jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- (Con audio) Amor verdadero o pasión a contramano, desordenada, equivocada, de esta realidad depende una vida feliz o la muerte en vida de cada ser humano; el paraíso en la tierra o un infierno insoportable.
¿Cómo discernir mejor para no equivocarnos?, ¿cómo cuidar mejor la semilla del amor y la vida?
En el hogar de la Iglesia -que es fundamentalmente “madre”-, junto al sacramento del amor, la Eucaristía -que es Jesús mismo en su acto de entrega total por el bien del otro-, está el amor de los esposos también como sacramento de la familia. Y en el sacramento del matrimonio el sacerdote no es más que un “testigo cualificado”. Los verdaderos protagonistas y ministros son los esposos que contraen matrimonio.
Muller, el actual “guardián de la fe” en el Vaticano, afirma que “el amor es más que un sentimiento o instinto. En su esencia, el amor es entrega”, dice. Y afirma que “en el amor matrimonial, dos personas se dicen consciente y voluntariamente: sólo tú, y para siempre”. Y alguno agregaría: arriesgando en ese “para siempre” el cielo o el infierno en vida.
Frente a las conclusiones y controversias que ha generado el artículo titulado: “La fuerza de la gracia”, publicado en la semana de la celebración de la Jornada de la Familia, en San Pedro, en el Año de la Fe, pienso que es muy bueno y propicio repasar la doctrina de la Iglesia sobre el tema de la familia, precisamente ahora que el Papa Francisco tan humano y tan cercano al que sufre, ha convocado un Sínodo extraordinario sobre la familia. En este tercer Sínodo “extraordinario” de la historia, se dialogará, debatirá y buscará ayudar cada vez mejor a cuidar y hacer crecer el amor que da vida y hace feliz al ser humano, desde la pastoral y también desde la doctrina.
No está dicho todo. Hay que aportar al diálogo. Se nos ofrece una oportunidad extraordinaria.
La Cruz como una espada, para Wojtyla
(RV).- (Con audio) Los devotos de Wojtyla lo celebraron beato por última vez, porque el próximo 22 de octubre del 2014, Juan Pablo II ya será celebrado como santo.
El hecho es que en la imagen que tengo de Juan Pablo II, no lo puedo separar de su báculo, del cayado de pastor, del “pastoral” –como lo llaman muchos- que Wojtyla sostenía firmemente. Ese bastón plateado, rematado en la cruz con el madero transversal arqueado por el peso de Jesús.
Veo siempre y así lo quiero ver al Papa polaco, aferrado a ese cayado, como a un bastón que no se puede sostener si él mismo bastón no te sostiene, porque la cruz no es otra que la cruz de Jesús. Y al final es Jesús el que sostuvo y sostiene la cruz y no al revés, como esas espadas de la ficción que tienen poder, movimiento y eficacia por sí mismas y guían a la victoria a quien las empuña. Y es Jesús la espada que derrota el mal y abre en el propio corazón la fuente inagotable de Vida en el Amor.
Juan Pablo II blandió la cruz como una espada sobre el mundo, para romper cadenas y abatir muros, y en el mismo gesto de plantarla como un árbol, para que de frutos, él se sostenía en ese Jesús crucificado. Sostenía en alto la cruz que lo sostenía a él.
Tantas veces lo vimos aferrarse directamente a la cruz y no al soporte largo. Apoyar esa cruz sobre su cabeza o sostenerla como con un beso, pegada a sus labios.
Hasta que la cruz se blandió sobre él y el mismo crucificado hizo experimentar a Wojtyla parte del dolor por el sacrificio de amor por el hombre, desde adentro de su propio cuerpo oprimido dura y dolorosamente por el Párkinson.
Pero como espada de dos filos la misma cruz de Cristo le abrió la fuente del gozo del cielo, porque Juan Pablo II sostuvo hasta el final la cruz que lo sostuvo a él siempre.
La Iglesia viva vibró unida
(RV).- (Con audio) Los dos millones de personas en Roma fueron solo parte de la visibilidad que alcanzó la vida y a unidad de la Iglesia con la beatificación de Juan Pablo II el 1 de mayo de 2011.
