(RV).- Ha llegado el momento de repensar profundamente la economía y la gestión del dinero y de las obras propias de los consagrados a la luz de la fidelidad al Evangelio y al carisma: fue la invitación con la cual el arzobispo José Rodríguez Carballo, abrió el viernes 25 el simposio internacional sobre el tema: «En la fidelidad al carisma repensar la economía de los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica». Promovido por ese dicasterio, el encuentro se desarrolla en Roma, en la Pontificia universidad Antonianum, hasta el domingo 27. Precisamente en el mensaje que el Papa les dirige, Francisco insta a los consagrados a replantearse la economía, a través de una atenta lectura de la Palabra de Dios y de la historia. Escuchar el susurro de Dios y el grito de los pobres, de los pobres de siempre y de los nuevos pobres; comprender qué cosa pide hoy el Señor y, después de haberlo comprendido, actuar, con aquella confianza valiente en la providencia del Padre “que han tenido nuestros fundadores y fundadoras”. El Pontífice observa que, en ciertos casos, el discernimiento podrá sugerir el mantener viva una obra que produce pérdidas – estando bien atentos a que estas no sean generadas por incapacidad o falta de pericia – pero que devuelve dignidad a las personas víctimas del descarte, los débiles y frágiles: los recién nacidos, los más pobres, los ancianos enfermos o los minusválidos graves.
El Santo Padre en su mensaje subraya que es necesario comenzar por las pequeñas decisiones cotidianas. “Cada uno está llamado a hacer su parte, a usar los bienes para tomar decisiones solidarias, a preocuparse por la creación, a medirse con la pobreza de las familias que viven a su lado”. “Se trata de adquirir un “habitus”, un estilo en el signo de la justicia y del compartir, con fatiga – porque a menudo sería más cómodo lo contrario – de cumplir decisiones de honestidad, sabiendo que es simplemente aquello que debíamos hacer”.
(RC-RV)
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