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Hechos de los Apóstoles 2, 14, 36-41: “Dios lo ha constituido Señor y Mesías”

Salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya”

I Pedro 2, 20-25: “Han vuelto ustedes al pastor y guardián de sus vidas”

San Juan 10, 1-10: “Yo soy la puerta de las ovejas”

Al contemplar las ingentes multitudes que tiemblan de miedo, que  anhelan la paz y que buscan justicia con dignidad, hastiados, llenos de cólera por un mundo tan descompuesto, forzosamente tenemos que recordar las palabras de Jesús que se autoproclama como el Buen Pastor. Quizás a algunos les suene extraño y hasta protesten porque la imagen del Pastor iría muy unida a la imagen de la oveja, o como decimos entre nosotros, a la imagen del borrego, que ha adquirido un sentido peyorativo de manipulación, de seguimiento ciego, de multitud inconsciente.

Las grandes masas son arrastradas por líderes corruptos o son subyugadas por los medios masivos y que aparecen inconscientes, adormecidas, indiferentes ante las graves situaciones. Y hoy, domingo del Buen Pastor, parece un día propicio para que nuestra reflexión nos lleve a una toma de conciencia de todo lo que estamos haciendo y que ha propiciado que este mundo loco y desquiciado se encuentre al borde del precipicio.

Cristo, Buen Pastor, no quiere adormecernos ni solapar responsabilidades ni de criminales ni de autoridades. Nada más lejano de la intención de Cristo. Ha discutido fuertemente con los principales y los fariseos, y ahora lanza una dura crítica a su liderazgo y a su autoridad. Es por tanto un juicio contra quienes no vigilan, quienes abandonan arrastrando consigo a otros, o bien, contra quienes no se acercan de forma correcta al rebaño. Trae a la memoria la dura imprecación que hace el profeta Ezequiel contra los malos pastores de Israel, tiene su aplicación en contra de los dirigentes de los tiempos de Jesús, pero también es palabra viva para hoy y se presenta como crítica dura y actual contra los dirigentes y malos pastores que no tienen en cuenta al pueblo y solamente se aprovechan de sus privilegios y puestos.

Es una acusación tanto para los lobos como para los pastores, pero también es un fuerte silbido, al mismo tiempo enérgico y cariñoso, para que las ovejas no se duerman o no vayan tras engañosas seguridades. La maldad y la injusticia tienen como responsables tanto a los criminales como a las autoridades, pero también lo son el silencio, la indiferencia y el miedo, de un pueblo que calla, que no se levanta y que no ha hecho lo necesario para sacudirse tanta corrupción y tanta mentira.

Cuando Pedro acusaba a la multitud de responsabilidad ante la muerte de Jesús, con el corazón adolorido preguntaron: “¿Qué tenemos que hacer?”. Y Pedro los invita a una conversión de verdad, no a un cambio de escenario ni a cambios externos. Sugiere un cambio donde se borre definitivamente el pecado y se guíen por el espíritu. También hoy ésta debería ser nuestra pregunta y éstas nuestras actitudes. Deberemos poner a Cristo como nuestro Buen Pastor pero también asumir las actitudes correspondientes a un pueblo responsable y consciente de sus obligaciones y sus derechos. Porque todos estamos de acuerdo en reconocer que Cristo es el verdadero pastor, opuesto al mercenario, y es el único guía seguro que va delante de las ovejas y que abre el camino; pero no estamos dispuestos a soportar un examen sobre nuestro papel de pastores, cuidadores y educadores de un pueblo, de una comunidad o de una familia.

Las palabras exigentes de Jesús sobre los bandidos, ladrones y mercenarios, fácilmente las aplicamos a las autoridades, a los responsables y a quienes tienen el deber de velar por nuestros pueblos. Y tenemos razón, porque ellos deben tener muy en cuenta el ejemplo de Cristo y cualquier autoridad o líder moral, tiene la obligación de velar por el bienestar de los ciudadanos y no de aprovecharse de ellos. Pero al mismo tiempo, estas palabras de Cristo son para cada uno de nosotros que tenemos alguna responsabilidad frente a las demás personas: padres de familia, maestros, coordinadores, sacerdotes, catequistas, autoridades… todos tenemos que mirarnos en esta imagen de Jesús y ver cómo estamos realizando nuestra tarea.

