Amman – Los participantes de la segunda Conferencia sobre los cristianos y el impacto de la “Primavera árabe”, llevada a cabo en Amman el 22 y 23 de noviembre, han elaborado un documento al final de los trabajos que parece ser una detallada exposición con visión de futuro de los problemas, de las emergencias y de los peligros que marcan hoy la condición de las comunidades cristianas en Oriente Medio. La “Declaración de Amman” - este es el título del documento aprobado por los 80 políticos, intelectuales y eclesiásticos presentes en la Conferencia organizada por la Fundación Konrad Adenauer, dall'al-Quds Center for Political Studies y por la Danmission Foundation – se presenta como una valiosa hoja de ruta en 12 puntos, para fomentar “un futuro mejor para los cristianos en los países árabes”.
El documento señala las dificultades y fracasos registrados hasta ahora por el intento de consolidar en Oriente Medio democracias en grado de garantizar a todos el mismo derecho de ciudadanía. En las últimas décadas, muchos países han visto enraizarse regímenes tiránicos y corruptos, y los cristianos a menudo han sido acusados injustamente de sumisión a la nomenclatura que les guiaba.
En este contexto - refiere uno de los puntos de la Declaración - el aumento de la intolerancia en las sociedades árabes se ha debido principalmente a la aparición de una interpretación radical de las enseñanzas del Islam. Un proceso llevado a cabo bajo los ojos de la mayoría de los gobiernos de la región, y en algunos casos con su apoyo, que ha encontrado respuestas inadecuadas en las clases dirigentes de Oriente Medio.
La Declaración de Amman reconoce la necesidad de distinguir entre las varias expresiones y tendencias del islam político, y de involucrar los componentes más sabios de la galaxia islamista en una posición clara y fuerte en contra de cualquier tipo de discriminación legal, social y política hacia los árabes cristianos. Las iglesias y las comunidades en Oriente Medio - reafirma la Declaración de Amman - representan una realidad autóctona y de ninguna manera pueden ser identificadas como un “cuerpo extraño” importado de Occidente.
La Declaración de Ammán también advierte a las comunidades cristianas de Oriente Medio del riesgo de caer en el particularismo y en el aislacionismo, y de la tentación de responder al extremismo islamista con un extremismo igual y opuesta. Además, el documento insta a que todas las formas e iniciativas de apoyo internacional y solidaridad dirigidas a los cristianos árabes ayuden a sus diversas comunidades cristianas a que permanezcan arraigadas en sus propias tierras, evitando el favorecer el éxodo de los bautizados de las tierras donde el nació el cristianismo y se extendió desde los tiempos apostólicos. .
El documento señala las dificultades y fracasos registrados hasta ahora por el intento de consolidar en Oriente Medio democracias en grado de garantizar a todos el mismo derecho de ciudadanía. En las últimas décadas, muchos países han visto enraizarse regímenes tiránicos y corruptos, y los cristianos a menudo han sido acusados injustamente de sumisión a la nomenclatura que les guiaba.
En este contexto - refiere uno de los puntos de la Declaración - el aumento de la intolerancia en las sociedades árabes se ha debido principalmente a la aparición de una interpretación radical de las enseñanzas del Islam. Un proceso llevado a cabo bajo los ojos de la mayoría de los gobiernos de la región, y en algunos casos con su apoyo, que ha encontrado respuestas inadecuadas en las clases dirigentes de Oriente Medio.
La Declaración de Amman reconoce la necesidad de distinguir entre las varias expresiones y tendencias del islam político, y de involucrar los componentes más sabios de la galaxia islamista en una posición clara y fuerte en contra de cualquier tipo de discriminación legal, social y política hacia los árabes cristianos. Las iglesias y las comunidades en Oriente Medio - reafirma la Declaración de Amman - representan una realidad autóctona y de ninguna manera pueden ser identificadas como un “cuerpo extraño” importado de Occidente.
La Declaración de Ammán también advierte a las comunidades cristianas de Oriente Medio del riesgo de caer en el particularismo y en el aislacionismo, y de la tentación de responder al extremismo islamista con un extremismo igual y opuesta. Además, el documento insta a que todas las formas e iniciativas de apoyo internacional y solidaridad dirigidas a los cristianos árabes ayuden a sus diversas comunidades cristianas a que permanezcan arraigadas en sus propias tierras, evitando el favorecer el éxodo de los bautizados de las tierras donde el nació el cristianismo y se extendió desde los tiempos apostólicos. .
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