«Dios es siempre amoroso incluso en las pruebas más duras», el Papa a los afectados por el terremoto en Mirandola

(RV).- La tarde del domingo 2 de abril, el Papa Francisco culminó su visita pastoral a la Diócesis de Carpi en un encuentro con los habitantes de Mirandola, una de las zonas más afectadas por el terremoto de mayo de 2012 y que tuvo lugar en el ingreso de la Catedral todavía en reconstrucción a causa del grave seísmo.

El Santo Padre fue recibido por Maino Benatti, alcalde de Mirandola y por Don Flavio Segalina, Párroco de la Catedral. En medio de un escenario donde aún se perciben los daños que el fuerte tamblor causó en las estructuras materiales, el Obispo de Roma dirigió unas emotivas palabras de agradecimiento y de ánimo a todos los allí presentes, familias, enfermos, ancianos y niños sacudidos por esta tragedia.

"Sé bien cuánto el terremoto ha afectado el patrimonio humano y cultural de esta tierra", expresó Francisco. "Pienso en las dificultades que han sufrido: los daños de las casas, las actividades productivas, las Iglesias y otros monumentos, símbolo de la espiritualidad y de la civilización de un pueblo. Pero pienso sobre todo en las heridas internas: el sufrimiento de aquellos que han perdido a sus seres queridos y de quienes han visto dispersarse los sacrificios de una vida entera", añadió el Papa.

Ante este lamentable incidente en el que fallecieron tantas personas, el Sucesor de Pedro tuvo palabras de ánimo y de esperanza para las familias que perdieron a sus seres queridos y también sus hogares. "Ustedes se han esforzado en afrontar con espíritu evangélico la precaria situación causada por el terremoto, reconociendo y aceptando en los hechos dolorosos la misteriosa presencia de un Padre que es siempre amoroso, incluso en las pruebas más duras", dijo Francisco expresando asimismo, su deseo de que "nunca decaiga la fuerza de ánimo, la esperanza y los dotes de laboriosidad que caracterizan a este pueblo y que sobre todo permanezca intacta su intención de no ceder al desaliento ante las dificultades que aún permanecen".

Tras finalizar sus palabras, el Santo Padre se trasladó a la parroquia de San Giacomo Roncole donde rindió homenaje con una ofrenda floral en el monumento que recuerda a las víctimas del terremoto y se despidió de las autoridades presentes, poniéndose en marcha de regreso al Vaticano.

Mensaje del Santo Padre dirigido a las poblaciones afectadas por el terremoto

Queridos hermanos y hermanas,

 En esta ciudad, que todavía tiene visibles los signos de una prueba muy difícil, deseo abrazar a ustedes y a los habitantes de las demás localidades azotadas por el terremoto de mayo de 2012. Ya, mi querido predecesor, Benedicto XVI, pocas semanas después del incidente vino a este territorio para traer solidaridad junto con su propia fortaleza y la de toda la Comunidad eclesial. Hoy, estoy entre ustedes para reafirmar el afecto de toda la Iglesia y para dar testimonio a cada uno, de mi cercanía y mi ánimo para el camino que todavía queda por hacer en la reconstrucción. Extiendo un cordial saludo al Pastor de esta Diócesis, Monseñor  Francesco Cavina, al Párroco y demás sacerdotes, al alcalde y al resto de autoridades. Renuevo mi agradecimiento a los voluntarios de Protección Civil y a los que han participado en diversos niveles en las actividades de reconstrucción de las estructuras y recuperación de la vida comunitaria.

Sé bien cuánto el terremoto ha afectado el patrimonio humano y cultural de esta tierra. Pienso en las dificultades que han sufrido: los daños de las casas, las actividades productivas, las Iglesias y otros monumentos, llenos de historia y arte y símbolo de la espiritualidad y de la civilización de un pueblo. Pero pienso sobre todo en las heridas internas: el sufrimiento de aquellos que han perdido a sus seres queridos y de quienes han visto dispersarse los sacrificios de una vida entera. En los días sucesivos al terremoto, se despertó una gran admiración en todo el testimonio de dignidad e ingenio que han demostrado ustedes. Se han esforzado en afrontar con espíritu evangélico la precaria situación causada por el terremoto, reconociendo y aceptando en los hechos dolorosos la misteriosa presencia de un Padre que es siempre amoroso, incluso en las pruebas más duras.

Mi  deseo es que nunca decaiga la fuerza de ánimo, la esperanza y los dotes de laboriosidad  que los caracterizan. Que permanezca intacta su intención de no ceder al desaliento ante las dificultades que aún permanecen. De hecho, se ha logrado mucho en el trabajo de reconstrucción, pero es más importante aún que se mantenga un decisivo empeño por recuperar también los centros históricos: son los lugares de la memoria histórica y son espacios esenciales de la vida social y eclesial. Estoy seguro de que no faltará la buena voluntad por parte de todos los actores involucrados, para garantizar la rápida realización de estos trabajos necesarios para el bien común.

Delante de esta Catedral, símbolo de la fe y la tradición de este territorio gravemente dañado por el seísmo, elevo con ustedes al Señor una ferviente oración por las víctimas del terremoto, por sus familias y por todos los que todavía viven en situaciones precarias. Que el Señor haga sentir a cada uno su apoyo y consuelo.

Queridos hermanos y hermanas, dentro de dos semanas celebraremos la Pascua de Resurrección. Que la fuerza del Señor resucitado mantenga el empeño de ustedes en completar la reconstrucción y anime sus esperanzas, que la Virgen María y los santos patronos obtengan del Señor la fortaleza para las personas que todavía sufren por esta prueba, otorgando luz y fuerza a las mentes y los corazones para que pronto puedan cumplirse las expectativas de todos. Les agradezco y les imparto de corazón a ustedes aquí reunidos y a la población entera, mi Bendición. 


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