfacción y sano orgullo. María y José tenían la sagrada custodia de Jesús; de ahí la preocupación cuando le perdieron en Jerusalén (evangelio). Y ese Jesús era el Sol del hogar de Nazaret. Y para Jesús, María era la ternura hecha cariño materno, y José era el papá solícito, sacrificado y honesto, de quien aprendió día a día en ese taller de carpintero.
En segundo lugar, en las lecturas de la misa de hoy, Dios nos traza un programa concreto para todas las familias. Nos iría mejor y se acabarían las separaciones y los divorcios, las riñas y las peleas, los golpes y las faltas de respeto, los niños abandonados en la calle y dejados a la intemperie de las malas compañías, los abuelos descartados y llevados a cualquier geriátrico o asilo…si pusiésemos en práctica lo que nos dice la primera lectura del Eclesiástico: los hijos deben honrar a los padres, cuidándolos en la vejez, no causándoles tristeza, tratándoles con paciencia y sin menospreciarles porque ya perdieron el vigor y la salud. A estos consejos sumamos los otros de san Pablo a los colosenses en la segunda lectura: misericordia, bondad, humildad, dulzura, comprensión, capacidad de perdón. Todo se resume en el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada (2ª lectura). La fiesta de hoy no nos da soluciones técnicas y económicas para la vida familiar o social, pero nos ofrece las claves más profundas, humanas y cristianas, de esta convivencia. Y el evangelio de hoy termina así: “Jesús iba creciendo en sabiduría, edad y en gracia delante de Dios y de los hombres”. ¿Podemos decir esto también de los hijos de nuestras familias?
Finalmente, esta fiesta también compromete a la Iglesia en el trato con la familia. El Sínodo sobre la familia puso de relieve la importancia de la pastoral familiar. Si es verdad lo que dijo el Papa Francisco en Filadelfia, Estados Unidos, durante el congreso de la familia en septiembre de este año 2015, improvisando el discurso: “Lo más lindo que hizo Dios, dice la Biblia, fue la familia. Creó al hombre y a la mujer, y ¡les entregó todo, les entregó el mundo! Crezcan, multiplíquense, cultiven la tierra, háganla producir, háganla crecer. Todo el amor que hizo en esa creación maravillosa se lo entregó a una familia…Y una familia es realmente familia cuando es capaz de abrir los brazos y recibir todo ese amor”(26 de septiembre de 2015) …si es verdad esto, entonces la Iglesia no puede cerrar los ojos ni las entrañas a la familia. Prueba de esto ha sido el Sínodo. Varios obispos pidieron a la Iglesia un estilo nuevo de cercanía de la Iglesia a las familias, una proximidad contagiosa, una ternura fuerte y exigente, tanto en las tristezas como en las alegrías. Otros sugirieron una serie de buenas prácticas que ayudarían a vivir la dimensión espiritual de la familia: la recepción de la Palabra de Dios en la familia, la catequesis familiar y el explícito impulso, que debería constar en el documento final del Sínodo, de oraciones para-litúrgicas y rituales en el seno familiar. Hubo quien pidió que se hable de la fidelidad e indisolubilidad como don y llamamiento, y no sólo en términos jurídicos de deber. Fidelidad e indisolubilidad, no como superpuestas al compromiso, sino como profundamente integradas en el lenguaje del amor y comprendidas en su dimensión teologal. No tenemos una teología de la familia sino del matrimonio y más vinculada a lo moral. El Magisterio debería presentar el Evangelio de la familia en forma orgánica e integrada, sin olvidar la dimensión evangelizadora de la familia, pues cada familia es “iglesia doméstica” y al mismo tiempo “iglesia misionera”. Y por lo mismo “la familia es escuela de humanidad y de santificación”.
Para reflexionar: ¿Nuestras familias tienen claro el plan de Dios para ellas? ¿Qué más debe hacer la Iglesia por las familias? ¿Cómo ayudar a las familias heridas y que sufren el fracaso matrimonial, la pobreza, la emigración, la soledad…?
Para rezar: recemos con el Papa Francisco esta oración que nos regaló, por las familias:
“Jesús, María y José, en ustedes contemplamos el esplendor del amor verdadero, a ustedes nos dirigimos con confianza.Sagrada Familia de Nazaret, haz que también nuestras familias sean lugares de comunión y cenáculos de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.Sagrada Familia de Nazaret, que nunca más en las familias se vivan experiencias de violencia, cerrazón y división:que todo el que haya sido herido o escandalizado conozca pronto el consuelo y la sanación. Sagrada Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de los Obispos pueda despertar en todas las conciencias del carácter sagrado e inviolable de la familia, su belleza en el proyecto de Dios.Jesús, María y José, escuchen y atiendan nuestra súplica. Amén”.
Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org
La entrada P. Antonio Rivero: “¡Cuánto vale la familia…Miremos a la familia de Nazaret!” se publicó primero en ZENIT - Espanol.
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