Una porción importante de la familia católica del mundo vibró con el mismo rostro multiplicado en carteles, frecuencias de Radio, pantallas de video y de TV. Las estampas con la imagen de un hombre conocido y amado universalmente, revivieron experiencias personales fuertes de encuentro con algo del mismo Dios en la persona y el testimonio de Karol Wojtyla. El sentir popular; ese “sensus fidelium” que se manifestó en el grito: “santo ya” de su funeral, vibró finalmente en la voz de Benedicto XVI cuando exclamó en su beatificación: “El día ha llegado, Juan Pablo II es beato”.
“Abran de par en par las puertas a Cristo” repitió incansablemente JPII en sus 27 años de pontificado. Benedicto dijo en su beatificación, que “Juan Pablo II hizo primero él mismo lo que nos pedía”. “No tengan miedo” agregaba siempre Wojtyla en su clamoroso pedido de abrir las puertas a Cristo. Y Benedicto indicó en su beatificación, que su predecesor “nos enseño a no tener miedo de ser cristianos”. Por esto, una pregunta interesante para el examen personal de conciencia es ciertamente sobre nuestro propio miedo: ¿Qué miedo me impide abrir de par en par las puertas a Cristo en mi vida?
Abandonarme confiadamente en manos del Señor; darle la vida entera en sacrificio de amor y como servicio a los hermanos, es algo que naturalmente puede atemorizar. Juan Pablo II venció en sí mismo ese miedo y con la ayuda del Señor se entregó completamente a Dios y a la gente. ¿Y yo?
Un ruego esencial a Dios, por intercesión del querido Juan Pablo II, es que esa vibración honda y vivificante que experimentamos con la beatificación, se convierta en una respuesta generosa al llamado de Jesús a entrar en nuestra vida.
Si Juan Pablo II abrió las puertas a Cristo y el Señor hizo en él maravillas, también lo puede hacer con nosotros y por su intercesión. ¡Beato Juan Pablo II, ruega por nosotros!
San Francisco y el Papa juntos, entre el lobo y la paloma
(RV).- (Con audio) De todas las imágenes que representan hoy a Francisco de Asís, me gusta aquella donde esta con el lobo y la paloma. Si la paloma simboliza la paz del hombre con el creador y lo creado, el lobo es imagen de la destrucción; de las fuerzas dañinas, depredadoras que devoran y aniquilan al hombre. Con su modo radical de imitar a Cristo pobre, Francisco vence al lobo del egoísmo que nos lleva a devorarnos unos a otros como lobos. Y su lucha espiritual le alcanza el gozo de la paz con el Creador y lo creado.
¿Cuál es la paz que Francisco recibió y vivió y que nos transmite?, se preguntó el Obispo de Roma en la homilía en Asís. Y respondió que “se trata de la paz de Cristo, que pasa a través del amor más grande, el amor de la cruz”, esa paz que Jesús resucitado dio a sus discípulos mostrándoles las llagas de la cruz.
Dijo Papa Francisco, que el santo de Asís “da testimonio de que quien sigue a Cristo, recibe la verdadera paz, aquella que solo él, y no el mundo, nos puede dar”, “La paz de san Francisco es la de Cristo y la encuentra el que ‘carga’ con su ‘yugo’, es decir su mandamiento: ‘Ámense los unos a los otros como yo los amé’, dijo el Vicario de Cristo y agregó: “Y este yugo no se puede llevar con arrogancia, con presunción, con soberbia, sino solo con mansedumbre y humildad de corazón”.
Una joven dijo aquí que el Papa venía a Asís a “recargarse”. Creo que sí, el obispo de Roma se cargo de Francisco pobre a partir de su nombre y programa de pontificado, que tanto tiene que ver con “el amor a los pobres y el amor a Cristo pobre unidos de modo inseparable” como también expresó en la homilía. Que San Francisco ayude al Papa a guiarnos hoy tras las huellas de Jesús en la lucha contra el lobo del egoísmo que masacra el mundo, para gozar la paz que ofrece Jesús resucitado mientras nos muestra sus propias llagas de la cruz.
(Desde Asís, Tierra Santa de Italia, jesuita Guillermo Ortiz – RV).
¡Gracias Francisco! ¡Coraje! ¡No aflojes!
