ASIA/MYANMAR - Papa Francisco a las autoridades birmanas: curar las heridas del país es una “prioridad política”
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Nay Pyi Daw (Agencia Fides) - El pueblo de Myanmar «ha sufrido y sigue sufriendo a causa de los conflictos civiles y de las hostilidades que durante demasiado tiempo han creado profundas divisiones». La «curación de estas heridas ha de ser una prioridad política y espiritual fundamental» de esta fase de su historia. Y « en la gran tarea de reconciliación e integración nacional, las comunidades religiosas de Myanmar tienen un papel privilegiado que desempeñar». Esta es la prospectiva constructiva, de compromiso compartido por el bien común, que el Papa Francisco ha indicado a las instituciones y a todo el pueblo de Myanmar en el primer discurso público de su viaje en tierras birmanas, pronunciado en el gran auditorio del International Convention Centre, en la nueva capital del País, Nay Pyi Taw, ante las autoridades del gobierno, los representantes de la sociedad civil y los miembros del cuerpo diplomático.
El Papa Francisco ha expresado su aprecio «por los esfuerzos del Gobierno» para afrontar el desafío de la paz y de la reconciliación. Sin mencionar explícitamente las cuestiones dolorosas de la minoría musulmana de los Rohingya, el obispo de Roma ha recordado que el proceso de pacificación nacional «sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos», y que una integración auténtica «se basa en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad».
En la concurrida sala de los representantes de la leadership birmana, a dirigido el saludo al Papa Francisco la Premio Nobel Aung San Suu Kyi, Consejera nacional y ministro de exterior de Birmania, quién ha recordado su propria formación juvenil en un colegio católico de Yangon. EL Papa Francisco ha recordado que la primera intención de su viaje a Myanmar es la de «rezar con la pequeña pero ferviente comunidad católica de esta nación, para confirmarla en la fe y alentarla a seguir contribuyendo al bien del País». A los Pastores y fieles de la iglesia católica, el Papa les ha sugerido que den testimonio de «su mensaje de reconciliación y fraternidad a través de obras de caridad y humanitarias, que beneficien a toda la sociedad en su conjunto».
El sucesor de Pedro también ha recordado el reciente establecimiento de relaciones diplomáticas formales entre Myanmar y la Santa Sede. «Quiero ver esta decisión» ha dicho el Papa «como una señal del compromiso de la nación para continuar buscando el diálogo y la cooperación constructiva dentro de la comunidad internacional, así como también para seguir esforzándose en renovar el tejido de la sociedad civil». El Papa Francisco además ha indicado a las autoridades birmanas, la creación de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos del Hombre como «como fundamento de los esfuerzos de la comunidad internacional para promover la justicia, la paz y el desarrollo humano en todo el mundo y para resolver los conflictos ya no con el uso de la fuerza, sino a través del diálogo».
En el proceso de reconciliación en acto en el país, el Papa Francisco ha subrayado que las religiones «pueden jugar un papel importante en la cicatrización de heridas emocionales, espirituales y psicológicas de todos los que han sufrido en estos años de conflicto». Las diferentes comunidades religiosas «pueden contribuir también a erradicar las causas del conflicto, a construir puentes de diálogo, a buscar la justicia y ser una voz profética en favor de los que sufren». Por eso – ha reconocido el Papa - «es un gran signo de esperanza el que los líderes de las diversas tradiciones religiosas de este país, con espíritu de armonía y de respeto mutuo, se esfuercen en trabajar juntos en favor de la paz, para ayudar a los pobres y educar en los auténticos valores humanos y religiosos».
Mirando hacia el futuro, el Papa Francisco ha subrayado que la esperanza del País debe ser puesta en manos de los jóvenes, que «son un regalo que hay que apreciar y alentar, una inversión que producirá un fruto abundante si se les ofrecen oportunidades reales de empleo y una educación de calidad. Esta es una exigencia urgente de justicia intergeneracional». (GV) Agencia Fides 28/11/2017).
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