(RV).- El Papa Francisco, al igual que sus predecesores Benedicto XVI y San Juan Pablo II, muestra una gran atención al tema de los nuevos mártires. Es un tema siempre presente en la vida de la Iglesia, como se había evidenciado durante el Jubileo del año 2000. Hoy, muchos cristianos sufren en el mundo y es muy importante recordar sus sufrimientos y vivir la gran comunión de la Iglesia a la cual el Papa nos invita.
Al respecto, el presidente de la comunidad de San Egidio, el profesor Marco Impagliazzo, comenta las palabras del Pontífice en el Ángelus de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia. La fiesta de la Navidad, afirma, es seguida por la celebración del protomártir Esteban. Incluso en la narración del nacimiento de Jesús hay una semilla de violencia, como se observa en la masacre de los inocentes ordenado por Herodes. El nacimiento de Jesús es un signo de contradicción, su vida es un signo de contradicción. Y hoy un signo de contradicción son los cristianos en muchas sociedades, por el hecho de ser portadores de la lógica del amor de Dios”.
2014, año de las persecuciones
“El 2014 – recuerda el presidente de la comunidad de San Egidio – ha sido un año particularmente dramático por las persecuciones a los cristianos en Irak, Siria, Paquistán y otros países de Asia. El estilo de vida de los cristianos, inspirado en el amor, da fastidio a una sociedad en la cual la violencia, la división y el abuso parecen ser la única ley. En este sentido – prosigue el profesor – los cristianos llevan también un gran testimonio de caridad, diálogo, encuentro y deseo de unidad. Unidad que muchas veces el mundo no reconoce porque se prefiere la división, hasta incluso la guerra.
La coherencia de los cristianos
En el Ángelus del 26 de diciembre, el Papa recordó que a pesar que no todos los cristianos son llamados a derramar, como San Esteban, su propia sangre, pero a cada cristiano se le pide ser coherente en cada circunstancia con la fe que profesa. Los cristianos deben vivir como discípulos, en el seguimiento de Jesús, por lo tanto deben de ser coherentes sobre todo con el mandamiento del amor, que es el más importante de todos. Nuestra gran coherencia debe ser aquella del amor hacia Dios, hacia nuestros hermanos y hacia nuestro prójimo.
Promover la libertad religiosa
El Papa también ha rezado para que en todo el mundo se fortalezca el compromiso por reconocer y promover concretamente la libertad religiosa, definida como un derecho inalienable de toda persona humana. Se trata de un principio fundamental del magisterio pontificio. Y esto es un signo de como la Iglesia católica ha vivido una actualización profunda. El tema de la libertad religiosa de hecho fue una de las conquistas del Concilio Vaticano II. A fines del siglo XX e inicios del XXI, los católicos han hecho de la libertad religiosa su bandera. El respeto de su propia fe, la libertad de profesarla, es para nosotros lo que está en el corazón de la vida de muchos hombres y mujeres en el mundo. Nosotros no defendemos sólo la libertad religiosa de los católicos, sino la de todos. Porque creemos que a una vida religiosa, corresponde los principios de los libros sagrados de cada religión, esto puede ser el fundamento de la unidad del mundo.
La cultura del encuentro
El compromiso por el respeto de esta libertad debe hacer referencia, sobre todo, a la organización de las Naciones Unidas. Una idea única en el mundo que tiene que ser defendida, concluye el presidente. Pero es necesario continuar en el compromiso para que las religiones no sean elementos de división sino de unidad. El tema del diálogo religioso, el tema del espíritu de Asís, es una gran riqueza para el mundo. Y este encuentro entre religiones, que se está multiplicando en nuestra sociedad por la presencia de muchos inmigrantes, es un encuentro fecundo. Pues, el gran testimonio que nosotros podemos dar es sobre todo este: no dejar jamás de creer en la cultura del encuentro.
(from Vatican Radio) December 29, 2014 at 11:24AM
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