(ZENIT – 4 dic. 2018).- El Adviento es prepararse a la Navidad –ha aclarado el Papa Francisco–tratando de “construir la paz en la propia alma, en la familia y en el mundo”, sin herir a los demás.
El Pontífice ha lanzado esta pregunta en la homilía pronunciada esta mañana: “¿Cómo está tu alma hoy? ¿Está en paz?”. Si no lo está, pide al Príncipe de la paz que la pacifique para prepararse al encuentro con Él. “Nosotros estamos acostumbrados a mirar el alma de los demás” pero “mira tu alma”, ha exhortado.
Así, el Santo Padre ha reflexionado a partir de la Primera Lectura (Isaías 11,1-10) y del Evangelio (Lucas 10,21-24) de la Liturgia del día, en la Misa celebrada en la mañana del martes, 4 de diciembre de 2018, en la Capilla de la Casa Santa Marta.
Tiempo para “pacificarse”
Este es “un tiempo para prepararnos a esta venida del Príncipe de la paz”, ha reiterado. Es un tiempo para “pacificarse”, exhortó el Papa. Se trata de una pacificación ante todo “con nosotros mismos, pacificar el alma”, ha matizado. “Muchas veces nosotros no estamos en paz” sino “con ansiedad, con angustia y sin esperanza”.
Por ello, el Pontífice ha recordado las palabras de Isaías, en las que hay una promesa de cómo serán los tiempos cuando vendrá el Señor: “El Señor hará la paz” y “todo estará en paz”. Isaías lo describe con “imágenes un poco bucólicas” pero bellas: “El lobo vivirá junto al cordero”, “el leopardo se echará junto al cabrito” “y un niño pequeño los guiará”. Esto significa –ha aclarado el Papa– que Jesús trae una paz “capaz de transformar la vida y la historia”.
También es necesario “pacificar la casa”, la familia. “Hay tantas tristezas en las familias, tantas luchas, tantas pequeñas guerras, tanta desunión a veces”, afirmó Francisco e invitó a preguntarse si la propia familia está en paz o en guerra, si uno está contra el otro, si hay desunión, si hay puentes o “murallas que nos separan”.
La paz es “fecunda”
La paz siempre va adelante, jamás está detenida, “es fecunda”, ha compartido el Papa, “comienza desde el alma y después vuelve al alma tras haber hecho todo este camino de pacificación”.
Así, el Santo Padre ha asegurado que “hacer la paz es un poco imitar a Dios, cuando ha querido hacer la paz con nosotros y nos ha perdonado, nos ha enviado a Su Hijo para hacer la paz, para ser el Príncipe de la paz”.
Por lo tanto, la oración de este tiempo de Adviento debe ser aquella que “pacifica”, vivir con la paz en nuestra alma, en la familia y en el barrio.
“Y padre, ¿cómo puedo hacer para no herir al otro?”, ha reflexionado el Papa. “No hablar mal de los demás, no tirar el primer cañonazo”. Si todos nosotros hiciéramos sólo esto – no hablar de los demás – la paz avanzaría más.
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