(RV).- (Con audio) Los carteles en la calles de Asís, que recibió a Papa Francisco, expresan algo así como una sintonía anticipada, están de acuerdo con los gestos, los actos, las palabras del Obispo de Roma, desde antes de su llegada a la Tierra Santa de Italia; se sienten identificados con el Sucesor de Pedro desde el espíritu de Asís, es decir desde el espíritu de San Francisco de Asís.
Tanto el santo como el Papa, que eligió el nombre del santo de Asís para su pontificado, son humildes, sencillos, pobres y trabajan por los pobres, repite una y otra vez lo mismo, la gente a la que pregunto por lo que ven de semejante tanto en uno como en otro.
“El Papa Francisco es como uno de nosotros, una persona normal, lo quiero mucho, espero verlo ahora”, me dijo Lemi, una mujer eritrea, por una parte angustiada por sus paisanos muertos y dispersos en la tragedia del naufragio del 3 de octubre en las costas de Lampedusa. Y por otra parte reconfortada porque el Papa dijo que es una vergüenza y se sintió tenida en cuenta, comprendida, defendida y querida por el Papa.
“Estas llagas son de todos” dijo el Vicario de Cristo entre sus primeras palabras en Asís, confirmando que él es un cristiano que quiere hacerse cargo de la carne herida de nuestros semejantes y ayudarnos a crecer en la conciencia de que en el centro de la sociedad tiene que estar la persona humana, el otro que es mi hermano, y no el dinero o las cosas materiales. Y que en el centro de cada corazón debe estar Jesús, para que podamos abrirnos a ese hermano que sufre.
¡Sí! Por eso la gente recibe así a Papa Francisco, con mucho cariño, con una mirada y una palabra que en realidad son una respuesta a lo que el Obispo de Roma está haciendo y quiere hacer en la Iglesia: ¡Gracias Francisco! ¡Coraje! ¡No aflojes!
(Desde Asís, Tierra Santa de Italia, jesuita Guillermo Ortiz – RV).
Una Iglesia pobre para los pobres, quiere Francisco
(RV).- (Audio) Estoy ahora en la Porciúncula, en Asís, la pequeña iglesita dentro de la gran basílica Santa María de los Ángeles. Es aquí donde dio inicio la obra maravillosa que Dios hizo con la vida de Francisco de Asís. Y él dejó que Dios actuara.
Un 24 de febrero de 1208, dentro de ese pequeño templo se escuchó: “¡Esto es lo que quiero! ¡Esto es lo que con todo el corazón deseo hacer!”. Era Francisco de Asís que sintió esto, después de escuchar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo: “Vayan y anuncien que el Reino de Dios está cerca, pero no lleven ni oro ni plata… Den gratis lo que recibieron gratis”.
La palabra de Jesús resonó suave pero clara y profunda en el corazón de Francisco de Asís, iluminándolo y fortaleciéndolo para esa decisión fundamental de rechazar y renunciar con firme decisión a una vida cómoda, con todas las seguridades y riquezas, y vivir la vida pobre del discípulo misionero de Jesús.
Dios llamó a Francisco de Asís, Francisco distinguió claramente la voz de Dios y respondió que sí en ese momento y siempre, hasta las últimas consecuencias, porque la vida de Francisco no fue fácil. Cargó una cruz pesada.
El 16 de marzo de 2013, el nuevo obispo de Roma reveló el porqué del nombre que eligió para su pontificado y que hoy resulta un verdadero “programa” de pontificado. Dijo que cuando ya los votos de los cardenales en cónclave subían de tal modo que no quedaba otra posibilidad, el cardenal Humes a su lado le susurró: “No te olvides de los pobres”. “Ahí pensé en los pobres y en tantas guerras que hay –reveló Bergoglio- y me vino a la mente el nombre de Francisco pobre y hombre de paz”. Para manifestar seguidamente: “cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres”.
Ayer actuó el Señor en el corazón de Francisco de Asís. El mismo Dios, que es fiel, vuelve a actuar hoy en el corazón de Bergoglio que eligió llamarse también “Francisco”, para seguir a Jesús por las huellas de la pobreza camino de la paz.
(Desde Asís, jesuita Guillermo Ortiz – RV).
La mula le sacó callos sangrantes
(RV).- (Con audio) El “Cura” más bueno y conocido de Traslasierra y la Argentina, murió ciego y leproso el 26 de enero de 1914, cuando mi abuelo Guillermo Vázquez, que conoció a Brochero en casa de su padre Francisco, tenía solo 14 años.
