(RV).- Ya adentrados en el misterio del Adviento, el Papa Francisco concluyó con su ciclo de catequesis sobre la misericordia, esta vez en el Aula Pablo VI del Vaticano.
En esta ocasión, el pontífice reflexionó sobre una obra espiritual y otra corporal. La primera es aquella que nos pide rogar a Dios por vivos y difuntos. Esta constituye un signo de agradecimiento a Dios Padre por el testimonio que nos han dejado nuestros hermanos difuntos, la cual, a su vez, no debe hacernos olvidar de rezar por los vivos, es decir, por quienes junto a nosotros afrontan las pruebas de la vida cada día.
La segunda es la que invita a enterrar a los muertos. Esta obra de misericordia corporal, además de ser un acto de piedad, tal como nos lo recuerda José de Arimatea, quien ofreciera para Jesús un sepulcro nuevo, es también un acto de gran fe, porque deponemos el cuerpo de nuestros seres queridos en la tumba con la esperanza de su resurrección.
A continuación, el resumen de la catequesis que el Papa pronunció en nuestro idioma:
Queridos hermanos y hermanas
Concluimos este ciclo de catequesis reflexionando sobre dos obras de misericordia: una espiritual que pide rogar a Dios por vivos y difuntos, y otra corporal que invita a enterrar a los muertos.
Para los cristianos, la sepultura es un acto de piedad y de fe, pues esperamos en «la resurrección de la carne». Durante la Eucaristía confiamos a los difuntos a la misericordia de Dios con un recuerdo sencillo pero lleno de significado. Rezamos para que estén con él en el paraíso y con la esperanza de que un día también nosotros nos encontremos con ellos en ese misterio de amor que, si bien no comprendemos plenamente, sabemos que es verdad porque Jesús nos lo ha prometido.
Este recuerdo de rogar por los difuntos está unido también al de rogar por los vivos, que junto con nosotros cada día enfrentan las dificultades de la vida. Todos, vivos y difuntos, estamos en comunión; en esa comunidad de quienes han recibido el bautismo, se han nutrido del Cuerpo de Cristo y hacen parte de la gran familia de Dios.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los invito a rezar unos por otros para que las obras de misericordia corporales y espirituales se conviertan cada vez más en el estilo de nuestra vida. Muchas gracias.
(Griselda Mutual – Radio Vaticano)
Publicar un comentario