Santiago – Con una Misa presidida por el Obispo Auxiliar de la Diócesis de Santiago de Chile, Su Exc. Mons. Galo Fernández, en la tarde del sábado, 18 de octubre se ha clausurado la 24 peregrinación al Santuario de Santa Teresa de los Andes, la primera Santa chilena, la primera Santa carmelita descalza fuera de Europa, que fue beatificada en Santiago de Chile por San Juan Pablo II el 3 de abril de 1987, y fue canonizada por el mismo Papa el 21 de marzo de 1993.
La nota enviada a la Agencia Fides por la Archidiócesis contiene las palabras de Mons. Galo: “Hemos sido invitados a caminar con nuestras familias en el corazón. Ellas son espacio sagrado en donde se revela el amor incondicional, la importancia de la ternura, del compartir y del compromiso”. Sin embargo, ha añadido, también “son espacios de humanidad donde aparecen heridas y quiebres. Porque traemos de igual modo dolores por ausencias, enfermedades, desencuentros y tantas historias; y tal vez por ello las familias son espacios de aceptación y de perdón”. El Prelado también ha invitado a los jóvenes a “celebrar la vida y buscar siempre reencuentros en nuestras propias familias, pero también en las familias de nuestro entorno, de nuestro barrio, porque el amor es difusivo, está llamado a irradiar”.
La peregrinación ha iniciado a las 5 de la mañana del sábado 18 de octubre desde Santiago, y durante 27 kilómetros los casi 100 mil jóvenes han cantado, orado, reflexionado y compartido experiencias de fe. Los participantes eran principalmente jóvenes de distintos orígenes y contextos, agrupados y acompañados de los sacerdotes y las religiosas de las parroquias o los colegios, o de otras instituciones, pero también han participado grupos de familias en autobús o en coche privado, con los ancianos, e incluso a caballo.
La nota enviada a la Agencia Fides por la Archidiócesis contiene las palabras de Mons. Galo: “Hemos sido invitados a caminar con nuestras familias en el corazón. Ellas son espacio sagrado en donde se revela el amor incondicional, la importancia de la ternura, del compartir y del compromiso”. Sin embargo, ha añadido, también “son espacios de humanidad donde aparecen heridas y quiebres. Porque traemos de igual modo dolores por ausencias, enfermedades, desencuentros y tantas historias; y tal vez por ello las familias son espacios de aceptación y de perdón”. El Prelado también ha invitado a los jóvenes a “celebrar la vida y buscar siempre reencuentros en nuestras propias familias, pero también en las familias de nuestro entorno, de nuestro barrio, porque el amor es difusivo, está llamado a irradiar”.
La peregrinación ha iniciado a las 5 de la mañana del sábado 18 de octubre desde Santiago, y durante 27 kilómetros los casi 100 mil jóvenes han cantado, orado, reflexionado y compartido experiencias de fe. Los participantes eran principalmente jóvenes de distintos orígenes y contextos, agrupados y acompañados de los sacerdotes y las religiosas de las parroquias o los colegios, o de otras instituciones, pero también han participado grupos de familias en autobús o en coche privado, con los ancianos, e incluso a caballo.
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