Neuquén – Más de dos mil chilenos y argentinos se han reunido nuevamente a los pies del “Cristo del Tromén”, en la provincia de Neuquén , para participar en la Misa que cada año, desde 65 años, une a las dos naciones vecinas. La Misa se ha celebrado el domingo 1 de marzo en la frontera Mamuil Malal de Curarrehue, presidida por el obispo de la diócesis de Villarrica , Su Exc. Mons. Francisco Javier Stegmeier Schmidlin, y concelebrada por el obispo de Neuquén , Su Exc. Mons. Virginio Bressanelli, S.C.I.
La Misa y el encuentro en la frontera han surgido por iniciativa del padre Francisco Subercaseaux, capuchino, que era párroco de Pucón y misionero en la zona de la Araucanía chilena donde le confiaron una parroquia, según los datos de la agencia Aica. El “Cristo del Tromen” fue bendecido el 26 de febrero de 1950.
En la celebración Mons. Stegmeier ha comunicado que desde el próximo año esta fecha se celebrará el primer domingo de marzo. En su homilía Mons. Bressanelli ha subrayado que: “es hermoso saber que en distintas partes de esta cordillera seguimos celebrando nuestra hermandad. Esto quiere decir que realmente las fronteras no las hizo Dios, sino la humanidad. Somos una sola familia, familia de Dios. Celebremos siempre ser hermanos entre nosotros para que no haya cordilleras que nos dividan”. Desde hace 65 años solo una vez, en 2010, debido al terremoto de Chile, no se pude realizar esta celebración anual.
La Misa y el encuentro en la frontera han surgido por iniciativa del padre Francisco Subercaseaux, capuchino, que era párroco de Pucón y misionero en la zona de la Araucanía chilena donde le confiaron una parroquia, según los datos de la agencia Aica. El “Cristo del Tromen” fue bendecido el 26 de febrero de 1950.
En la celebración Mons. Stegmeier ha comunicado que desde el próximo año esta fecha se celebrará el primer domingo de marzo. En su homilía Mons. Bressanelli ha subrayado que: “es hermoso saber que en distintas partes de esta cordillera seguimos celebrando nuestra hermandad. Esto quiere decir que realmente las fronteras no las hizo Dios, sino la humanidad. Somos una sola familia, familia de Dios. Celebremos siempre ser hermanos entre nosotros para que no haya cordilleras que nos dividan”. Desde hace 65 años solo una vez, en 2010, debido al terremoto de Chile, no se pude realizar esta celebración anual.
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