Bukavu – En la República Democrática del Congo la alta tasa de pobreza y la superstición generalizada provocan dramáticas consecuencias: muchas niñas son consideradas las responsables directas de desgracias familiares, y acusadas de poseer poderes ocultos, por lo que terminan en las calles. Para erradicar esta usanza grave y dar apoyo a las jóvenes víctimas, el Movimiento de Lucha contra el Hambre en el Mundo sostiene desde hace años el centro de acogida Ek'Abana, en la diócesis de Bukavu. Entre los objetivos principales están: garantizar a las niñas un contexto comunitario, pero familiar, basado en la comprensión, la confianza en sí mismas, el afecto; ayudarlas a vivir con libertad y responsabilidad, para sentirse protagonistas de su futuro; ayudarlas a redescubrir sus cualidades y habilidades; apoyarlas en el estudio y empezar para las más mayores un recorrido de formación laboral a fin de que, una vez fuera del centro, puedan encontrar un trabajo; iniciar un proceso de mediación familiar para que las pequeñas puedan ser aceptadas de nuevo en casa, si es posible, con una mayor conciencia por parte de la familia de origen.
El Centro ha evolucionado a lo largo de los años para hacer frente a la necesidad de dar cabida a más y más niñas abandonadas; la acusación de brujería no es la única causa de abandono ya que el Foyer acoge también a niños con retraso mental cuyas familias no son capaces de permitirles crecer. Diseñado para acoger a nueve niñas, con el tiempo a crecido hasta acoger más de doscientos niños, hasta el punto de tener que introducir un edificio central, camas nuevas, una sala polivalente para actividades terapéuticas, recreativas y de asociación, una biblioteca también está abierta a la comunidad local y no sólo a los pequeños del centro.
El Centro ha evolucionado a lo largo de los años para hacer frente a la necesidad de dar cabida a más y más niñas abandonadas; la acusación de brujería no es la única causa de abandono ya que el Foyer acoge también a niños con retraso mental cuyas familias no son capaces de permitirles crecer. Diseñado para acoger a nueve niñas, con el tiempo a crecido hasta acoger más de doscientos niños, hasta el punto de tener que introducir un edificio central, camas nuevas, una sala polivalente para actividades terapéuticas, recreativas y de asociación, una biblioteca también está abierta a la comunidad local y no sólo a los pequeños del centro.
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