Podemos tener paz y alegría duradera en el corazón si abrazamos a Jesús, dice Francisco

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Dios habla al corazón del Pueblo con la alegría, la esperanza, la paz. Por eso, si no experimentas alegría, paz, esperanza en Navidad, quiere decir que te estás perdiendo algo importante.

Expresó el Papa en la misa de Noche Buena de 2015: “Cuando escuchemos hablar del nacimiento de Cristo, guardemos silencio y dejemos que ese Niño nos hable; grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto en la posada para Él y su familia –dijo. Encuentra cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales. Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate definitivo. De este Niño, que lleva grabados en su rostro los rasgos de la bondad, de la misericordia y del amor de Dios Padre, brota para todos nosotros sus discípulos, como enseña el apóstol Pablo, el compromiso de «renunciar a la impiedad» y a las riquezas del mundo, para vivir una vida «sobria, justa y piadosa» (Tt 2,12)”.

¿Qué pensás y sentís sobre esto?, ¿Cómo podemos hoy vos y yo practicar este ejercicio espiritual de abrazar a Jesús?


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