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(zenit – 29 dic. 2020).- Los obispos del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile hicieron una declaración el miércoles 23 de diciembre sobre la última aprobación en la Cámara de los Diputados de un proyecto de ley de la eutanasia para ciertos casos.

En el comunicado, el Episcopado chileno reafirma la inexistencia de razones para legitimar “moralmente un hecho tan grave como quitar voluntariamente la vida humana a ninguna persona ni bajo ninguna circunstancia, incluso en el caso de que ella misma haya dado su consentimiento”.

Rechazo total

Los obispos consideran esta acción un “un paso de máxima gravedad política y moral, porque implica una concepción”, a su entender, “errada de la persona humana, de su dignidad y de sus derechos esenciales”. La eutanasia es, recuerdan, la “acción deliberada” que busca la muerte de una persona con el fin de eliminar “cualquier tipo de dolor”.

Se trata, añaden, de un “acto siempre ilícito desde el punto de vista moral”, en todo caso un “crimen contra la vida humana”, y citan la Carta del Buen Samaritano, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para señalar que la vida es un don, y la eutanasia un “acto intrínsecamente malo, en toda ocasión y circunstancia”.

Como respuesta a esta realidad, se ven animados a “poner a disposición la mirada antropológica que brota del Evangelio, pero cuya raíz compartimos con muchas cosmovisiones y credos, y a la que adhieren numerosos habitantes de nuestro país”

Contra el derecho natural

El mensaje del episcopado apunta a la eutanasia como una “forma moderna de violación de los derechos fundamentales” que reduce la dignidad humana a un “simple bien disponible como otros”, y cita al Papa Francisco para hablar de la “cultura del descarte” que define la vida humana como “susceptible de ser desechada”.

La declaración expresa que “quienes pagan los costos de esta lógica son justamente las personas más frágiles y muchas veces más pobres, respecto de las cuales tenemos como sociedad mayor obligación”.

Acompañar al débil

El Comité Permanente indica la cercanía de la Iglesia con el “sufrimiento que viven tanto las personas que padecen una enfermedad incurable como sus familiares, acompañándolos en este doloroso proceso”, y ve necesaria la promoción de los cuidados paliativos para la “mayor cantidad de personas posible, especialmente los más pobres”.

Frente a esta labor crucial, los prelados ven que la eutanasia “aleja a la medicina de su misión primordial” de curar al enfermo y rebajar su sufrimiento. Por ello, argumentan legítima la invocación del “derecho a la objeción de conciencia”.

Responsabilidad de todos

El Episcopado de Chile reclama a las autoridades legislativas que “con prudencia y sabiduría” consideren las graves consecuencias de la aprobación de este proyecto de ley. Del mismo modo, animan a la comunidad laica a dialogar sobre “qué es digno” sin descalificaciones, en todo momento intentando llegar a lo “bueno y verdadero que existe en quien piensa distinto”.

Por último, los mitrados muestran como buena la posibilidad de que la sociedad chilena se exprese libre y democráticamente, “con respeto, de cara a la gente, con la recta intención de cuidar el bien común”.

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(zenit – 29 dic. 2020).- La Comunidad de Sant’Egidio en Cochabamba, Bolivia, brindó almuerzo a más de 400 personas en situación de calle esta Navidad y repartió canastones con alimentos, implementos de limpieza y juguetes a un centenar de familias.

Así informó Iglesia Viva ayer, 28 de diciembre de 2020, a través de una nota.

“Nadie es tan pobre que no pueda dar algo”, recalcan Magali López, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Cochabamba y Jeakeline Orellana, responsable del Servicio de la calle en la misma como integrante del movimiento laical.

Navidad Para Todos

Bolivia Sant'Egidio Navidad

Bajo el lema: “Navidad Para Todos” la Comunidad brindó el almuerzo a personas en situación de calle este 26 de diciembre, distinto de otras navidades ya que con motivo de cuidar de la salud de las personas se recibió a un número reducido en el comedor abierto por el tiempo de pandemia, en un espacio brindado por los Hermanos Menores Franciscanos de la Provincia Misionera de San Antonio en Bolivia.

