En su homilía el cardenal Scola explicó que "la celebración de la Eucaristía en el primer aniversario de la muerte del arzobispo Carlo Maria era una “ocasión especial para dar gracias a Dios por el bien que hizo en su ministerio episcopal. Su visión apasionada para toda la humanidad sigue encendiendo la esperanza "que no defrauda".
Según Scola, el cardenal Martini "fue el portador de esta esperanza fiable que proviene de una fe inquebrantable en la resurrección de Jesús. La memoria viva del cardenal, dijo el arzobispo, nos invita a aceptar aún en medio de las tribulaciones de diversa naturaleza, la paz que hace florecer la paciencia, la virtud probada y la esperanza".
Al final de la celebración, el cardenal Scola y los concelebrantes se trasladaron en procesión desde el altar mayor de la Catedral hasta el altar del Crucifijo de San Carlo, lugar donde el cardenal Martini está enterrado, Ante la tumba, el cardenal Scola se detuvo largo tiempo en oración y se desarrolló una breve pero intensa liturgia de sufragio que terminó con la aspersión de agua bendita sobre la tumba, lugar de peregrinación de fieles ininterrumpida desde el año pasado, que se intensificó especialmente estos últimos días.
ER RV
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