REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
No al monólogo ni al diálogo autoreferencial o abstracto es lo que pide Francisco. El diálogo implica la convicción de nuestro ser social, de nuestro ser individualmente incompletos, lo que es fundamentalmente positivo porque nos impide encerrarnos en nosotros mismos y nos abre al amor del que provenimos. El pensamiento que el Papa define “incompleto” es eminentemente dialógico, vale decir, no autorreferencial, no monologante, no abstracto.
La ayuda para la lectura de “La alegría del amor”, que se escribió antes de la publicación de esta Exhortación de Francisco, explica que “la mentalidad del Papa Francisco es una mentalidad dialógica. El pensamiento que él define “incompleto” es eminentemente dialógico, vale decir, no autorreferencial, no monologante, no abstracto. El “diálogo” es no dar por supuesto lo que el otro piensa, sino también lo que nosotros mismos sabemos. Francisco nos muestra dos tipos de sujetos que no dialogan, porque ambos “se reducen” a sí mismos: algunos reducen el proprio ser a su saber o sentir (él lo llama “gnosticismo”), los otros reducen el propio ser a sus fuerzas (él lo llama “neo pelagianismo”). El diálogo implica la convicción de nuestro ser social, de nuestro ser individualmente incompletos, lo que es fundamentalmente positivo porque nos impide encerrarnos en nosotros mismos y nos abre al amor del que provenimos”.
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