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5:44:00 a.m.
REFLEXIONES EN FRONTERA

jesuita Guillermo Ortiz


(RV).- (Con audio) RealAudio MP3 Todos los superiores tienen consultores. En las mismas constituciones de la Compañía de Jesús escritas por san Ignacio de Loyola y aprobadas por el Papa Pablo III en 1540, está previsto que todos los superiores de las comunidades jesuitas tienen “consultores”.

De ahí que a los jesuitas no nos resultara extraño que Francisco eligiera un grupo de cardenales para ayudarlo.


Pero el mismo Papa explica que: “Entre las sugerencias de las Congregaciones Generales de cardenales que precedieron el Cónclave, figuraba la de la conveniencia de instituir un restringido grupo de miembros del Episcopado, procedentes de diversas partes del mundo, que el Santo Padre pudiera consultar, singularmente o de forma colectiva, sobre cuestiones particulares”, para afirmar a continuación, que tal iniciativa representa “una notable ayuda para cumplir el ministerio pastoral de Sucesor de Pedro que los hermanos cardenales me confiaron”. Y que es por esta razón que anunció en mayo la constitución del mencionado grupo, que este 28 de setiembre instituyó formalmente como “un ‘Consejo de Cardenales’, con la tarea de ayudarme en el gobierno de la Iglesia universal y de estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana.”


Por esto, la decisión tan importante, va más allá de la experiencia de Bergoglio como superior jesuita. Se inserta en el corazón mismo del modo de proceder de la Iglesia, sobre todo si tomamos en serio el Concilio Vaticano II. De ahí que el vicario de Cristo dice que “Dicho Consejo… será una expresión más de la comunión episcopal y del auxilio al munus petrinum que el Episcopado esparcido por el mundo puede ofrecer”.


Por otra parte, entiendo que hay que tener muy en cuenta que se trata de un consejo de carácter absolutamente consultivo, y que las reuniones de este consejo no implican obligadamente decisiones que el Papa tomará durante o inmediatamente después de estos encuentros.



5:35:00 a.m.
Bangui - “Es una situación explosiva que puede causar una tragedia", dice a Fides Mons. Juan José Aguirre Muñoz, Obispo de Bangassou, donde en el barrio de Tokoyo, los habitantes han creado una barricada para protestar contra la violencia y los abusos de los rebeldes Seleka.

“La protesta se desató ayer por la noche después de que los hombres de Seleka torturasen a un muchacho en el barrio, un taxista de motocicleta. La gente está cansada del acoso constante de los rebeldes que han instituido puestos de control para extorsionar a la población todos los días, que ya se ve privada de todo”, dice el obispo.

“Se ha creado una situación muy tensa porque delantera de la barricada de los residentes locales, armados con machetes, se han agrupado los hombres de Seleka unidos con varios comerciantes musulmanes locales, a su vez, armados con Kalashnikov proporcionados previamente por los rebeldes”, dijo el obispo.

“Al ser advertido por el párroco del barrio he enviado a mis dos vicarios vestidos con la toga blanca para tratar de calmar la situación, y hemos pedido al Iman y al representante de la juventud musulmana que nos ayuden a restaurar la paz”, dice Mons. Aguirre. “El problema real no es un choque de religión, cristianos contra musulmanes, sino que el problema son los continuos abusos contra la población por parte de los rebeldes”, dice Mons. Aguirre.

