Mensaje de los Obispos del Paraguay reunidos en la 216ª Asamblea Plenaria Ordinaria

“La tutela de la familia, el desarrollo del País, los jóvenes y la misión eclesial”, han sido los temas al centro de la 216° Asamblea Plenaria de los Obispos de Paraguay, que concluyó este 27 de octubre. Al final de los trabajos, los Obispos paraguayos – que del 5 al 12 de noviembre realizaran su Visita “ad Limina Apostolorum” – han publicado el Mensaje conclusivo de su Asamblea Plenaria señalando que, la visita a la Sede Apostólica y el encuentro con Sucesor de Pedro es “una ocasión para compartir las inquietudes, necesidades, pedidos y anhelos de nuestros fieles y de nuestra realidad, para depositarlos con fe en la Sede Apostólica, compartirlas con la Iglesia Universal y renovar la comunión eclesial en la esperanza y en la caridad”.

En su Mensaje, los Obispos paraguayos resaltan los diferentes temas de la realidad eclesial y nacional: “La familia y la vida, la educación, la teoría o ideología de género, las exigencias del respeto y de la convivencia en democracia”.

La familia y la vida, la educación, la teoría o ideología de género

Una de las premisas y postulados de la así denominada “ideología de género” – señalan los Prelados – comprometen gravemente la comprensión del varón y de la mujer en su identidad y en el vínculo que se expresa en el matrimonio y en la familia: “Entre los presupuestos que debilitan y menoscaban la vida familiar – precisan los Obispos – encontramos la ideología de género, según la cual cada uno puede escoger su orientación sexual, sin tomar en cuenta las diferencias dadas por la naturaleza humana. Esto ha provocado modificaciones legales que hieren gravemente la dignidad del matrimonio, el respeto al derecho a la vida y la identidad de la familia”.

Ante este desafío, los Pastores proponen “una auténtica valoración de la sexualidad, también de las diferencias, así como la reconciliación con la propia sexualidad, no pasa por una liberación de estereotipos ni por la negación de las diferencias. El respeto a cada persona en su proceso de maduración exige mucha comprensión, pues la identidad sexual conoce un proceso no siempre fácil”. No promovemos ninguna forma de discriminación, agregan los Obispos, ni pretendemos privar de derechos legítimos a nadie. Rechazamos consecuentemente todo abuso y exhortamos también a evitar toda violencia verbal, física o social frente a aquellos que no comulgan con nuestros valores y principios. 

El desarrollo del país, las elecciones generales y el sueño de unidad y solidaridad de un país fraterno

Otro tema tratado por los Prelados paraguayos durante la Asamblea Plenaria fue el de la convivencia fraterna que, ha pasado por duras pruebas. “Tenemos que convencernos de que la caridad «no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas». Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos”.

Por ello, instamos a un amor comprometido con la Patria, señalan los Obispos, como deber de gratitud y expresión de auténtica caridad. Este amor debe abrazar a todos los paraguayos, no solamente al grupo de preferencia. Cada gobierno debe gobernar para todo un país, sin excluir a nadie. En este sentido, mayorías y minorías posibles, deben asumir el compromiso de cuidar del bien de todos los habitantes de nuestra patria.

El presente y el futuro de nuestros jóvenes

Asimismo, los Pastores paraguayos abordaron el principal problema del sector joven de este país y de esta Iglesia, que constituye ese bono demográfico positivo, que se manifiesta como voz de Dios prioritaria en el marco del Trienio de la Juventud. “El primer año del Trienio, señalaron los Prelados, lleno de hermosos testimonios de esperanza y de vida joven, nos bendijo con numerosas iniciativas que los mismos jóvenes han impulsado y realizado. En el segundo año del Trienio, en el que desde la amistad con Jesús, queremos profundizar en su amor, permaneciendo unidos a Él y a su querer. Permanezcamos en su amor, maduremos el amor a ese Cristo Joven dejándonos cambiar por su verdad y por su luz, como lo proclaman miles de jóvenes cristianos que comprometen su vida, su tiempo y sus sueños con su fe, con su vocación y su misión en el mundo y en nuestra Iglesia, anhelando una primavera de santos, en un país más honesto, equitativo y solidario.

La misión de la Iglesia en Paraguay

Finalmente, los Obispos de Paraguay tocaron el tema de la misión de la Iglesia en esta parte del Continente. “Nuestra Iglesia está invitada a abrazar con esperanza los desafíos de la conversión pastoral y seguir siendo protagonista de un mundo más humano, de una sociedad más fraterna, de una manera de vivir más abierta a la trascendencia y al sentido de la creación. Como pastores – agregan – queremos ver crecer a nuestros fieles laicos, viviendo su compromiso social y político, indispensable para la renovación de nuestra Patria. Queremos una Iglesia joven, en salida, alegre y misionera, dispuesta al servicio”.

(Renato Martinez)


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