El pasaje de este día también insiste en una clara diferencia entre la voz del pastor y la voz del mercenario. La voz del pastor llega hasta nuestro interior y nos da vida. Pero también se escuchan otras voces que adormecen, que engañan y que intimidan. Lo más triste es que hay quienes siguen esas voces y terminan en la muerte. Tendremos que discernir cuál voz estamos siguiendo. Al mismo tiempo Jesús afirma: “Yo soy la puerta de las ovejas”. Una puerta tiene una doble función: abrir y cerrar; proteger y dejar entrar. En este caso es una puerta de exclusión para los salteadores y ladrones y puerta de acceso para los verdaderos pastores.

Una puerta cerrada para quien busca su propio interés y abierta para quien busca dar vida. Una puerta abierta a la libertad y a la intimidad. Y Cristo nos invita a pasar por esa puerta que es Él mismo para abrirnos a la verdadera libertad. Al mismo tiempo es una puerta cerrada a la mentira, a la injusticia y al mal. Jesús nos ofrece un criterio para ver a quién dejamos entrar por esa puerta y cuáles voces escuchamos, “que tengan vida y la tengan en abundancia”. Lo que mata al pueblo, lo que limita la vida, lo que la oscurece, no podemos dejarlo entrar ni permitir que nos manipule.

Este Domingo del Buen Pastor se nos presenta como un silbido potente que nos despierta y nos pone en alerta. No puede el discípulo permanecer pasivo porque la indiferencia ante la injusticia es grave pecado de omisión. Y al mismo tiempo nos invita a estar atentos a distinguir las voces que dan vida plena, de aquellas voces que llevan a la muerte y a la corrupción. ¿Qué estamos haciendo? ¿Vivimos pasivos ante la injusticia, la corrupción y la maldad? ¿Cuál es nuestra responsabilidad cuando al mismo tiempo somos pastores y ovejas?

Jesús, Buen Pastor, enséñanos a dar la vida por las ovejas a nosotros encomendadas, danos la inteligencia y el valor suficientes para proteger a la comunidad, a los jóvenes y a los niños, y concédenos reconocerte a Ti como nuestra Puerta y nuestro Pastor. Amén.

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2:31:00 a.m.

“Este joven cirujano, conocido como doctor santo, e integrante de la Orden de Hermanos Hospitalarios llevó a cabo una intensa labor apostólica en su vida profesional y eclesial. Fue un gran médico de cuerpos y de almas”

En esta festividad de san José Obrero, se celebra también la vida de este santo que nació el 2 de agosto de 1897 en Trivolzio, Pavia, Italia. Al bautizarle le impusieron el nombre de Herminio Felipe, tomando el de Ricardo en su vida religiosa. Era el décimo de once hermanos. A los tres años perdió a su madre y su familia materna se ocupó de él. En 1907 falleció su padre en un accidente de tráfico. Arropado por su tíos Carlos y María, que secundó a su madre lo mejor que pudo, se impregnó de la fe que había en el hogar. Solía orar ante el Sagrario, mostraba gran devoción por la Eucaristía, acostumbraba a rezar el rosario diariamente –del que luego dijo: “este es mi arma predilecta, con esta corona el diablo huye”–, eran frecuentes sus obras de misericordia y fue excelente catequista. Un estado permanente de oración envolvía sus acciones cotidianas.

