El Vía Crucis

















































Dulce Jesús, subiste al Gólgota sin hesitar, como gesto de amor, y te dejaste crucificar sin lamento. Humilde hijo de María, cargaste con nuestra noche para mostrarnos con cuánta luz querías henchir nuestro corazón. En tu dolor, reside nuestra redención, en tus lágrimas, se bosqueja la «hora» en la que se desvela el amor gratuito de Dios. Siete veces perdonados en tus últimos suspiros de hombre entre los hombres, nos devuelves a todos al corazón del Padre, para indicarnos en tus últimas palabras la vía redentora para todo nuestro dolor. Tú, el plenamente encarnado, te anonadas en la cruz, solamente comprendido por Ella, la Madre, que permanecía fielmente al pie de aquel patíbulo. Tu sed es fuente de esperanza siempre encendida, mano tendida incluso para el malhechor arrepentido, que hoy, gracias a ti, dulce Jesús, entra en el paraíso. Concédenos a todos nosotros, Señor Jesús crucificado, tu infinita misericordia, perfume de Betania en el mundo, gemido de vida para la humanidad. Y, confiados finalmente en las manos de tu Padre, ábrenos la puerta de la vida que nunca muere. Amén.




From: Acitv



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