
Hace siete años, en agosto de 2008, alrededor de un centenar de cristianos fueron asesinados por una turba de extremistas hindúes que les querían obligar a convertirse. Alrededor de 300 iglesias y 6.000 hogares cristianos fueron saqueados, dejando a 56.000 cristianos sin hogar.
La conmemoración de las víctimas de lo que se conoce como “una página oscura en la historia de la democracia india” se celebró en Bangalore, en el estado de Karnataka, el 29 de agosto.
El propósito de las manifestaciones, afirma un comunicado, es “expresar solidaridad con las víctimas de la violencia en Kandhamal, con la participación de personas de todas las clases sociales, religión, sexo y nacionalidad, para inculcar un rayo de esperanza, especialmente entre los dalits y los cristianos tribales”.
“La celebración es una oportunidad para reflexionar sobre el tema de la creciente intolerancia orquestada por grupos extremistas hindúes en todo el país, y como tal es ideas intolerantes se han infiltrado en el gobierno, la policía y los tribunales, erosionando los valores de la justicia, la igualdad, el laicismo y la ciudadanía consagrados por la Constitución de la India”, dice a la Agencia Fides G. Jagadish Chandra, un activista de los derechos humanos. La violencia en Kandhamal es “una cuestión de justicia, ya que sólo 2 de los 27 juicios por asesinato se han cerrado, y sólo tres mil, de más de 11.300 personas denunciadas han sido llevadas ante los tribunales”, concluye Chandra.
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