Perseverar en el compromiso concertado, activo y constante contra el tráfico de seres humanos y encontrar, asistir y acompañar a las víctimas
(RV).- El Papa Francisco expresó su profunda gratitud a los miembros del Grupo Santa Marta http://santamartagroup.com/, que impulsa la lucha internacional contra la trata de personas – «uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo» – y que cuenta con la colaboración activa de cuerpos de seguridad de numerosos países, episcopados, organizaciones y representantes de varias confesiones religiosas.
Al recibirlos en el marco de la Conferencia de esta alianza internacional, celebrada en el Vaticano, el Papa reiteró su aprecio y aliento en la colaboración contra esta plaga y en el apoyo a las víctimas:
«El Grupo Santa Marta, que reúne a Autoridades eclesiales y civiles, está dando una contribución importante para contrastar la plaga social de la trata de personas, ligada a nuevas formas de esclavitud, cuyas víctimas son hombres y mujeres, a menudo menores, explotados aprovechando de su pobreza y marginación.
Como les escribí hace un año, en ocasión de su reunión en El Escorial, lo que sirve es un compromiso concertado, activo y constante, tanto para eliminar las causas de este complejo fenómeno, como para encontrar, asistir y acompañar a las personas que caen en las redes de la trata. El número de estas víctimas – nos dicen las organizaciones internacionales – crece, lamentablemente, cada año. Son los más indefensos, a los cuales se les roba la dignidad, la integridad física y psíquica, incluso la vida»
Con las palabras de Jesús, el Papa Francisco renovó su cercanía en la importante lucha contra el crimen del tráfico de seres humanos, con especial atención a los más pequeños e indefensos en nuestro mundo de hoy:
«Queridos amigos, les agradezco y los aliento a proseguir en este compromiso. El Señor sabrá recompensar todo lo que hacen en favor de los pequeños de la sociedad de hoy. Él ha dicho: ‘Tenía hambre… tenía sed…’ y me ayudaste. Hoy podría decir: ‘Estaba abusado, explotado, esclavizado…’ y me diste socorro.
Sigo acompañándolos con mi cercanía y mi oración. Por favor, también ustedes recen por mí. Gracias».
(CdM – RV)
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