En un mundo en el que la economía parece dar más importancia a las cosas, sirve la “revolución de la ternura” para volver a poner a las personas al centro. Lo afirma el Papa Francisco en un video mensaje dirigido a sorpresa a los participantes en la conferencia TED 2017 en curso en Vancouver, Canadá, que reúne anualmente a exponentes de la economía, de las ciencias y de la cultura a nivel mundial sobre el tema “The future you”, “El futuro eres tú”. El Pontífice subrayó que para cambiar el mundo no debemos centrarnos en nosotros mismos sino escuchar a los demás, sobre todo el grito de los pobres de la tierra, nuestra casa común.
Con fuerza Francisco instó a los congresistas a recordar que todos tenemos necesidad los unos de los otros y que se puede construir un futuro juntos “sin excluir a nadie”. “Cuando existe un nosotros, aseguró, inicia la revolución, la revolución de la ternura”. El Santo Padre recordó que este camino de la ternura fue recorrido por el Buen Samaritano y siempre por hombres valientes y fuertes: es el camino de la de la solidaridad y de la humildad. “Cuanto más eres potente, prosiguió, más tus acciones tienen un impacto sobre las personas, tanto más estás llamado a ser humilde. De no ser así, el poder te arruina y tú arruinarás a los otros”. En cambio, explicó, con humildad y amor concreto, “el poder se transforma en servicio y difunde el bien”.
En el video mensaje el Obispo de Roma reiteró la necesidad de no ignorar la situación de los migrantes, de los pobres y de las demás personas vulnerables. “Como sería hermoso, afirmó, si al crecimiento de la innovación científica y tecnológica correspondiera también una mayor equidad e inclusión social. Como sería hermoso si la fraternidad, esta palabra tan bella y a veces incómoda, no se redujera sólo a la asistencia social sino que se volviera una actitud fundamental en las elecciones a nivel político, económico, científico, en las relaciones entre las personas, entre los pueblos y los países”.
Sólo la educación a la fraternidad, a una solidaridad concreta – afirmó el Papa – puede superar la “cultura del descarte” que no atañe sólo a los alimentos y los bienes sino, en primer lugar, a las personas, emarginadas por sistemas tecno-económicos donde en el centro no está más el hombre sino los productos del hombre”.
(MCM-RV)
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