Monseñor Aparicio explica que, la antigua costumbre anglosajona le ha robado al Halloween su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas, marcando un retorno al antiguo paganismo, tendencia que lamentablemente se ha propagado también entre los pueblos hispanos. Esta costumbre, dijo, hace apología al terror; ese mismo terror que vivimos cuando nuestros jóvenes son protagonistas de páginas policiales, acontecimientos que no son casuales, sino más bien resultado de esa apología al terror que hoy en día los mayores vienen promoviendo y aplaudiendo.
El representante de la Iglesia peruana pide a maestros y padres de familia ayuda en el propósito de retomar el real sentido de esta fiesta y celebrarla gozosamente, desenmascarando el mal y poniéndole luz a las tinieblas, promoviendo la santidad y no el terror. Para eso, dijo, hay que proponer a los niños se disfracen de su santo favorito y que aprendan su vida, especialmente sus virtudes, con el fin de imitarlas. El prelado cuzqueño manifestó que las vidas maravillosas de los santos nos ayudan a vivir más perfectamente el Evangelio, y que la Fiesta de Todos los Santos, es una invitación a ser santos nosotros también. (RC-RV)
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