El Santo Padre este martes pide que no nos acostumbremos al escándalo de la guerra
Ciudad del Vaticano, 25 de febrero de 2014 (Zenit.org) Redacción | 66 hits
Los niños hambrientos en los campos de refugiados mientras los fabricantes de armas hacen fiesta en los salones. Esta ha sido la reflexión del Santo Padre esta mañana en la homilía de la misa de Santa Marta. La homilía de Francisco ha sido un llamamiento para la paz y contra la guerra, en el mundo y en la familia.
El Papa ha sostenido que la paz no puede ser solo una "palabra" y ha exhortado a todos los cristianos a no acostumbrarse al escándalo de la guerra.
"¿De dónde vienen las guerras y los conflictos en medio de vosotros?", ha sido la frase que Francisco ha tomado de la carta del apóstol Santiago, en la Primera Lectura, para condenar las guerras. Al comentar las peleas entre los discípulos de Jesús para aclarar quién era el más grande entre ellos, ha subrayado que cuando "los corazones se alejan, nace la guerra". Así ha indicado que "cada día, en los periódicos, encontramos guerras, en este lugar se han dividido en dos, cinco muertos", en otro lugar, otras víctimas...
Por ello el Pontífice ha explicado: "y los muertos parecen formar parte de una contabilidad cotidiana. ¡Estamos acostumbrados a leer estas cosas! Y si nosotros tuviéramos la paciencia de enumerar todas las guerras que en este momento hay en el mundo, seguramente tendríamos varios folios escritos. Parece que el espíritu de la guerra se esté adueñando de nosotros. Se hacen actos para conmemorar el centenario de esa Gran Guerra, tantos millones de muertos... ¡Y todos escandalizados! ¡Pero hoy es lo mismo! En lugar de una gran guerra, pequeñas guerras por todos sitios, pueblos divididos... Y para conservar el propio interés se matan, se matan entre ellos".
Lanzando la pregunta del apóstol: "¿De dónde vienen las guerras y los conflictos en medio de vosotros?", el Santo Padre ha respondido: "las guerras, el odio, la enemistad, no se compran en el mercado: están aquí, en el corazón".
Y así ha recordado que cuando de niños, en el catequismo "nos explicaban la historia de Caín y Abel, todos nosotros estábamos escandalizados", no se podía aceptar que uno matara a su hermano. Pero hoy, ha continuado "tantos millones se matan entre hermanos, entre ellos. Pero estamos acostumbrados". Del mismo modo ha recordado que la Primera Guerra Mundial "nos escandaliza, pero esta gran guerra, un poco por todas partes", un poco "escondida, ¡no nos escandaliza! Y mueren tantos por un trozo de tierra, por una ambición, por un odio, por unos celos raciales". Asimismo ha añadido que "la pasión nos lleva a la guerra, al espíritu del mundo".
Francisco ha afirmado que "también habitualmente delante de un conflicto, nos encontramos en una situación curiosa: ir adelante para resolverlo, peleando. Con el lenguaje de guerra. ¡No viene primero el lenguaje de paz! ¿Y las consecuencias? Pensad en los niños hambrientos en los campos de refugiados... Pensad en esto solamente: ¡este es el fruto de la guerra! Y si queréis pensar en los grandes salones, en las fiestas que hacen aquellos que son dueños de las industrias de armas, que fabrican armas, las armas que terminan allí. El niño enfermo, hambriento, un campo de refugiados y las grandes fiestas, la buena vida que hacen aquellos que fabrican las armas".
Nuevamente el Santo Padre ha preguntado: "¿qué sucede en nuestro corazón?" Por ello, Franciso ha recordado que el apóstol Santiago nos da un consejo sencillo: "Acercaros a Dios y Él se acercará a vosotros". Por tanto, ha advertido que "este espíritu de guerra, que nos aleja de Dios, no está solamente lejano de nosotros", está "también en nuestra casa".
Y lo ha explicado así: "Cuántas familias destruidas porque el padre, la madre, no son capaces de encontrar el camino de paz y prefieren la guerra, hacer causa... ¡La guerra destruye! '¿De dónde vienen las guerras y los conflictos en medio de vosotros? ¿Quizá no vengan de vuestras pasiones? ¡En el corazón! Yo os propongo hoy rezar por la paz, esa paz que parece que solamente se haya convertido en una palabra, nada más. Para que esta palabra tenga la capacidad de actuar, sigamos el consejo del apóstol: '¡Reconoced vuestra miseria!"
Esa miseria, ha concluido el Santo Padre, de la que vienen las guerras: "Las guerras en las familias, las guerras en los barrios, las guerras por todos lados". "¿Quién de nosotros ha llorado cuando lee un periódico, cuando ve esas imágenes en la televisión?", ha preguntado Francisco.
Retomando las palabras del apóstol ha afirmado que "vuestra risa se cambie en luto y vuestra alegría en tristeza...". Así ha pedido que "es esto lo que debe hacer hoy, 25 de febrero, un cristiano delante de tantas guerras, por todos lados": "llorar, hacer luto, humillarse". Finalmente ha pedido que "el Señor nos haga entender esto y nos salve de acostumbrarnos a las noticias de la guerra".
Texto traducido y adaptado de Radio Vaticana por Rocío Lancho García
(25 de febrero de 2014) © Innovative Media Inc.
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