Los platos de comida fueron distribuidos en distintas zonas de la ciudad como la plaza Principal, plazuela Colón, terminal de Buses y Av. Aroma logrando llegar a más de 400 personas en situación de calle y personas que por la situación que vive el país han perdido su trabajo.

“En la pandemia hemos conocido más familias en situación de calle y sin trabajo. La comunidad enseña que cada hermano es familia, no es asistencialismo, los acompañamos por años y en tiempo de pandemia han sido y son el rostro del Señor que nos enseña a vivir el Evangelio” afirma Jeakeline.

El 27 de diciembre se entregaron canastas de víveres, implementos de limpieza, dulces y juguetes a 100 familias, en un emotivo encuentro para recordar a todos la unión familiar.

Magali comparte que en este tiempo han visto milagros de solidaridad: “A quienes ayudamos ahora vienen a ayudar, como don Benito que desde su pobreza donó 20 limones con los que se realizó el jugo de limonada para el refrigerio navideño. En la Comunidad tenemos una frase: Nadie es tan pobre que no pueda dar amor, porque el amor no tiene estatus económico. Todos podemos ayudar, ayer estuvieron como amigos compartiendo la comida, pero hoy les toca servir y es una manera también de dignificar su realidad. Somos todos parte de la comunidad y muchos de ellos salen de la calle y forman una familia, pero continúan viniendo y compartiendo, principalmente en Navidad. Tenemos amigos de todas las edades, religiones y lugares, y quien quiera sumarse es bienvenido”.

Durante la pandemia

Bolivia Sant'Egidio NavidadA nivel mundial la Comunidad quiso seguir acompañando a los pobres y resulto un desafió en tiempo de cuarentena por la pandemia. “No podíamos dejar a la gente en la calle y el amor nos enseñó a ser creativos”, cuenta Jeakeline.

La comunidad comenzó a salir cumpliendo las normas de bioseguridad y respetando las disposiciones del Gobierno, buscando aliados como los misioneros de Maryknoll, los Hermanos Maristas y los Hermanos Franciscanos, brindando alimentación tres veces por semana a personas en situación de calle, extranjeros y dependientes de alguna droga, partiendo de 15 personas hasta llegar a un número de 200.

También se fabricaron mascarillas, un amigo de la calle costuraba y obsequiaba las mascarillas “nos enseñaron a cuidarnos unos a otros, la comunidad ha crecido mucho más, porque a pesar de las limitaciones, repetimos “nadie es tan pobre para no dar algo” y también dar la responsabilidad a los otros, donde los pobres se sientes corresponsables y rezando unos por otros. Aprendemos de los más humildes”, asegura Jeakeline.

Sant’Egidio

Es una comunidad cristiana que nació en 1968, apenas finalizar el Concilio Vaticano II, por iniciativa de Andrea Riccardi en un instituto del centro de Roma.

Con los años se ha convertido en una red de comunidades que se ha extendido por más de 70 países y que dedica una especial atención a las periferias y a los periféricos.

La forman hombres y mujeres de distintas edades y extracciones que están unidos por un lazo de fraternidad basado en la escucha del Evangelio y en el trabajo voluntario y gratuito por los pobres y por la paz. La oración, los pobres y la paz son sus referentes fundamentales.

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Sin quedar irremediablemente atrapada por la dolorosa pérdida de sus padres y algunos hermanos, esta fundadora italiana fue desde el Corazón de Jesús y de María al de la juventud. La beata Eugenia Ravasco destinó su cuantiosa herencia a los necesitados

Aunque en sus entrañas latía el hondo anhelo de partir a misiones, sueño que no pudo cumplir, siendo jovencísima pasó a formar parte del gran elenco de fundadores y fundadoras, y dedicó su quehacer a sembrar de esperanza el acontecer de los jóvenes, con singular atención a los más desamparados.

Nació el 4 de enero de 1845 en Milán, Italia, siendo la tercera de los seis hijos que verían la luz en la familia formada por el honorable banquero Francisco Mateo y su esposa Carolina Mozzoni Frosconi.