El conocido médico Rezzónico, de Córdoba, que participó en la exhumación del cuerpo de Brochero, contó el día anterior a la beatificación de este buen pastor, el 13 de setiembre, que vio aquella vez restos del cráneo, algunos huesos y pedazos de nalgas. Para mí esto es muy significativo, porque es ahí, en las “posaderas” –como decía Brochero-, donde le salieron callos sangrantes. ¡Sí! Se sacó callos sangrantes de tanto andar en mula, en su mula malacara, buscando a los paisanos dispersos, pobres, enfermos, solos, desorientados, igual que Jesús buen pastor buscando la oveja que se le perdió.
Oración: Vení también ahora José Gabriel Brochero a la casa de mi corazón, que a veces se parece más a una cueva, a una madriguera que a un templo. Entrá con mula y todo. Vení pastor con corazón de sacerdote según la compasión y misericordia de Cristo y sacáme fuera de la cueva del egoísmo, lleváme a la oración profunda y larga del encuentro con Jesús, que ofrece la verdadera vida, la Vida plena y me hace vencer el egoísmo mezquino y asesino, para salir al en encuentro del otro, de mi hermano; especialmente del que sufre más que yo. Amén.
(RV).- (Con audio) Brochero rezador, callejero, trabajador, amigo y compañero de todos, vivía pobre y austero entre los pobres, pero quería para su gente lo mejor. Por eso no tenía miedo de decir las cosas de frente, de luchar para que cada uno ordenara su vida y tampoco de enfrentarse con los terratenientes que robaban el agua y también la vida de la gente. Y fue a ver a políticos, gobernadores y hasta a presidentes solicitando mejoras y desarrollo para la gente de la zona de Traslasierra. Jamás pudo ver su sueño del trayecto del tren Villa Dolores – Soto realizado. Si lo hubiera logrado, la zona se hubiera desarrollado mucho, porque los productos agrícolas y ganaderos de esa tierra fecunda, hubieran llegado rápido a Buenos Aires en el tren. Pero el Cura Brochero hizo todo lo que pudo por el progreso material, empezando por los cimientos de este progreso que es el crecimiento espiritual.
Rezar es algo esencial
(RV).- (Con audio) El Cura Brochero convenció a la gente de la importancia de la oración para llegar al encuentro con Jesús que nos ofrece vida plena. Y los paisanos cruzan con él la montaña para hacer el ejercicios espirituales con los jesuitas, primero en la Ciudad de Córdoba y después en Villa del Tránsito, en la casa inaugurada en 1877 en la sede parroquial, actual Villa Cura Brochero.
La consecuencia de la práctica de los ejercicios, fue que la gente cambió de vida, más acorde con la enorme dignidad de la persona humana, con la condición de hijos de Dios y hermanos en una misma familia. Salieron de la cueva del egoísmo para vivir más unidos y contentos. Y por eso surgieron obras imposibles para aquel tiempo, fruto de la caridad, del diálogo, del respeto mutuo, de la cultura del encuentro: caminos, acequias, escuelas, iglesias, la famosa casa de ejercicios espirituales por donde pasaron 40 mil personas durante el ministerio de Brochero.
No se quedó en el despacho parroquial
(RV).- (Con audio) Como el mismo Jesús, buen pastor, que según refiere el Evangelio, tenía mucha compasión y misericordia por la gente, el Cura Brochero decía: "no son estos trapos benditos lo que me hacen cura. Sin la caridad de Cristo en el corazón, ni a cristiano llego". Y también afirmaba: "el sacerdote que no tiene mucha compasión de los pecadores, es medio sacerdote y ni siquiera".
Con estos pensamientos y sentimientos, y lleno del poder del amor de Dios con el sacramento del orden sagrado, el Cura Brochero no se quedó en el despacho parroquial del Curato de San Alberto que recibió en 1869, en Córdoba, Argentina. A lomo de mula recorrió los 4.336 Km. cuadrados, visitando paisano por paisano, familia por familia, queriendo saber de ellos, conocerlos bien. Y para invitarlos personalmente a la oración larga y profunda de los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola, que damos los jesuitas y que el Cura Brochero practicó desde joven en el seminario de Córdoba, dirigido por los mismos jesuitas, con padres espirituales y confesores jesuitas.