“Lo que está sucediendo ahora mismo en Bangassou también ocurre en otras ciudades de Centro-áfrica porque la población está realmente exasperada porque los rebeldes de Seleka les roban todos los días”, concluye el Obispo

5:04:00 a.m.
Masaya – La violencia hacia las mujeres se erradicará de nuestro país sólo cuando haya procesos de reeducación social en los cuales se transmitan valores auténticos entre los jóvenes y las familias: lo ha subrayado el Obispo auxiliar de la Archidiócesis de Managua, Su Exc. Mons. Silvio Baez, ayer después de oficiar la misa en celebración del patrono de la ciudad de Masaya, San Jerónimo. La nota enviada a la Agencia Fides informa de que durante su homilía en la iglesia de San Jerónimo, el obispo se ha dirigido a la comunidad con una reflexión sobre la reciente reforma que los diputados ante la Asamblea Nacional han realizado. De hecho, el miércoles 25 de septiembre ha sido modificada, con 83 votos a favor y 4 en contra, la Ley orgánica contar la violencia sobre las mujeres, para introducir el artículo 46 que prevé la figura de la mediación como un principio de oportunidad en casos de delitos leves. Esta modifica ha provocado la protesta inmediata de los grupos feministas que se oponen a cualquier reforma a la ley y ha provocado un debate a nivel nacional.

La ley 779, en vigor desde junio de 2012, es la “Ley contra la violencia contra las mujeres de Nicaragua”. Propuesta inicialmente para detener la violencia y los numerosos crímenes cometidos contra las mujeres, la ley ha tenido consecuencias negativas con respecto a la familia, al matrimonio, a las parejas de hecho, a la integridad del hogar... De hecho la aplicación inmediata de sanciones a los hombres acusados de actos de violencia no permitía la mediación entre agresor y víctima, y esto ha significado, en poco tiempo, un gran número de familias separadas o destruidas.

“Nicaragua no va a cambiar a fuerza de leyes ni de decretos. La violencia contra las mujeres no va a terminar con una ley más dura, independientemente de que haya mediación o no en la Ley 779, todos sabemos que la violencia contra las mujeres y contra cualquier persona va a terminar en Nicaragua hasta cuando tengamos corazones nuevos. Tenemos que comenzar a cambiar desde adentro si queremos un país mejor” ha dicho Mons. Baez.

4:51:00 a.m.

«Doctora de la Iglesia, maestra del camino espiritual, esta gran carmelita ha legado al mundo con su virtud un excelso tratado de cómo sobrenaturalizar lo ordinario. Es la patrona de las misiones»


Madrid, 01 de octubre de 2013 (Zenit.org) Isabel Orellana Vilches | 0 hitos


Su frágil apariencia y forma de expresión de algunos escritos, que pueden recordar un estilo un tanto infantil, a estas alturas, y con lo que se sabe de ella, no puede confundir a nadie. La gran Teresa de Lisieux era una mujer de una reciedumbre espiritual poco común. Fue doctora del amor en grado sublime, ciertamente heroico. Sobrenaturalizó las pequeñas cosas cotidianas, afrontando con decisión irrevocable por amor a Cristo las que más cuestan, las que interrumpen el flujo del amor a Dios y a los demás en cuestiones aparentemente nimias, sutiles, pero que esconden cierto grado de sufrimiento nada desdeñable. El camino espiritual que ha trazado con su virtud es un excelso tratado de cómo superarlas.


Tuvo una vida corta, intensa y entregada, rebosante de tanta ternura y de tal riqueza, que habría sido irreparable de todo punto no haber podido contar con su impresionante testimonio de amor. Por fortuna, dejó plasmada en su formidable Historia de un alma, además de hacerlo en sus cartas y escritos, la pasión que inundaba todo su ser en un gesto supremo de generosidad, culminando esta obra a punto de morir. Sembró el amor hasta que exhaló el último suspiro. Y hoy, al iniciar octubre, mes de las misiones, esta sección de ZENIT se complace en honrar a su patrona, una insigne carmelita que continúa perfumando con su exquisita caridad el orbe entero.


