Bangui - “La rebelión encabezada por la coalición Seleka ha sacudido los cimientos de la unidad nacional. Los centroafricanos viven en el miedo y la desconfianza”. Es el grito de alarma lanzada por los obispos de la República Centroafricana en un mensaje enviado al Presidente de la Transición, Michel Djotodia.
“Fieles a la misión de la Iglesia de anunciar a Cristo y dar voz a los sin voz”, dice el mensaje, los obispos dibujan un panorama alarmante de la situación de la nación. En el plano social “aún no se han terminado de contar las pérdidas de vidas humanas, y las violaciones, saqueos, incendios de aldeas, destrucción de los campos, el saqueo de viviendas particulares, las familias desposeídas ilegalmente de sus casas ocupadas por la fuerza por un hombre fuerte o por una banda armada. El tejido social está completamente desgarrado”. Lo mismo se puede decir del plano económico con las principales fuentes de sustento de la nación saqueadas y destruidas, incluida la minería de oro y diamantes y la misma fauna silvestre y de la flora .
Los obispos también denuncian que Seleka ha creado una administración paralela cuya recaudación de impuestos beneficia sólo a los que la controlan. A esto se suma la destrucción sistemática de los archivos y la persecución de los funcionarios públicos. “¿Qué hay detrás de este deseo de destrucción y aniquilación de la memoria nacional”, se pregunta en el mensaje. “Estos actos ponen en peligro la existencia misma de la nación”.
En términos de seguridad, los obispos denuncian la difusión incontrolada de armas y la fuerte presencia entre las filas de Seleka de mercenarios extranjeros “que exigen ser pagados”, y que saquean sistemáticamente a la población.
Pero es sobre todo en lo religioso, “que el celo y la determinación con la que los elementos de Seleka han profanado los lugares de culto cristianos y han saqueado de forma selectiva la riqueza de los cristianos, han sacudido los cimientos de nuestra cohesión social”, afirma el mensaje que denuncia “que estas actitudes puede responder a una agenda oculta como ciertos elementos hacen presagiar”.
La Iglesia reitera su disposición a seguir cooperando con el Estado en la educación, la salud y la búsqueda de la paz y la reconciliación, pero pide medidas concretas para estabilizar la situación para devolver la esperanza al pueblo centro-africano.
“Fieles a la misión de la Iglesia de anunciar a Cristo y dar voz a los sin voz”, dice el mensaje, los obispos dibujan un panorama alarmante de la situación de la nación. En el plano social “aún no se han terminado de contar las pérdidas de vidas humanas, y las violaciones, saqueos, incendios de aldeas, destrucción de los campos, el saqueo de viviendas particulares, las familias desposeídas ilegalmente de sus casas ocupadas por la fuerza por un hombre fuerte o por una banda armada. El tejido social está completamente desgarrado”. Lo mismo se puede decir del plano económico con las principales fuentes de sustento de la nación saqueadas y destruidas, incluida la minería de oro y diamantes y la misma fauna silvestre y de la flora .
Los obispos también denuncian que Seleka ha creado una administración paralela cuya recaudación de impuestos beneficia sólo a los que la controlan. A esto se suma la destrucción sistemática de los archivos y la persecución de los funcionarios públicos. “¿Qué hay detrás de este deseo de destrucción y aniquilación de la memoria nacional”, se pregunta en el mensaje. “Estos actos ponen en peligro la existencia misma de la nación”.
En términos de seguridad, los obispos denuncian la difusión incontrolada de armas y la fuerte presencia entre las filas de Seleka de mercenarios extranjeros “que exigen ser pagados”, y que saquean sistemáticamente a la población.
Pero es sobre todo en lo religioso, “que el celo y la determinación con la que los elementos de Seleka han profanado los lugares de culto cristianos y han saqueado de forma selectiva la riqueza de los cristianos, han sacudido los cimientos de nuestra cohesión social”, afirma el mensaje que denuncia “que estas actitudes puede responder a una agenda oculta como ciertos elementos hacen presagiar”.
La Iglesia reitera su disposición a seguir cooperando con el Estado en la educación, la salud y la búsqueda de la paz y la reconciliación, pero pide medidas concretas para estabilizar la situación para devolver la esperanza al pueblo centro-africano.
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