Juba - La diócesis de Malakal ha sido completamente destruida por los enfrentamientos entre las dos facciones rivales del SPLM respectivamente encabezadas por el presidente Salva Kiir y el ex vicepresidente Riek Machar. Lo ha denunciado el Administrador Apostólico de la diócesis, Mons. Roko Taban Musa, en la homilía de la misa dominical que ha presidido en la parroquia de St. Kizito en Juba, capital de Sudán del Sur, donde se encuentra para asistir a la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal local .
Según informa Radio Bakhita, Mons. Taban ha dicho que en un mes de combates se han destruido todas las estructuras construidas en ocho años de sacrificio en el Alto Nilo, Unidad y Jonglei. En éstos estados se concentra la producción de petróleo de Sudán del Sur, y las dos partes se han enfrentado duramente por su control.
A pesar del alto el fuego firmado el 23 de enero en Addis Abeba, la Misión de la ONU en Sudán del Sur sigue registrando enfrentamientos esporádicos en el Alto Nilo y el estado de Jonglei. Ambas partes se acusan mutuamente de violar la tregua y de crímenes contra la población civil.
El Sudan Tribune ha publicado las acusaciones de un portavoz de Machar que acusa a soldados del gobierno y una milicia aliada, que viene del estado del Nilo Azul del Sur de haber cometido atrocidades contra la población civil después de la reconquista de Malakal. En particular, los soldados y milicianos leales al presidente habrían matado a civiles pertenecientes a las étnias Nuer, Shilluk y Dinka Bor, buscándolos de casa en casa. Entre las víctimas parece estar también un pastor protestante.
Según los rebeldes estas atrocidades son atribuibles, al menos en parte, a la falta de una clara cadena de mando de las fuerzas de Kiir, que se dividen en tres grupos distintos: la milicia personal y tribal del Presidente, el ejército regular, y la fuerza de intervención de Uganda.
Las denuncias de atrocidades cometidas por el ejército regular han sido rechazadas por las autoridades de Juba.
Según informa Radio Bakhita, Mons. Taban ha dicho que en un mes de combates se han destruido todas las estructuras construidas en ocho años de sacrificio en el Alto Nilo, Unidad y Jonglei. En éstos estados se concentra la producción de petróleo de Sudán del Sur, y las dos partes se han enfrentado duramente por su control.
A pesar del alto el fuego firmado el 23 de enero en Addis Abeba, la Misión de la ONU en Sudán del Sur sigue registrando enfrentamientos esporádicos en el Alto Nilo y el estado de Jonglei. Ambas partes se acusan mutuamente de violar la tregua y de crímenes contra la población civil.
El Sudan Tribune ha publicado las acusaciones de un portavoz de Machar que acusa a soldados del gobierno y una milicia aliada, que viene del estado del Nilo Azul del Sur de haber cometido atrocidades contra la población civil después de la reconquista de Malakal. En particular, los soldados y milicianos leales al presidente habrían matado a civiles pertenecientes a las étnias Nuer, Shilluk y Dinka Bor, buscándolos de casa en casa. Entre las víctimas parece estar también un pastor protestante.
Según los rebeldes estas atrocidades son atribuibles, al menos en parte, a la falta de una clara cadena de mando de las fuerzas de Kiir, que se dividen en tres grupos distintos: la milicia personal y tribal del Presidente, el ejército regular, y la fuerza de intervención de Uganda.
Las denuncias de atrocidades cometidas por el ejército regular han sido rechazadas por las autoridades de Juba.
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