REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
En Myanmar, donde el 87% de los 150 millones de habitantes practica el Budismo, venera a Buda y su sabiduría, Francisco puso el acento en esta palabra en su homilía en la Misa en Yangon, el miércoles, 29 de noviembre de 2017.
Distinguió dentro de los mismos textos litúrgicos cristianos una sabiduría mundana y una sabiduría cristiana. Se refirió a la sabiduría mundana del rey Baltasar y sus videntes, en el libro de Daniel que les servía para “a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra”, “pero no poseían la sabiduría para alabar a Dios, en cuyas manos está nuestra vida y nuestro aliento”, expresó el Papa. “Daniel, sin embargo –afirmó-, tenía la sabiduría del Señor y fue capaz de interpretar sus grandes misterios”.
“El intérprete definitivo de los misterios de Dios es Jesús –dijo el Papa-. Él es la sabiduría de Dios en persona (cf.1 Co 1,24). Jesús no nos enseñó su sabiduría con largos discursos o grandes demostraciones de poder político o terreno, sino entregando su vida en la cruz. A veces podemos caer en la trampa de confiar en nuestra propia sabiduría, pero la verdad es que podemos fácilmente desorientarnos. En esos momentos, debemos recordar que tenemos ante nosotros una brújula segura: el Señor crucificado. En la cruz, encontramos la sabiduría que puede guiar nuestras vidas con la luz que proviene de Dios.”
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