No iba a tener otro afán en su vida que “vivir abandonada en Dios y en las manos de María Inmaculada” y “arder en el deseo del bien ajeno, especialmente de la juventud”, ideario de su fundación y objetivo de su día a día.

En esa situación familiar privilegiada, económica y social, fue educada en la fe, aunque perdió a su madre cuando era una niña. Dos hermanos pequeños murieron también, y su padre, de origen genovés, regresó a su tierra con dos de sus hijos, el mayor y la benjamina.

Mientras, la beata Eugenia Ravasco quedó bajo el amparo de una tía que la formó y cuidó como una madre hasta que en 1852, con hondo pesar por tener que separarse de ella, se fue a Génova junto a su padre y hermanos: Ambrosio y Elisa. Con ésta última, en particular, estuvo estrechamente unida.

En 1855 murió su progenitor, y otros tíos, Luís Ravasco, también banquero y comprometido con la fe, así como Elisa Parodi, madre de una numerosa prole de diez hijos, intentaron cubrir el doloroso vacío. Luís fue el tutor de sus sobrinos.

Buscó una institutriz para las niñas, y aunque aquélla actuó con mano firme y severa en exceso, Eugenia se amoldó sin dificultad. Tomó la primera comunión en 1855, y desde ese momento experimentó una singular devoción por la Eucaristía, que fue uno de los rasgos de su vida espiritual, compartido con su amor a los Sagrados Corazones de Jesús y de María Inmaculada.

Al fallecer su querido tío Luís, que tanto bien le reportó, una de sus tías fraguó para ella un ventajoso matrimonio con un marqués, pero no prosperó la idea porque la elección de su consagración al Sagrado Corazón de Jesús estaba grabada en lo más íntimo de su ser.

En mayo de 1863 penetró en el templo de Santa Sabina. Un misionero predicaba la palabra, y la beata Eugenia Ravasco halló la respuesta que estaba buscando para su vida: ensamblado su corazón al Corazón de Jesús, se consagraría a los demás.

Dócil a la voluntad divina, a través de su director espiritual comenzó a dar los pasos oportunos con firmeza. No tuvo en cuenta el juicio negativo de familiares y las críticas desdeñosas de personas de alto estatus social, como había sido el suyo, y dio muestras de su gran caridad y generosidad poniendo al servicio de los necesitados el copioso patrimonio que había heredado: “Este dinero no es mío, sino del Señor, yo soy solamente la depositaria”. Y así comenzó a prestar toda clase de ayuda a niñas, enfermos y pobres.

Siendo joven había tenido que afrontar las dificultades y dolorosos hechos que acaecieron en su familia, hacerse cargo de los bienes y luchar contra personas sin escrúpulos que intentaron esquilmarlos.

Además, vio con enorme sufrimiento cómo se perdía irremediablemente su hermano mayor, preso de los desmanes. Todo ello acrisoló su gran fortaleza y revistió su madurez humana y espiritual. Por eso se comprende que el 6 de diciembre de 1868, contando solo con 23 años, fundase la Congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.

La beata Eugenia Ravasco nació con el objeto de inculcar a los jóvenes, especialmente a los desfavorecidos, los valores cristianos. A todos instó a seguir el camino de perfección. Atenta a los pobres, no descuidó tampoco a personas con recursos ganándoselas para Cristo, al tiempo que obtenía su ayuda económica para auxiliar a los que nada poseían.

La estrecha colaboración con las parroquias dio grandes frutos apostólicos. Con todos compartió su acendrado amor a la Eucaristía así como a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Rogaba insistentemente: “Corazón de Jesús, concededme poder hacer este bien y ninguno otro, en todas partes”.

Su sueño frustrado, porque así lo determinó la Providencia, fue ir a misiones. Pero estuvo al lado de los presos, los moribundos y los incrédulos. En 1878 creó la Escuela Normal femenina, criticada e incomprendida por sectores laicistas.

