Son muy queridas para mí las palabras pronunciadas por el Papa Francisco el 11 de julio en Caacupé, a propósito de la religiosidad de Paraguay centrada en María Santísima, venerada aquí en su santuario. Nuestro amor por María nos debe llevar a amar mucho más a Jesús.
La visita del sucesor de Pedro ha traído gran gozo y mucha paz. Hay que esperar que el resultado sea la renovación profunda del episcopado y de toda la Iglesia de Paraguay; que se pase de la emoción a la conversión.
El Pontífice nos confió una gran tarea, animándonos para que Iglesia y Estado trabajen juntos. La Constitución nacional de Paraguay es clara en este sentido: autonomía y colaboración entre Estado e Iglesia. Y se ha visto que esto se puso en marcha muy eficazmente con ocasión del viaje papal. El resultado está ante los ojos de todos.
Claudio Giménez Medina, obispo de Caacupé
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