Su anhelo era ser sacerdote y misionero, pero su salud era delicada y sus familiares le disuadieron, aunque no le pusieron trabas para colaborar con la Acción Católica. Mientras, recibía formación en distintos centros. Y al culminar los estudios en el Liceo se matriculó en la facultad de medicina de la universidad de Pavía. Su tío Carlos, médico, le había animado. Sabía que una persona sensible como él, ferviente católico además, podría asistir a los enfermos con una calidad que está muy por encima del hecho meramente instrumental, clínico, y de una labor profesional impecable que se supone y espera de todo médico. Y efectivamente, el santo tuvo claro que quien tenía frente a él era una persona con sus necesidades espirituales y materiales. Que un galeno ha de buscar remedios para el cuerpo del paciente, pero en manera alguna puede descuidar su alma.

En abril de 1917, en medio de la Guerra Mundial, fue reclutado y tuvo que partir a filas. Al ser estudiante de medicina fue trasladado a la primera línea de fuego. Allí veía el trágico fin de sus compañeros en medio de incontables atrocidades, inútil masacre que acompaña a la barbarie. Luego fue destinado en otra zona algo alejada de la batalla, quedando fuera de peligro. Y cuando el 24 de octubre de ese año el ejército italiano estuvo a punto de ser derrotado, hubo orden de retroceso para todos los soldados, que abandonaron el hospital de campaña y los recursos que tenía. Entonces Ricardo los recogió depositándolos en una carreta tirada por una vaca que condujo durante 24 h. en medio de una brutal y persistente tempestad. Calado hasta los huesos, temblando de frío, puso a salvo todo. Le concedieron la medalla de bronce y el ascenso, pero le quedó como recuerdo una pleuresía de grave repercusión para su vida posterior.

En 1921 obtuvo el título de doctor en medicina y cirugía, y se dispuso a poner en práctica sus conocimientos primeramente junto a su tío Carlos, y luego como suplente en Vernate, hasta que obtuvo la plaza de médico rural en Morimondo, Milán. En esta localidad fue de gran ayuda para el párroco. Fundó con él el Círculo de la Juventud de Acción Católica, de la que fue su primer presidente, y hasta organizó una banda de música, iniciativas que encomendó a san Pío X. Ejercía su apostolado también en otros frentes, como secretario de la comisión misionera de la parroquia, impulsaba ejercicios espirituales para jóvenes y trabajadores, y muchas veces se hacía cargo de los gastos.

Ejerció como médico rural durante seis años. Fue un profesional ejemplar (no solo docto, que también lo era), que asistía a los enfermos sin medir riesgos. Sus pacientes eran mayormente pobres, y movido por su caridad y generosidad les proporcionaba solícitamente no solo la asistencia gratuita sino los medicamentos, alimentos, vestido e incluso dinero. Mientras, había completado estudios durante dos años más, obteniendo la especialización en obstetricia y ginecología. En 1923 fue habilitado como oficial sanitario en la universidad de Pavía. Allí se integró en el círculo universitario Severino Boecio, y colaboró con las conferencias de San Vicente de Paúl. En la primavera de ese año conoció a Riccardo Beretta, que se convirtió en su director espiritual. Y de su mano vislumbró su vocación religiosa. Intentó vincularse a los jesuitas y a los franciscanos, pero su salud era tan precaria que lo rechazaron.

En junio de 1927 ingresó en Milán en la Orden de Hermanos Hospitalarios (Fatebenefratelli). Hizo el noviciado en Brescia y profesó en 1928 tomando el nombre de Ricardo en honor al padre Beretta. En esta ciudad los Hermanos de San Juan de Dios tenían un hospital y fue nombrado director del gabinete de odontología. A este centro acudían fundamentalmente los más necesitados y los obreros, a los que atendió caritativamente, como siempre había hecho. Quienes recibían directamente sus cuidados le estimaban y consideraban una persona fuera de lo común, aunque esta admiración por la virtud que apreciaban en él la tenían también sus hermanos de comunidad, sus compañeros médicos, y el personal sanitario en general. Asumía los trabajos humildes con la misma elegancia y dedicación que su trabajo como médico.

