(RV).- Como es tradicional, el próximo sábado 29 de junio, solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, día del Papa, el Santo Padre Francisco impondrá el palio arzobispal a los nuevos Arzobispos Metropolitanos.
Se llama Arzobispo o Metropolita al obispo que tiene a su cargo el cuidado pastoral de una diócesis, generalmente una porción del pueblo de Dios que vive en un territorio determinado, que además preside una provincia eclesiástica, un conjunto de diócesis agrupadas territorialmente con el fin de facilitar la cooperación de los obispos diocesanos y la acción pastoral común.
Le compete al Santo Padre tanto la creación de una provincia eclesiástica como la designación del metropolitano.
El palio es una prenda de lana tejida a mano que se apoya sobre los hombros como una tira que cae por delante sobre el pecho y por detrás sobre la espalda.
No existe información exacta sobre el origen de esta tradición, pero existen testimonios que datan del siglo IV e indican que el Papa usaba este palio. Es probable que se trate de una divisa imperial que haya pasado al uso de los obispos.
Le entrega del palio a los Arzobispos en Roma comienza en tiempos de Gregorio VII, apenas unos años después del año 1000, debido a la necesidad de controlar la elección de los obispos. Ya desde aquella época, los Metropolitas venían a Roma a recibir el palio. Posteriormente, el palio se concedió aún a aquellos que no eran Metropolitas como una distinción honorífica. Sin embargo, en la década de los años 70 del siglo pasado, Pablo VI reformó la tradición del palio estableciendo que se entregaría solamente a los Arzobispos Metropolitanos el día 29 de junio de cada año, solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, para destacar el vínculo que existe entre aquel que porta el palio y la Sede Apostólica.
La simbología del palio se ha enriquecido a través de los siglos. Originalmente se trataba de una simbología de características eminentemente eclesiales. Durante el primer milenio, el palio representaba la pequeña oveja que se había perdido, que por lo tanto, era llevada sobre su hombro izquierdo por el pastor del rebaño. La forma del palio que utilizó el Papa Benedicto XVI seguía esa tradición que encontramos en toda la iconografía y en todos los mosaicos del primer milenio. Después del primer milenio, el palio fue experimentando sucesivas transformaciones, tomando la forma actual de la letra griega Ypsilon apoyada sobre la persona que lo porta, asumiendo también un significado distinto.
Las cruces rojas han adquirido el significado de las llagas del Señor. Los tres alfileres se identificaron con los clavos de la crucifixión de Cristo. A partir de entonces, el palio ha adquirido sobre todo un significado cristológico, representando a Cristo el Buen Pastor.
Hoy en día tenemos los dos elementos juntos el cristológico y el eclesiológico. El palio es de lana para significar la oveja perdida y también tiene las cruces y los alfileres para significar que el buen pastor da la vida por sus ovejas.
La Ley de la Iglesia establece que el Arzobispo debe solicitar al Santo Padre el palio, signo de la potestad de la que, en comunión con la Santa Sede, se halla investido en su propia provincia dentro de los tres meses de su designación.
El Arzobispo puede usar el palio, cuando así lo indiquen las normas litúrgicas, en todas las Iglesias de la provincia que preside, o sea en todas las iglesias localizadas en las diócesis que componen la provincia eclesiástica de la que él es metropolitano. Sin embargo, nunca puede usarlo cuando se encuentre fuera de la provincia eclesiástica que preside y si fuera el caso que es trasladado a otra provincia deberá solicitarle al Papa un nuevo palio.
El rito de imposición del palio fue modificado por el Papa emérito Benedicto XVI el año pasado, de manera que ahora se hace al inicio de la celebración con el objeto de evitar que se interrumpa la celebración Eucarística por la introducción de un rito relativamente largo que no reviste carácter sacramental y que dificulta la participación atenta y recogida en la Santa Misa.
Anteriormente el palio se imponía a continuación de la homilía. Los ritos que se incluyen a continuación de la homilía durante las celebraciones Eucarísticas son normalmente sacramentales, a saber, el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal, el matrimonio, la unción de los enfermos. La imposición del palio no reviste el carácter de un sacramento y por lo tanto para evitar que se cometiera el error de pensar que se trataba de un rito sacramental, el Papa emérito decidió en su momento trasladarlo al inicio, como una forma también de acortarlo. Así, a partir del año 2012 se da lectura al nombre de los Arzobispos que recibirán el palio fuera de la celebración Eucarística, antes de la procesión de entrada y el canto del “Tu es Petrus” (Tú eres Pedro). Cuando el Santo Padre se encuentre junto al altar, se procede inmediatamente a la imposición del palio.
Este año recibirán el palio de manos del Papa Francisco 35 Arzobispos Metropolitanos, de los cuales 34 se encuentran presentes en Roma y uno, el Arzobispo de Hue en Vietnam, lo recibirá en su Sede Metropolitana.