Nada hizo mella en su fe y vivió, como siempre había hecho, totalmente desprendida de sí. Las numerosas acciones que impulsó tuvieron el signo de la alegría y de la fe. Aconsejaba a las jóvenes: “Estad alegres, divertíos, pero santamente…”.

Y a sus hijas: “Vuestro gozo atraiga otros corazones para alabar a Dios”. Con este espíritu asumió, llena de paciencia y caridad, la incomprensión y soledad a la que fue sometida dentro de su comunidad. Muy enferma, la beata Eugenia Ravasco murió el 30 de diciembre de 1900. Fue beatificada por Juan Pablo II el 27 de abril de 2003.

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Reflexión sobre la liturgia dominical de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, el próximo viernes 1 de enero de 2020, escrito por el padre Antonio Rivero L.C.

COMENTARIO A LA LITURGIA DOMINICAL

Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

Ciclo B

Textos: Nm 6, 22-27; Gal 4, 4-7: Lc 2, 16-21

Idea principal: Hoy celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios y el día internacional de la paz.

Síntesis del mensaje:  Fue el Papa Pablo VI quien trasladó al día 1 de enero la fiesta de la Maternidad divina de María, que antes caía el 11 de octubre. En efecto, antes de la reforma litúrgica realizada después del concilio Vaticano II, en el primer día del año se celebraba la memoria de la circuncisión de Jesús en el octavo día después de su nacimiento —como signo de sumisión a la ley, su inserción oficial en el pueblo elegido— y el domingo siguiente se celebraba la fiesta del nombre de Jesús.

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, en este primer día del año ponemos a Santa María como intercesora, para que nos consiga la paz que necesitamos. Es el primer día del año y se lo dedicamos a Ella, a la Madre de Dios, a la Reina de la Paz, para que bendiga también todos nuestros esfuerzos y deseos de paz. La escena del Evangelio también nos trae sentimientos de paz.

Volvemos a Belén, al pesebre, a contemplar “a María, a José, y al niño acostado en el pesebre”. Nos unimos a los pastores en este momento de adoración, contemplando esta escena, sintiéndonos parte de ella, como aquella gente sencilla que supo ver en aquel niño a todo un Dios que venía a nacer entre nosotros.

También damos gloria a Dios, como los pastores, por haberle descubierto en nuestras vidas, por haber dejado que Dios nazca, un año más, en nuestros corazones. Ese niño llena nuestros corazones y nuestras vidas de paz, de su paz. “La paz os dejo, mi paz os doy”. Una paz verdadera y para siempre, a pesar de la pandemia que trata de arrebatarnos esta paz que nos trajo el Niño Dios. No lo permitamos.

 En segundo lugar, pedimos en este día que el Señor se fije en nosotros y nos conceda la paz. Es esta una oración que hacía todo buen israelita, y es una oración y un deseo que debemos hacer hoy nuestro todas las personas de buena voluntad.

Queremos que el Señor conceda la paz, su paz, a todos nuestros familiares y amigos, y a todas las personas que quieran recibirla, al mundo entero. Hoy es la jornada mundial de la paz. ¡La paz de Dios! El salmo 84 nos dice que la justicia y la paz se abrazan, se besan.

Queremos una paz que sea fruto de la justicia, no una paz impuesta violentamente por la fuerza de las armas o por la fuerza del dinero. No queremos la paz de personas que viven aplastadas por el poder político, social y económico.

No queremos la paz de los cementerios. Queremos la paz de los cuerpos y de las almas, la paz material y la paz espiritual. Sabemos que esta paz de Dios no la podemos conseguir plenamente mientras vivamos en esta tierra, pero debemos aspirar cada día a acercarnos un poco más a ella.

Tampoco la vamos a conseguir con nuestras solas fuerzas humanas, necesitamos la ayuda de Dios. Por eso, vamos a pedirle hoy a Dios que, por intercesión de su madre, Santa María, se fije en nosotros y nos conceda la paz.

Finalmente, este es un día para dar gracias a Dios. Gracias por todo lo que hemos vivido en este año que terminamos y que ha sido duro y difícil por el coronavirus, gracias por lo que viviremos en el año que comienza, gracias por todo lo nuevo que aparece en nuestra vida.

