Repensar la economía de los institutos religiosos según el carisma al que están llamados

(ZENIT – Roma).- Unos mil ecónomos  y ecónomas generales se han reunido en Roma del 25 al 27 de noviembre, en el segundo Simposio Internacional sobre la economía de los institutos religiosos con el título “Con fidelidad al carisma, repensar la economía”.

El congreso organizado por  la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica se realizó en el auditorio de la Universidad Pontificia Antonianum, y concluyó con la idea de que repensar la economía se puede.

Es necesario comprender qué pide el Señor hoy a los Institutos y con determinación, ponerlo en práctica. Lo ha dicho el Papa Francisco, en el mensaje enviado en ocasión de este Simposio. Las obras propias, de las que se ocupa el Simposio, no son sólo un medio para asegurar la sostenibilidad del propio Instituto, pero pertenecen a la fecundidad del carisma.

Añadió que el criterio principal de valoración de las obras no es su rentabilidad, sino que correspondan con el carisma y la misión que el Instituto está llamado a dar.

Al comienzo del Simposio el Cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, (CIVCSVA) saludando a los participantes que vienen de todas partes del mundo, expresó la esperanza de que estos días de reflexión puedan conducir a una conversión del corazón que lleve a los consagrados y consagradas a ser profesionales y para poner en práctica los valores del Evangelio también en el campo de la economía. “A nosotros los consagrados y consagradas el Papa Francisco nos pide dos realidades en relación con la economía: la competencia profesional y los valores evangélicos”, dijo.

!El dinero debe servir y no gobernar! reiteró Mons. José Rodríguez Carballo, OFM, arzobispo secretario de la CIVCSVA: Los bienes de la Iglesia debe servir para mejorar y hacer un mejor uso de los recursos que la Providencia ha puesto a disposición, y para desarrollar más eficazmente su misión de servir a Cristo ya los pobres. “En esta coherencia, dijo Mons. Carballo, se juega la credibilidad del Evangelio que hemos prometido”, y reiteró la importancia de no separar la gestión económica de la lógica de la donación. El desarrollo económico debe ser auténticamente humano y darle espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad.

Leer la carta de Francisco a los participantes del II simposio

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