Seúl – La ayuda y la cooperación misionera garantizada por la Iglesia coreana han sido y siguen siendo cruciales para el crecimiento y la maduración de la pequeña Iglesia en Mongolia: lo ha dicho Mons. Wenceslao Padilla, Prefecto Apostólico de Ulaanbaatar, visitando la Archidiócesis de Seúl. Según lo informado a la Agencia Fides por la oficina de comunicación de la Iglesia local, el obispo ha sensibilizado a las parroquias y las asociaciones coreanas, lanzando una campaña de recaudación de fondos para apoyar a las escuelas católicas en Mongolia.
Mons. Padilla: que comenzó el trabajo misionero en Mongolia en 1992, dice: “Cuando llegué a Mongolia, hace 21 años, no había ninguna iglesia y ningún católico. Nos hemos enfrentado a muchos desafíos, problemas económicos, a las diferencias culturales y a las dificultades lingüísticas. Estábamos en un contexto en el que la religión cristiana era totalmente nueva y el credo más extendido era el budismo tibetano”.
En veinte años, la Iglesia ha crecido y se ha arraigado, la iglesia mongola es pequeña pero viva y dinámica: “Hoy en día hay una gran esperanza en el florecimiento de la fe cristiana en Mongolia; gracias a la cooperación de la población local, peor también de la labor de los misioneros y las iglesias hermanas”, como la Iglesia coreana, que está enviando de forma constante durante los últimos años, recuerda el obispo, “apoyo económico y misioneros”.
Desde 2004, la Iglesia en Mongolia cuenta con el apoyo financiero de las asociaciones eclesiales de Corea como el “One Body One Spirit Movement”, de una Fundación Misionera y del “Catholic Medical Center” de la Archidiócesis de Seúl. Las áreas de cooperación son especialmente la educación y la sanidad.
Mons. Padilla: que comenzó el trabajo misionero en Mongolia en 1992, dice: “Cuando llegué a Mongolia, hace 21 años, no había ninguna iglesia y ningún católico. Nos hemos enfrentado a muchos desafíos, problemas económicos, a las diferencias culturales y a las dificultades lingüísticas. Estábamos en un contexto en el que la religión cristiana era totalmente nueva y el credo más extendido era el budismo tibetano”.
En veinte años, la Iglesia ha crecido y se ha arraigado, la iglesia mongola es pequeña pero viva y dinámica: “Hoy en día hay una gran esperanza en el florecimiento de la fe cristiana en Mongolia; gracias a la cooperación de la población local, peor también de la labor de los misioneros y las iglesias hermanas”, como la Iglesia coreana, que está enviando de forma constante durante los últimos años, recuerda el obispo, “apoyo económico y misioneros”.
Desde 2004, la Iglesia en Mongolia cuenta con el apoyo financiero de las asociaciones eclesiales de Corea como el “One Body One Spirit Movement”, de una Fundación Misionera y del “Catholic Medical Center” de la Archidiócesis de Seúl. Las áreas de cooperación son especialmente la educación y la sanidad.
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