De los 35 Arzobispos que recibirán el palio en el primer año del pontificado de Francisco, el primer papa latinoamericano, 11 provienen de diócesis de América Latina. De ellos 3 son brasileños y 8 son de países de lengua española. 3 de estos 8 arzobispos de países de lengua española provienen de México, 2 de Bolivia y los 3 restantes de la República Argentina, tierra natal del Papa. Entre estos últimos se encuentra también el sucesor del Papa Francisco en el gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Buenos Aires, Monseñor Mario Aurelio Poli.
Los Arzobispos latinoamericanos que recibirán el palio Arzobispal en esta solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo en este año 2013, durante el año de la Fe son:
(Padre Roberto Cid, director de Radio Paz, Miami, EEUU)
June 28, 2013 at 07:58AM
Se llama Arzobispo o Metropolita al obispo que tiene a su cargo el cuidado pastoral de una diócesis, generalmente una porción del pueblo de Dios que vive en un territorio determinado, que además preside una provincia eclesiástica, un conjunto de diócesis agrupadas territorialmente con el fin de facilitar la cooperación de los obispos diocesanos y la acción pastoral común.
Le compete al Santo Padre tanto la creación de una provincia eclesiástica como la designación del metropolitano.
El palio es una prenda de lana tejida a mano que se apoya sobre los hombros como una tira que cae por delante sobre el pecho y por detrás sobre la espalda.
No existe información exacta sobre el origen de esta tradición, pero existen testimonios que datan del siglo IV e indican que el Papa usaba este palio. Es probable que se trate de una divisa imperial que haya pasado al uso de los obispos.
Le entrega del palio a los Arzobispos en Roma comienza en tiempos de Gregorio VII, apenas unos años después del año 1000, debido a la necesidad de controlar la elección de los obispos. Ya desde aquella época, los Metropolitas venían a Roma a recibir el palio. Posteriormente, el palio se concedió aún a aquellos que no eran Metropolitas como una distinción honorífica. Sin embargo, en la década de los años 70 del siglo pasado, Pablo VI reformó la tradición del palio estableciendo que se entregaría solamente a los Arzobispos Metropolitanos el día 29 de junio de cada año, solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, para destacar el vínculo que existe entre aquel que porta el palio y la Sede Apostólica.
La simbología del palio se ha enriquecido a través de los siglos. Originalmente se trataba de una simbología de características eminentemente eclesiales. Durante el primer milenio, el palio representaba la pequeña oveja que se había perdido, que por lo tanto, era llevada sobre su hombro izquierdo por el pastor del rebaño. La forma del palio que utilizó el Papa Benedicto XVI seguía esa tradición que encontramos en toda la iconografía y en todos los mosaicos del primer milenio. Después del primer milenio, el palio fue experimentando sucesivas transformaciones, tomando la forma actual de la letra griega Ypsilon apoyada sobre la persona que lo porta, asumiendo también un significado distinto.
Las cruces rojas han adquirido el significado de las llagas del Señor. Los tres alfileres se identificaron con los clavos de la crucifixión de Cristo. A partir de entonces, el palio ha adquirido sobre todo un significado cristológico, representando a Cristo el Buen Pastor.
Hoy en día tenemos los dos elementos juntos el cristológico y el eclesiológico. El palio es de lana para significar la oveja perdida y también tiene las cruces y los alfileres para significar que el buen pastor da la vida por sus ovejas.
La Ley de la Iglesia establece que el Arzobispo debe solicitar al Santo Padre el palio, signo de la potestad de la que, en comunión con la Santa Sede, se halla investido en su propia provincia dentro de los tres meses de su designación.
El Arzobispo puede usar el palio, cuando así lo indiquen las normas litúrgicas, en todas las Iglesias de la provincia que preside, o sea en todas las iglesias localizadas en las diócesis que componen la provincia eclesiástica de la que él es metropolitano. Sin embargo, nunca puede usarlo cuando se encuentre fuera de la provincia eclesiástica que preside y si fuera el caso que es trasladado a otra provincia deberá solicitarle al Papa un nuevo palio.
El rito de imposición del palio fue modificado por el Papa emérito Benedicto XVI el año pasado, de manera que ahora se hace al inicio de la celebración con el objeto de evitar que se interrumpa la celebración Eucarística por la introducción de un rito relativamente largo que no reviste carácter sacramental y que dificulta la participación atenta y recogida en la Santa Misa.
Anteriormente el palio se imponía a continuación de la homilía. Los ritos que se incluyen a continuación de la homilía durante las celebraciones Eucarísticas son normalmente sacramentales, a saber, el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal, el matrimonio, la unción de los enfermos. La imposición del palio no reviste el carácter de un sacramento y por lo tanto para evitar que se cometiera el error de pensar que se trataba de un rito sacramental, el Papa emérito decidió en su momento trasladarlo al inicio, como una forma también de acortarlo. Así, a partir del año 2012 se da lectura al nombre de los Arzobispos que recibirán el palio fuera de la celebración Eucarística, antes de la procesión de entrada y el canto del “Tu es Petrus” (Tú eres Pedro). Cuando el Santo Padre se encuentre junto al altar, se procede inmediatamente a la imposición del palio.