Le pedimos a Dios que todos los buenos deseos que tenemos y que nos decimos en el Nuevo Año sepamos hacerlos realidad. Hacemos nuestro propósito de favorecer todo lo que ayude a que haya más felicidad para todos, amigos y desconocidos. Este es nuestro deseo: “Paz y bien para todos”.

Para reflexionar: ¿Cómo inicio el nuevo año: con esperanza y fe? ¿Con alegría y optimismo? ¿Dispuesto a generar la paz en mi familia y por donde vaya?

Para rezar: Porque Jesús, fue nacido de mujer, amamos y veneramos el nombre de esa mujer: María. Porque María es espejo de la humanidad redimida, bendecimos y suspiramos, en este Año Nuevo, a la nueva Eva, a Aquella que nos ha dado tanto: a Jesús.

Para ser Madre de Dios y Madre nuestra, no dejó atrás su pobreza ni su sencillez, su obediencia y su ser maternal. ¡Bendecimos tu docilidad, María! Porque María, meditaba las cosas sagradas en lo más hondo de su corazón, bendecimos su memoria, su espíritu y su fe. ¡Bendita Tú, María! Porque María, como el sol que amanece ilumina los rincones más oscuros de nuestra casa.

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

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11:19:00 a.m.

Islamabad (Agencia Fides) – “No tengáis miedo: este mensaje, dado por el ángel Gabriel a los pastores, nos da una buena noticia, es decir, que Dios ama a su pueblo, especialmente a los que sufren, atemorizados, impotentes o marginados”: Este es el mensaje que caracteriza la Navidad 2020 en Pakistán, atravesada por la segunda ola de la pandemia Covid-19, como ha declarado a la Agencia Fides el arzobispo Joseph Arshad, quién guía la diócesis de Islamabad-Rawalpindi y es presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Pakistán.
“Debido a la pandemia de Covid-19 - escribe el arzobispo en un mensaje dirigido a los fieles y enviado a la Agencia Fides - vemos que la gente de nuestro entorno está viviendo una vida llena de miedos, dificultades y desafíos. El coronavirus no solo ha afectado la salud de las personas, sino también sus vidas por completo debido a la crisis económica y financiera. La gente ha perdido su empleo, o trabaja con salarios bajos, hay desesperación, se sienten desamparados, los precios de los alimentos y de otras necesidades básicas suben y muchos han perdido seres queridos”. Frente a este sufrimiento, “miremos el pesebre de Jesucristo como símbolo de esperanza. Sean mensajeros de esperanza, paz y alegría para los demás fieles, especialmente para los pobres y necesitados. Podemos ser una fuente de alegría y felicidad para los demás”, ha escrito en su mensaje Mons. Arshad.
Pakistán está atravesando la segunda ola de Covid-19 y hasta ayer 27 de diciembre ha registrado 471 mil casos de contagio, con cerca de 9.800 muertes. En esta situación, las celebraciones navideñas se han realizado en las iglesias, pero con estricto cumplimiento de las medidas anti-Covid, como el distanciamiento, el saneamiento y el uso de mascarillas. Según la información de Fides, las iglesias, dada la limitada capacidad para los fieles, han multiplicado las celebraciones eucarísticas el día de Navidad, permitiendo así que un mayor número de fieles pudiesen estar presentes y celebrar el nacimiento del Redentor.
El obispo de Faisalabad, Indrias Rehmat, en su mensaje navideño ha dicho: “Centrémonos en el mensaje del ángel: no temas. Esta fue la buena noticia dada hace 2000 años. Hoy, las escuelas y universidades están cerradas en Pakistán. Los restaurantes y el patio de juegos están vacíos, los horarios de oficinas y las actividades son limitados. No podemos visitar a nuestros familiares, tenemos miedo de ir a bodas y funerales, vamos a la iglesia con el miedo de contraer el coronavirus. Esta Navidad, sigamos nuestra fe en el Señor, vivamos con esperanza en Cristo y recemos para que el Niño Jesús, redentor del mundo, sane completamente al mundo herido”.
Mons. Samson Shukardin OFM, obispo de Hyderabad, hablando con Fides, señala: “Creemos firmemente que esta Navidad nos traerá nuevas esperanzas. En medio de la pandemia de Covid-19, millones de personas siguen sufriendo y desesperadas después de perder sus trabajos, su estilo de vida normal y especialmente a sus seres queridos. Estamos unidos en la oración como una sola familia universal: que esta Navidad y el nuevo año nos llenen del amor de Dios y ahuyenten los temores de la pandemia”.
El arzobispo Evarist Pinto, arzobispo emérito de Karachi, en su mensaje de Navidad también ha dicho: “Vivimos en una época marcada por la soledad durante este período pandémico. Pero creemos que Dios nunca abandona a su pueblo y está con nosotros. Mantengámonos en contacto a través de nuestra fe y nuestras oraciones y difundamos el mensaje de paz y esperanza de la Navidad”.
(AG-PA) (Agencia Fides 28/12/2020)