Vino al mundo en Alençon, Francia, el 2 de enero de 1873. Tuvo el privilegio de nacer en un hogar de dos auténticos hijos de Dios, encumbrados por la Iglesia a los altares, Luís y Celia. Vio desfilar ante ella a sus hermanas María, Paulina y Celina, precediéndole en el Carmelo. Soñó con seguir sus pasos ardientemente, suplicó tanto, que al final obtuvo lo que deseaba. Tenía de su parte, además de la gracia divina, el apoyo de su padre; su madre ya había fallecido. Leonia, otra de sus hermanas, eligió a las religiosas de la Visitación. Como su fe no tenía fronteras, en julio de 1887 Teresa arrancó con su oración la conversión del condenado a muerte Pranzini. Esa Navidad la marcó a fuego. Comprendió que el Niño Dios se había hecho pequeño por amor a ella, para infundirle valor en su seguimiento. Y aunque tenía 15 años, su padre no dudó en conducirla ante el papa León XIII, a quien expuso con firmeza su deseo de ingresar en el Carmelo, lo cual se produjo en 1888.


Profesó en 1890, cuando su padre ya había enfermado, teniendo claro su objetivo de escalar las más altas cumbres del amor. Apuraba el tiempo, como si supiese que no se le concedería demasiado, orando, haciendo penitencia y aprovechando todos los momentos para mortificarse con cualquier circunstancia propiciada por la convivencia. Delicada, sensible y exquisita en su trato, sufría gestos que contravenían su visión de cómo debía ser la vida religiosa y los ofrendaba a Cristo. Buscaba expresamente, según el precepto evangélico, a las hermanas de trato más complejo y les dedicaba a conciencia lo mejor de sí. «Ahora comprendo que la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón». Llevó con espíritu ejemplar las bajas temperaturas del convento, –«he sufrido de frío en el Carmelo hasta morir»–, silenció su horror a determinados insectos, soportó con dulzura acusaciones infundadas sin justificarse, etc. Y cuando veía que su debilidad podía ponerla en grave aprieto faltando a la caridad, huía, haciendo de este gesto una victoria sobre su tendencia dominante. Era la expresión de su oración continua. «Para mí, orar consiste en elevar el corazón, en levantar los ojos al cielo, en manifestar mi gratitud y mi amor lo mismo en el gozo que en la prueba».


Anhelaba el martirio: «Quería Jesús concederme el martirio del corazón o el martirio de la carne; preferiría que me concediera ambos». El primero le fue otorgado. Sin embargo, en un momento dado de su vida expresó: «He llegado a un punto en el que me es imposible sufrir, porque todo sufrimiento es dulce». En 1893 fue designada ayudante de la maestra de novicias. Desconocían que vivía una intensa aridez. Y es que estaba tan centrada en la Eucaristía que era hartamente difícil imaginarlo. Sabía que la vivencia de la virtud sin la gracia de Dios es imposible. Humildemente escribió: «Yo soy un alma minúscula, que solo puede ofrecer pequeñeces a nuestro Señor». Con esas «pequeñeces» iluminó el camino de la perfección y se convirtió en maestra de la infancia espiritual. «La santidad no consiste en esta o la otra práctica, sino en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños entre los brazos de Dios, conscientes de nuestra flaqueza y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre».


En 1894 murió su padre, y a finales de ese año comenzó a escribir la Historia de un alma por indicación de la madre Inés de Jesús, su hermana Paulina. En 1895 se sintió llamada a ofrendarse al amor misericordioso. Poco después experimentó la más alta intensidad del mismo, la «herida de amor». Acogió con entusiasmo la misión de acompañar espiritualmente a Bellière, que se preparaba para ser misionero, y en 1896 la del P. Roulland que se hallaba en misiones en el extranjero. En Semana Santa de ese año sufrió los primeros ataques de hemoptisis, y entró en la «noche de la fe», que perduró hasta el fin de sus días.


En 1897, ya gravemente enferma, la madre María de Gonzaga le indicó que continuase el manuscrito de su vida. El 8 de julio de ese año fue conducida a la enfermería. En el Cuaderno amarillo se constata la inmensa riqueza que continúo legando en el lecho del dolor. Allí entregó su vida el 30 de septiembre, exclamando: «Oh, le amo...». Como vaticinó, tras su partida hizo «caer una lluvia de rosas». Pío XI la beatificó el 29 de abril de 1923, y la canonizó el 17 de mayo de 1925. Juan Pablo II la proclamó doctora de la Iglesia el 19 de octubre de 1997.



