...Y los polacos se pusieron a cantar de alegría

(RV).- (Audio) RealAudio MP3 Tras haber sido convocados por Benedicto XVI, quien ha rezado por esta iniciativa y quien ha seguido estos días su desarrollo por televisión desde el convento de la Ciudad del Vaticano donde reside, sin olvidar la intuición clarividente del próximamente ya “san” Juan Pablo II, esta manifestación de la fe no podía tener mejor coronación que el anuncio de “Cracovia 2016” como sede de la próxima JMJ.

En efecto, tras el anuncio que hizo Francisco de que la próxima sede internacional, es decir, fuera de las diócesis, será en la ciudad polaca en la que el Papa Wojtyla fue arzobispo y cardenal, el Papa Francisco invitó a la hora del ángelus a pedir, por la intercesión de María, la luz del Espíritu Santo para el camino que nos conducirá a esta nueva y feliz etapa de la celebración de la fe y del amor de Cristo.


Fue entonces cuando los numerosos jóvenes procedentes de Polonia, con sus camisetas de color rojo y blanco, como los colores de su bandera nacional, o con sus trajes típicos, rompieron en aplausos y comenzaron a bailar…


De este modo se concluye la edición de esta XXVIII JMJ Río 2013 llena de momentos inolvidables, que sus protagonistas y participantes, los jóvenes, se llevarán de regreso a sus casas, esparcidas en los cinco continentes.


A nosotros nos queda el haber escuchado una mínima parte de sus vivencias, esas pocas, en comparación con el alto número de participantes, que han querido compartir con nosotros, en esta ciudad carioca, todos ellos con el común denominador de la certeza de que Jesucristo está vivo, y sigue enviando a hacer discípulos en todas las naciones…


Hemos visto al Papa Francisco “en acción”, bendiciendo, abrazando y tocando a niños, jóvenes y ancianos. Aceptando velozmente y con una sonrisa algún mate como los argentinos y otros sudamericanos ofrecen al recibir a sus amigos y también lo hemos visto tratando de interceptar las estolas, banderas u otros objetos de recuerdo y cariño que los peregrinos tiraban a su paso mientras avanzaba con su jeep blanco descubierto…


Mientras tanto, el alcalde de Río de Janeiro, gracias también a los obispos, afirmó que planean convertir en un barrio popular la explanada de Guaratiba que habría tenido que acoger los últimos actos de esta JMJ, y que a causa de la lluvia se trasladaron a Copacabana. En efecto, en esa zona pobre de la ciudad, a poco más de 40 km del centro, son numerosas las personas que viven con graves dificultades. El futuro barrio se llamará "El campo de la fe del Papa Francisco", como legado de esta visita. De modo que los recursos que la Iglesia invirtió allí no se perderán. De la misma manera se conservará la cruz, de 33 metros de altura, como signo de este evento destinado a pasar a la historia de este pueblo.


Al despedirse de Brasil y saludar a la Presidenta de la República y a las diversas Autoridades nacionales, estatales y locales, así como al Arzobispo de San Sebastián de Río de Janeiro, y a los diversos Cardenales y Hermanos en el Episcopado, el Papa les dijo que se marchaba de su patria con el alma llena de recuerdos felices; y éstos dijo – estoy seguro – se convertirán en oración.


No sin nostalgia Francisco se despidió de Río de Janeiro. Pidiendo, como acostumbra con un “por favor”, que no se olviden de rezar por él, puesto que el Papa necesita la oración de todos. Y dejándoles un abrazo a todos con el deseo de Dios los bendiga.


Desde Río de Janeiro, María Fernanda Bernasconi, RV.



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