De su vida espiritual, cincelada por la santidad en lo ordinario, dan constancia también las 66 cartas que dirigió a su hermana María Longina, franciscana misionera del Corazón Inmaculado de María que se hallaba destinada en Egipto. El coloquio que ambos mantuvieron pone de manifiesto la grandeza de corazón de este santo, que tuvo en su hermana un modelo a seguir. La vida de Ricardo fue corta. Murió con 33 años el 1 de mayo de 1930 después de agravarse la pleuritis que contrajo en la guerra y que se convirtió en una broncopulmonía. Su breve estancia en Torrino en 1929 obligado por la inflamación pulmonar no le sirvió de nada, como tampoco el traslado sugerido por sus familiares de Brescia a Milán para atenderle convenientemente. No hubo forma de dilatar su existencia. Juan Pablo II lo beatificó el 4 de octubre de 1981, y lo canonizó el 1 de noviembre de 1989. Sus restos se veneran en la iglesia parroquial de Trivolzio, donde era conocido como “doctor santo”.

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1:32:00 a.m.

VATICANO, 30 Abr. 20 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco recordó a los católicos la importancia del testimonio cristiano y de la misión. Así lo explicó el Santo Padre en la Misa de la casa Santa Marta de este jueves 30 de abril.

Tras la lectura del pasaje del Evangelio de San Juan en el cual Jesús dice: “Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae”, el Pontífice afirmó que: “Jesús recuerda que los profetas habían anunciado esto. “es Dios que atrae el conocimiento del Hijo, sin esto, no se puede conocer a Jesús. Sin esto, no se puede conocer a Jesús”.

Durante su homilía, el Papa Francisco señaló que “sí, se puede estudiar, conocer la Biblia, conocer cómo nació, qué hizo, eso sí. Pero conocerlo por dentro, conocer el misterio de Cristo, solamente es para quienes que son atraídos por el Padre a esto”.

Luego continúo a relatar la narración de la primera lectura del Libro de los Hechos de los apóstoles para comentar “esto es lo que ha sucedido a este ministro de economía de la reina de Etiopía. Se ve que era un hombre piadoso y que se tomó tiempo, en tantos de sus negocios, para ir a adorar a Dios. Un creyente, y regresaba en la patria leyendo al profeta Isaías. El Señor tomó a Felipe y le dio ese lugar, y después le dijo: ve a un lado, acércate a ese carro, y siente que está leyendo Isaías el ministro, y se acerca y le hace una pregunta: ¿entiendes? Pero, ¿cómo podré entender si nadie me guía?, y hace la pregunta de ¿quién hace esto? el profeta”.

En esta línea, el Santo Padre añadió que este señor subió al carruaje, “durante el viaje, no sé cuanto tiempo, yo pienso que al menos un par de horas, Felipe explicó, explicó a Jesús”.

“Aquella inquietud que tenía este señor en la lectura del profeta Isaías era precisamente del Padre que atraía hacia Jesús, que había preparado, lo había llevado desde Etiopía a Jerusalén para adorar a Dios, y después, con esta lectura, había preparado el corazón para revelar a Jesús. A tal punto que, apenas llegó, dijo: ¿puedo ser bautizado? Y él creyó”.

En este sentido, el Pontífice remarcó que “esto que nadie puede conocer a Jesús sin que el Padre lo atraiga. Esto es válido para nuestro apostolado, para nuestra misión apostólica como cristianos. Pienso también a las misiones. No saber hacer las misiones, ir a convertir a la gente… tú no convertirás a nadie ¿eh? Será (Dios) Padre a atraer aquellos corazones a Jesús. Hacer misión es dar testimonio de la propia fe, sin testimonio no harás nada”.

“Ir en misión… no significa hacer estructuras grandes, cosas, y detenerse allí. No, las estructuras deben ser testimonio tú puedes hacer una estructura sanitaria, educativa, de gran perfección, de gran desarrollo. Pero si una estructura es sin testimonio cristiano, tú trabajo allí no será un trabajo de testigo, un trabajo de verdadera predicación de Jesús, será una sociedad de benéfica, muy buena, pero nada más”, aseguró el Santo Padre.