(01 de octubre de 2013) © Innovative Media Inc.


4:18:00 a.m.
Cali – El Arzobispo de Cali, Su Exc. Mons. Darío de Jesús Monsalve, ha denunciado enérgicamente la violencia en contra de los sacerdotes, después del asesinato del sacerdote y del vicepárroco de la parroquia de San Sebastián de Roldanillo, que tuvo lugar en la noche entre el viernes 27 y el sábado, 28 de septiembre y ha descrito el asesinato como un acto de sacrilegio que se castiga automáticamente con la excomunión de los autores del crimen.

“Estamos absolutamente consternados y con el alma partida porque este asesinato no es solamente un crimen que viola toda consideración humana y toda ley divina, sino que es un sacrilegio gravísimo y un golpe al alma de la gente creyente y católica” ha dicho el Arzobispo, pidiendo el apoyo de toda la comunidad católica para llevar adelante la campaña en favor del desarme.

La nota enviada a la Agencia Fides también hace referencia a las declaraciones del Jefe de la Policía del Valle del Cauca, Mariano Botero, según el cual muy probablemente los asesinos, al menos dos, se podrían haber escondido en la iglesia parroquial antes del cierre para introducirse luego en la casa parroquial, con la intención de robar el dinero de las limosnas.

Los dos sacerdotes, que pertenecían a la diócesis de Cartago, son el padre Luis Bernardo Chavarriaga Echeverry, párroco de la parroquia de San Sebastián de Roldanillo, de 69 años, y su vicario, el P. Héctor Fabio Cabrera Morales, que sólo tenía 27 años y había sido ordenado el año pasado.

El funeral se celebrará hoy en la misma parroquia de San Sebastián, y será presidido por Su Exc. Mons. José Alejandro Castaño Arbeláez, Obispo de Cartago.

2:49:00 a.m.
Seúl – El nuevo Directorio General de la Iglesia católica en Corea , recién publicado por la Conferencia Episcopal de Corea se presenta como una herramienta útil para “las diversas iniciativas en los distintos servicios y ámbitos de la pastoral”, señala en una nota enviada a la Agencia Fides Su Exc. Mons. Peter Kang U-il, Presidente de la Conferencia Episcopal. En la primera parte, el texto presenta “la Iglesia católica en el mundo” reportando los principales documentos de encíclicas papales, cartas y exhortaciones apostólicas. La segunda parte está dedicada a la “Iglesia Católica en Corea”, y expone las principales actividades y estadísticas, a partir de diciembre de 2012. Entre otros temas tratados, la nueva evangelización, la bioética, la pastoral para los refugiados de Corea del Norte, la promoción de la causa de beatificación y canonización de los mártires coreanos. La tercera parte contiene una serie de documentos sobre la historia de la Iglesia católica en Corea y en las Asambleas Generales de los Obispos. Se presenta la lista de sacerdotes coreanos en orden cronológico, desde S. Andrew Kim Taegon a los ordenados el 31 de diciembre de 2012.

De acuerdo con los datos contenidos en el Directorio, la Iglesia católica en Corea ha crecido significativamente en los últimos años, alcanzando el 10,3% de la población , con un crecimiento a un ritmo de 2 - 3% anual en la última década. Si el número de católicos ha aumentado y la Iglesia coreana todavía tiene muchas vocaciones, la formación de los fieles sigue siendo un desafío central, antes y después del bautismo, para entender completamente y a fondo el contenido de la fe. La Iglesia coreana está creciendo también en la “misión ad gentes”: varios obispos envían sacerdotes como “fidei donum” a América Latina, Asia y África.

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