Port Moresby – El aumento de la población de Papua Nueva Guinea no es una pesadilla, es más puede dar lugar a una perspectiva alentadora para el progreso social y económico de la población. Así lo afirma en una nota enviada a la Agencia Fides, el p. George Licini PIME, Secretario de la Comisión para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal de Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón. Papua Nueva Guinea cuenta con grandes reservas naturales. Tiene una extensión territorial casi igual a la de Francia y un poco más que la de Alemania, que tienen respectivamente 65 y 81 millones de habitantes. Papua tiene menos de 8 millones. Los datos del censo de 2011, publicados recientemente, muestran una tasa de crecimiento de la población de alrededor de 3,1% anual. La nación está en línea con muchos países del mundo en desarrollo, mientras que en Occidente se experimenta un progresivo envejecimiento de la población.
Esta tendencia, según el p. Licini, no es un problema o un “espectro” para el país, como algunos observadores argumentan, siguiendo las ideologías neo-malthusiana. “La PNG no tiene que promover la planificación familiar o las prácticas como la anti-concepción y el aborto para controlar la población. No parece el caso. Con una población aún limitada y considerables recursos internos, Papua puede planificar fácilmente el convertirse en un país de 30 a 40 millones de personas a finales de siglo, con una economía mucho más fuerte y diversificada”, señala. “Necesitamos luchar contra la corrupción, inculcar un mejor sentido de la disciplina entre los ciudadanos y el trabajo duro para la educación, el desarrollo de infraestructuras y una sociedad libre de crimen”. En particular, un elemento clave es el compromiso con la alfabetización masiva y la educación de calidad vinculándolo con el mundo del trabajo.
Esta tendencia, según el p. Licini, no es un problema o un “espectro” para el país, como algunos observadores argumentan, siguiendo las ideologías neo-malthusiana. “La PNG no tiene que promover la planificación familiar o las prácticas como la anti-concepción y el aborto para controlar la población. No parece el caso. Con una población aún limitada y considerables recursos internos, Papua puede planificar fácilmente el convertirse en un país de 30 a 40 millones de personas a finales de siglo, con una economía mucho más fuerte y diversificada”, señala. “Necesitamos luchar contra la corrupción, inculcar un mejor sentido de la disciplina entre los ciudadanos y el trabajo duro para la educación, el desarrollo de infraestructuras y una sociedad libre de crimen”. En particular, un elemento clave es el compromiso con la alfabetización masiva y la educación de calidad vinculándolo con el mundo del trabajo.
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