Finalmente, el Papa Francisco dijo: “Si yo quiero ir en misión, ir en apostolado, debo ir con la disponibilidad que el Padre atraiga a las personas a Jesús y eso lo hace el testimonio. Jesús mismo lo dice al apóstol Pedro cuando confiesa que Él es el Mesías. Tú eres feliz Simón Pedro porque esto te lo ha revelado el Padre”.

Lecturas comentadas por el Papa Francisco:

Hechos 8:26-40

26 El Ángel del Señor habló a Felipe diciendo: «Levántate y marcha hacia el mediodía por el camino que baja de Jerusalén a Gaza. Es desierto.»
27 Se levantó y partió. Y he aquí que un etíope eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a adorar en Jerusalén,
28 regresaba sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.
29 El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y ponte junto a ese carro.»
30 Felipe corrió hasta él y le oyó leer al profeta Isaías; y le dijo: «¿Entiendes lo que vas leyendo?»
31 El contestó: «¿Cómo lo puedo entender si nadie me hace de guía?» Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él.
32 El pasaje de la Escritura que iba leyendo era éste: «Fue llevado como una oveja al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, así él no abre la boca.
33 En su humillación le fue negada la justicia; ¿quién podrá contar su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.»
34 El eunuco preguntó a Felipe: «Te ruego me digas de quién dice esto el profeta: ¿de sí mismo o de otro?»
35 Felipe entonces, partiendo de este texto de la Escritura, se puso a anunciarle la Buena Nueva de Jesús.
36 Siguiendo el camino llegaron a un sitio donde había agua. El eunuco dijo: «Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?»
38 Y mandó detener el carro. Bajaron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y lo bautizó,
39 y en saliendo del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y ya no le vio más el eunuco, que siguió gozoso su camino.
40 Felipe se encontró en Azoto y recorría evangelizando todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.

San Juan 6:44-51

44 «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.
45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.
47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de la vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;
50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»

1:09:00 a.m.

VATICANO, 30 Abr. 20 (ACI Prensa).-
Al inicio de la Misa en la Casa Santa Marta de este 30 de abril, el Papa Francisco ofreció la Eucaristía por quienes han fallecido recientemente y solicitó oraciones por los difuntos “anónimos” durante esta pandemia del coronavirus, COVID19.

“Rezamos por los difuntos, por quienes han fallecido, por la pandemia y también, en un modo especial por los difuntos, digamos así ‘anónimos’, hemos visto las fotografías de las fosas comunes, tantos allí”, pidió el Santo Padre.

Durante su homilía, el Papa Francisco reflexionó en el pasaje del Evangelio de San Juan en el cual Jesús dice: “Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae”. En esta línea, el Santo Padre afirmó que “es Dios que atrae el conocimiento del Hijo, sin esto, no se puede conocer a Jesús”.

“Si, se puede estudiar, conocer la Biblia, conocer cómo nació, qué hizo, eso sí, pero conocer el misterio de Cristo solamente para quienes que son atraídos por el Padre”.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

San Juan 6:44-51


44 «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.
45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.
47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de la vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;
50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»

7:31:00 a.m.

(zenit – 29 abril 2020).- “Pido a Santa Catalina que proteja a Italia durante esta pandemia; y que proteja a Europa, porque es la patrona de Europa, que proteja a toda Europa para que permanezca unida”.

Esta petición fue realizada por el Santo Padre durante la audiencia general celebrada hoy, 29 de abril de 2020, y emitida en directo desde la biblioteca del Palacio Apostólico.

En concreto, tuvo lugar en sus palabras dirigidas a los italianos, recordando que en este día se celebra la fiesta de Santa Catalina de Siena, co-patrona de Italia.

