Por el Perú, participaron: Monseñor Salvador Piñeiro García Calderón, Arzobispo de Ayacucho y Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana; Monseñor Pedro Barreto Jimeno, SJ., Arzobispo de Huancayo y Primer Vice- Presidente del Episcopado Peruano; Monseñor Lino Panizza Richero, OFM Cap., Obispo de Carabayllo y Secretario General de la CEP; Monseñor Ángel Francisco Simón Piorno, Obispo de Chimbote, Presidente del Comité Económico y miembro del Consejo Permanente, y Monseñor Guillermo Inca Pereda, OSJ., Administrador Apostólico del Obispado Castrense y Secretario General Adjunto del Episcopado Peruano.
Al final del encuentro, se publicó un comunicado conjunto de los Consejos Permanentes de las Conferencias Episcopales de Bolivia, Chile y Perú, titulado: “De cara a una auténtica integración”, donde agradecen a Dios “por la experiencia de comunión y de fraternidad que caracteriza las relaciones mutuas y las de nuestras iglesias”.
“Somos una unidad geográfica y cultural que la gente de nuestros pueblos sabe reconocer y expresar a través de tantos signos de integración, relaciones interpersonales y muestras de religiosidad popular que traspasan las fronteras y que son una lección que estos días hemos constatado e intentado aprender y practicar”, dice el Comunicado.
Los Obispos renovaron su compromiso de fomentar la integración de los tres países propiciando, entre otras cosas, que las universidades católicas impulsen en sus estudios e investigaciones la cultura del encuentro. “Queremos facilitar el conocimiento mutuo y el compartir de experiencias para realizar un aporte crítico a la superación de las ideologías nacionalistas e ir acabando con lo que todavía puede separarnos. Cuanto más nos conozcamos mutuamente, mayores posibilidades de caminar juntos tendremos”, dicen.
De igual forma, durante estos días de encuentro pudieron analizar realidades preocupantes como el aumento del narcotráfico, que destruye la dignidad y la vida de nuestros pueblos, así como los desafíos y oportunidades pastorales que plantea la realidad de la migración y la persistente situación de marginación de los más pobres. Asimismo, reafirmaron el valor de la familia y mostraron su preocupación por la desatención y abandono en que viven nuestros jóvenes, que está generando mucho sufrimiento y una fuerte crisis de valores. Por ello, reafirmaron su opción de caminar con los jóvenes “ofreciendo el Evangelio, de forma siempre renovada, como proyecto de vida lograda y la vida sacerdotal y consagrada como caminos de amor pleno”.
(…) “Invitamos a todos los católicos y personas de buena voluntad de nuestros países: políticos, empresarios, profesores, profesionales y a cada uno en particular, a ejercer nuestra responsabilidad como instrumentos de integración, justicia y unidad entre nuestros pueblos. Dios los bendiga y la Virgen María, en las diversas advocaciones en que la veneramos, nos ayude en este camino”, concluye el mensaje.
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