Compartimos algunos momentos con el Papa Francisco
(RV).- Dedicamos nuestro espacio al Jubileo de las personas socialmente excluidas, cuando el Papa Francisco celebró la Santa Misa, en cuya homilía expresó su anhelo de una Jornada mundial de los pobres. Que luego estableció que se celebre el Domingo anterior a la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo, como escribió en su Carta Apostólica Misericordia et misera.
Documento pontificio que el Papa Francisco empieza con el deseo de misericordia y paz a cuantos lo leerán. Y en el que recordando que Misericordia et misera son las dos palabras que san Agustín usa para comentar el encuentro entre Jesús y la adúltera (cf. Jn 8,1-11), y cuánta piedad y justicia divina hay en este episodio, el Santo Padre señala que su «enseñanza viene a iluminar la conclusión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia e indica, además, el camino que estamos llamados a seguir en el futuro».
En la parte dedicada a la Jornada mundial de los pobres escribe:
«A la luz del «Jubileo de las personas socialmente excluidas», mientras en todas las catedrales y santuarios del mundo se cerraban las Puertas de la Misericordia, intuí que, como otro signo concreto de este Año Santo extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada mundial de los pobres. Será la preparación más adecuada para vivir la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el cual se ha identificado con los pequeños y los pobres, y nos juzgará a partir de las obras de misericordia (cf. Mt 25,31-46).
«Será una Jornada que ayudará a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa (cf. Lc 16,19-21), no podrá haber justicia ni paz social», escribe asimismo el Papa y añade: «esta Jornada constituirá también una genuina forma de nueva evangelización (cf. Mt 11,5), con la que se renueve el rostro de la Iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia». (Carta Apostólica del Papa Francisco Misericordia et misera, n. 21)
En su homilía, el Obispo de Roma señaló que dar la espalda al pobre es darla a Dios, que nos interpela aún hoy
Y siguiendo a Jesús, la Iglesia «por derecho y deber evangélico» tiene la tarea de cuidar de la verdadera riqueza, que son los pobres, su verdadero tesoro, destacó el Papa Francisco, poniendo en guardia ante la grave e inaceptable cultura del descarte y la injusticia.
El Obispo de Roma aseguró a estos queridos hermanos y hermanas que son ellos los «que nos ayudan a sintonizar con Dios…», que «no se queda en las apariencias, sino que pone sus ojos en el humilde y acongojado (crf. Is 66, 2), en tantos pobres Lázaros de hoy».
Para luego exclamar, a la luz de la Palabra del Señor:
«¡Yo quisiera que hoy fuera la jornada de los pobres, con estas reflexiones!»
Recémosle a la Virgen María, invitó el Papa antes de la oración mariana dominical, «para que nos ayude, a través de las vivencias alegres y tristes de este mundo, a mantener firme la esperanza de la eternidad y del Reino de Dios», alentando asimismo a «construir el futuro en esta tierra, trabajando para evangelizar el presente, para que sea un tiempo de salvación para todos».
(CdM – RV)
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