“Esta gran figura de mujer sacó de la comunión con Jesús el coraje de la acción y esa inagotable esperanza que la sostuvo en las horas más difíciles, incluso cuando todo parecía perdido, y le permitió influir en los demás, incluso en los más altos niveles civiles y eclesiásticos, con la fuerza de su fe”, describió el Papa.

“Que su ejemplo ayude a cada uno a saber unir, con coherencia cristiana, un intenso amor a la Iglesia a una efectiva preocupación por la comunidad civil, especialmente en este tiempo de prueba”, deseó.

En la Misa de la Casa Santa Marta celebrada esta mañana, el Pontífice también se había referido a la festividad de esta santa e, igualmente, exhortó a rezar por la unidad de Europa, “para que todos juntos podamos seguir adelante como hermanos”.

En su catequesis, Francisco culminó el ciclo de catequesis en torno a las bienaventuranzas con la última de ellas: “Bienaventurados los perseguidos por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,10).

En ella recordó que que existen muchos cristianos que sufren persecución en distintas partes del mundo: “Ellos necesitan nuestra oración y experimentar nuestra cercanía”.

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7:31:00 a.m.

(zenit – 29 abril 2020).- En un país sumido en una grave crisis social, económica y de salud, durante una cuarentena debido a la aparición de un grave virus, Venezuela “se llena de regocijo y esperanza” al saber que cada vez falta menos para la beatificación de su venerable siervo de Dios.

Así lo expresó el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y administrador apostólico de la arquidiócesis de Caracas, el pasado lunes 27 de abril de 2020, cuando dio a conocer la información de que la Comisión Teológica aprobó de forma unánime el milagro del venerable José Gregorio Hernández, acercándolo más a la beatificación, ya que para culminar este tránsito solo faltaría la Plenaria de cardenales y obispos y la aprobación del Papa Francisco para su beatificación.

El arzobispo de Mérida dijo en su comunicado que “la Comisión teológica compuesta de siete expertos que examinó el presunto milagro en la curación de la niña Yaxury Solorzano, ha aprobado por unanimidad el estudio hecho sobre el mismo”, lo que genera una gran alegría en el país sobre todo durante esta época tan delicada en la que vivimos.

“Recibimos esta buena nueva como una gracia de lo alto que nos anima a seguir en oración para impetrar que nuestro venerable médico sea elevado a los altares, y a continuar pidiendo por su intercesión la superación de situaciones adversas en la salud física y espiritual como la petición para que pronto cese la pandemia que azota al mundo entero” fueron palabras del cardenal Porras.

Asimismo, pidió al pueblo venezolano seguir en oración continua y sincera para ayudar a finalizar con bendiciones este camino de beatificación que tanto han esperado los devotos de Venezuela y el mundo.

El doctor José Gregorio Hernández, fue uno de los varios médicos prominentes del país que trabajaron arduamente para combatir la gripe española que azotó a gran parte del mundo, y también a nuestro país; al igual que en aquel momento, la sociedad se encontraba temerosa y muchos, llenos de fe, se pusieron en las manos de este notable médico para ser sanados; por ello, hoy 102 años después de aquella circunstancia, la Iglesia pide elevar las plegarias al Venerable para alcanzar el fin de la pandemia por COVID-19.

Venerable José Gregorio Hernández

José Gregorio Hernández Cisneros fue un médico, científico, profesor y filántropo de profunda vocación religiosa, católico franciscano seglar, reconocido por su solidaridad con los más necesitados y recordado por su caridad, generosidad, rectitud y servicio a los pobres.

Su vida fue un testimonio evidente de santidad, ya que muchos latinoamericanos lo consideran santo, a pesar de que aún no ha sido canonizado por la Iglesia católica.

Actualmente está en proceso de beatificación y posterior canonización, después de que en el año 1986 el Papa Juan Pablo II declaró solemnemente sus virtudes heroicas, por lo cual se le otorgó el título de Venerable.

La entrada Venezuela: Venerable José Gregorio Hernández, cercano a su beatificación se publicó primero en ZENIT - Espanol.

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