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El Ministro Plate entregando ayudas en los orfanatos

Yakarta (Agencia Fides) - Para la comunidad católica en Indonesia ha sido una Navidad que, debido a la pandemia, se ha celebrado tanto de forma virtual - gracias a las nuevas tecnologías - como en gestos concretos de cercanía y convivencia con los más pobres de parte de los cristianos, pero también de los líderes de la comunidad civil.
Según la información de la Agencia Fides, el presidente indonesio Joko Widodo participó en la celebración de la Navidad, recordando el mensaje clave de la misma durante la pandemia mundial: la esperanza. “Durante este período difícil debido a la pandemia, puede llegar a faltar la esperanza. En la temporada navideña, veremos pequeñas velas por todas partes recordando que siempre hay esperanza: la presencia de Dios, Emmanuel, que siempre estará con nosotros”, dijo, invitando a todos los ciudadanos indonesios a cultivar la esperanza. “La presencia de Dios que nos cuida, su misericordia nos permitirá deshacernos de nuestras preocupaciones para afrontar este difícil momento”, dijo el presidente en su mensaje con motivo de la Navidad.
El cardenal Ignazio Suharyo, arzobispo de Yakarta y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Indonesia, hablando desde la Catedral de Yakarta, donde celebró una misa de Navidad transmitida en línea y seguida por miles de fieles, comentó: “La pandemia ha afectado fuertemente nuestra vida diaria. Que también se ha visto influenciada en gran medida por el discurso de odio y las noticias falsas, vinculadas a Covid-19. Todas estas actitudes ilícitas han demostrado claramente a quienes tienen una fe superficial o ejercen su creencia religiosa de una manera poco seria”.
El Cardenal criticó “la falta de respeto a nuestra noble ética nacional” y exhortó: “En este período difícil, estamos llamados a buscar inspiración en la fuerza de la fe”, recordando el tema nacional del Año Pastoral “Y lo llamarán Emmanuel - Dios está con nosotros”.
La Navidad en Indonesia también ha estado marcada por la distribución de 10,000 paquetes de alimentos básicos a orfanatos cristianos, hogares para ancianos y centros de asistencia para discapacitados. La donación pública de estos alimentos fue iniciada simbólicamente por el Ministro de Información y Comunicación de Indonesia, Johnny G. Plate, quien visitó el orfanato St. Vincentius en el centro de Yakarta.
Plate donó también muchos dispositivos útiles para el aprendizaje a distancia a la Asociación de Radioaficionados de Indonesia, que iniciará un programa específico de aprendizaje a distancia en algunos lugares remotos de la provincia de Papúa. El ministro anunció que el gobierno instalará más de 3.100 antenas de recepción y transmisión en todas las áreas remotas de Papúa para el año 2021-2022, de modo que “83.000 pueblos de Papúa tendrán acceso total a las señales 4G”, en beneficio de los escolares, explicó el ministro.
(MH-PA) (Agencia Fides 28/12/2020)


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