Kananga - En Kananga, en al República Democrática del Congo, aunque la población no vive las consecuencias directas de la guerra que en el vecino país Centro africano , desde hace décadas sufre las consecuencias. En particular, debido a la discriminación legislativa y cultural, las mujeres son las más vulnerables a la pobreza, la corrupción y el mal gobierno. Además de tener que cargar con la familia tienen acceso limitado a la educación, a los servicios financieros y al derecho a la propiedad, especialmente en las zonas rurales.
Además en la zona se carece de agua y electricidad, y cuando van a recogerla durante largos trayectos se ven expuestas a grandes riesgos. Para hacer frente a este clima patriarcal y machista, castigado y empobrecido por una guerra lejana, muchas de ellas se están organizando con actividades de costura a través de los cuales pueden contribuir a la precaria economía familiar.
Es un laboratorio, dirigido desde hace más de 10 años por las Hermanas de la Caridad de Jesús y María, que a su vez lo habían heredado de otra congregación, y que desde hace más de un cuarto de siglo, sostiene a las mujeres más vulnerables en una ciudad donde el progreso parece haberse detenido completamente. Hay miles, a menudo niñas aún, abandonadas a su suerte, jóvenes madres solteras, analfabetas, pobres, huérfanas, con problemas familiares y sin recursos económicos. Por razones económicas, las pequeñas son dadas en matrimonio con sólo 13 o 14 años de edad, y por razones económicas y sociales, luego son abandonadas por sus esposos con hijos a cargo.
La organización humanitaria católica española Manos Unidas nunca ha dejado de apoyarlas y, recientemente, ha contribuido a mejorar los laboratorios con la compra de máquinas de coser. De esta manera las estudiantes, rechazadas por una sociedad machista, podrán, con el esfuerzo e independencia económica, recibir el respeto de sus comunidades y familias.
Además en la zona se carece de agua y electricidad, y cuando van a recogerla durante largos trayectos se ven expuestas a grandes riesgos. Para hacer frente a este clima patriarcal y machista, castigado y empobrecido por una guerra lejana, muchas de ellas se están organizando con actividades de costura a través de los cuales pueden contribuir a la precaria economía familiar.
Es un laboratorio, dirigido desde hace más de 10 años por las Hermanas de la Caridad de Jesús y María, que a su vez lo habían heredado de otra congregación, y que desde hace más de un cuarto de siglo, sostiene a las mujeres más vulnerables en una ciudad donde el progreso parece haberse detenido completamente. Hay miles, a menudo niñas aún, abandonadas a su suerte, jóvenes madres solteras, analfabetas, pobres, huérfanas, con problemas familiares y sin recursos económicos. Por razones económicas, las pequeñas son dadas en matrimonio con sólo 13 o 14 años de edad, y por razones económicas y sociales, luego son abandonadas por sus esposos con hijos a cargo.
La organización humanitaria católica española Manos Unidas nunca ha dejado de apoyarlas y, recientemente, ha contribuido a mejorar los laboratorios con la compra de máquinas de coser. De esta manera las estudiantes, rechazadas por una sociedad machista, podrán, con el esfuerzo e independencia económica, recibir el respeto de sus comunidades y familias.
Publicar un comentario