Este año recibirán el palio de manos del Papa Francisco 35 Arzobispos Metropolitanos, de los cuales 34 se encuentran presentes en Roma y uno, el Arzobispo de Hue en Vietnam, lo recibirá en su Sede Metropolitana.
De los 35 Arzobispos que recibirán el palio en el primer año del pontificado de Francisco, el primer papa latinoamericano, 11 provienen de diócesis de América Latina. De ellos 3 son brasileños y 8 son de países de lengua española. 3 de estos 8 arzobispos de países de lengua española provienen de México, 2 de Bolivia y los 3 restantes de la República Argentina, tierra natal del Papa. Entre estos últimos se encuentra también el sucesor del Papa Francisco en el gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Buenos Aires, Monseñor Mario Aurelio Poli.
Los Arzobispos latinoamericanos que recibirán el palio Arzobispal en esta solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo en este año 2013, durante el año de la Fe son:
Monseñor Antonio Carlos Altieri, S.D.B., segundo Arzobispo de Passo Fundo, arquidiócesis recientemente creada en el sur de Brasil, designado en julio del año pasado por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Sergio Eduardo Castriani, C.S.Sp., sexto Arzobispo de Manaus, arquidiócesis en la zona Amazónica de Brasil, designado en diciembre del año pasado por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Moacir Silva, octavo Arzobispo de Ribeirao Preto, arquidiócesis en el estado de San Pablo, en el sur de Brasil, designado en abril de este año por el Papa Francisco.
Monseñor Rogelio Cabrera López, octavo Arzobispo de Monterrey, arquidiócesis en el estado de Nuevo León, en el noreste de México, designado en octubre del año pasado por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Alfonso Cortés Contreras, segundo Arzobispo de León, arquidiócesis en el estado de Guanajuato, México, designado en diciembre del año pasado por el papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Fabio Martínez Castilla, segundo Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, en el estado de Chiapas en el sur de México, designado en febrero de este año por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Jesús Juárez Párraga, S.D.B., sexto Arzobispo de Sucre, arquidiócesis en el departamento de Sucre, Bolivia, designado en febrero de este año por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Sergio Alfredo Gualberti Calandrina, tercer Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, arquidiócesis en el sur de Bolivia, designado en mayo por el Papa Francisco.
Monseñor Carlos María Franzini, quinto Arzobispo de Mendoza, arquidiócesis en la provincia de Mendoza, en la zona de Cuyo, Argentina, designado en noviembre del año pasado por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Ramón Alfredo Dus, cuarto Arzobispo de Resistencia, arquidiócesis en la provincia de Chaco en el noreste de Argentina, designado en febrero de este año por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Mario Aurelio Poli, duodécimo Arzobispo de Buenos Aires, arquidiócesis en la ciudad capital de la República Argentina, designado por el Papa Francisco para sucederlo en el gobierno pastoral de esa diócesis primada de Argentina el día 28 de marzo de este año, apenas transcurridas dos semanas después de su elección como sucesor de Pedro, constituyendo su primera designación episcopal.
Monseñor Sergio Eduardo Castriani, C.S.Sp., sexto Arzobispo de Manaus, arquidiócesis en la zona Amazónica de Brasil, designado en diciembre del año pasado por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Moacir Silva, octavo Arzobispo de Ribeirao Preto, arquidiócesis en el estado de San Pablo, en el sur de Brasil, designado en abril de este año por el Papa Francisco.
Monseñor Rogelio Cabrera López, octavo Arzobispo de Monterrey, arquidiócesis en el estado de Nuevo León, en el noreste de México, designado en octubre del año pasado por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Alfonso Cortés Contreras, segundo Arzobispo de León, arquidiócesis en el estado de Guanajuato, México, designado en diciembre del año pasado por el papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Fabio Martínez Castilla, segundo Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, en el estado de Chiapas en el sur de México, designado en febrero de este año por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Jesús Juárez Párraga, S.D.B., sexto Arzobispo de Sucre, arquidiócesis en el departamento de Sucre, Bolivia, designado en febrero de este año por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Sergio Alfredo Gualberti Calandrina, tercer Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, arquidiócesis en el sur de Bolivia, designado en mayo por el Papa Francisco.
Monseñor Carlos María Franzini, quinto Arzobispo de Mendoza, arquidiócesis en la provincia de Mendoza, en la zona de Cuyo, Argentina, designado en noviembre del año pasado por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Ramón Alfredo Dus, cuarto Arzobispo de Resistencia, arquidiócesis en la provincia de Chaco en el noreste de Argentina, designado en febrero de este año por el Papa emérito Benedicto XVI.
Monseñor Mario Aurelio Poli, duodécimo Arzobispo de Buenos Aires, arquidiócesis en la ciudad capital de la República Argentina, designado por el Papa Francisco para sucederlo en el gobierno pastoral de esa diócesis primada de Argentina el día 28 de marzo de este año, apenas transcurridas dos semanas después de su elección como sucesor de Pedro, constituyendo su primera designación episcopal.
(Padre Roberto Cid, director de Radio Paz, Miami, EEUU)
June 28, 2013 at 07:58AM
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