Fue beatificado en las Sierras de Córdoba el 14 de setiembre de 2013.
El amor de Dios con nuestros bisabuelos
(Audio): No hablo de algo abstracto, de una idea de Dios o de algo que pasó hace mucho tiempo en otra parte. Lo que hizo Jesús en Tierra Santa pasó también en el Valle del Cura Brochero con nuestros propios abuelos y tatarabuelos. Es decir, Dios actuó con el poder de su amor en la vida de nuestros mayores, a través de un cura muy cercano a la gente, que vivió la segunda parte del 800 y murió en 1914. Se trata de José Gabriel del Rosario Brochero, un sacerdote argentino, como el Papa Francisco, que vino a Traslasierra del otro lado de las Sierras Grandes de 2800 metros de altura, del lado de la ciudad capital de Córdoba, nacido en 1840 en Santa Rosa del Río Primero.
Dios lo llamó a José Gabriel a la oración desde niño. Él tenía un sentido especial, un don que Dios le dio y que desarrolló y cultivó como si le hubieran regalado una semilla que había que poner en tierra bien preparada, sembrarla, regarla, cuidarla. Brochero se tomó en serio esto y cuidó y no descuidó el don de la oración que Dios le regaló.
Pero no se fue al desierto a rezar. Se preparó y recibió el sacramento del Orden Sagrado, en 1866, para ayudar a la gente como sacerdote diocesano.
La imagen de la Virgen salvó a los marineros en peligro
“Madre danos tu mirada”. El Obispo de Roma, peregrino en Cerdeña, rogó la mirada de María llena de ternura, sobre todos y cada uno, en la misa, ente la imagen patrona de los marineros sardos y en su santuario. En su discurso al mundo del trabajo denunció la idolatría del dinero que deja a la persona sin trabajo y al hombre y a la mujer fuera del centro de la cuestión social.
En la catedral y ante pobres y carcelados asistidos por Caritas, anunció que todos somos hermanos, que todos somos frágiles, que no hay uno mejor que otro. Agradeció a los que sirven a los más débiles porque ese el camino de Cristo que se hizo pequeño, que eligió el camino de la humildad y de la solidaridad. Y denunció a los que usan a los pobres para su propia vanidad y lo juzgo un pecado grave.
En su encuentro con el mundo de la cultura en la Facultad teológica de Cágliari, el Papa habló de la actitud de Pilato de “lavarse las manos” frente a la crisis que atravesamos, que es una actitud que parece “pragmática” pero que, de hecho, ignora el grito de justicia, de humanidad y de responsabilidad social y lleva al individualismo, a la hipocresía, e incluso a una especie de cinismo. Es la tentación –dijo- que tenemos por delante, si vamos por el camino de la desilusión o de la decepción. Instó a encontrar caminos de esperanza, que abran horizontes nuevos a nuestra sociedad. Y habló de la universidad como lugar de formación en la solidaridad; la solidaridad como punto de encuentro, como ámbito vital en el que los conflictos, las tensiones, incluso los opuestos alcanzan una armonía que genera vida.
Muy cerca del mar, llevó a los jóvenes a contemplar en el Evangelio de Jesús: la pesca milagrosa. Cuando Pedro, después de haber trabajado toda la noche sin ningún resultado, en nombre de Jesús vuelve a remar mar a dentro y vuelve a echar las redes y recoge tantos peces que las redes estaban a punto de romperse. Con esta imagen el Vicario de Cristo hizo un verdadero discernimiento espiritual, explicando el proceso interior y sus alternativas en Pedro, para invitar a los jóvenes a no dejarse llevar por el desánimo ante la experiencia del fracaso; a remar contra corriente, a no vender la juventud; a salir con coraje del pequeño mundo y a confiar en Jesús para tirar nuevamente las redes, porque encontrar a Jesús, su amor y su misericordia es la aventura más grande y más bella que una persona puede tener.
En la isla de Cerdeña quedó la imagen de que, para seguir adelante, lo mejor es hacer subir a Jesús a la barca de la vida y echar las redes confiados en su palabra.
El amor de Dios con nuestros bisabuelos de Traslasierra echar las redes confiados en su palabra
(RV).- (Con audio) “Me hace bien imaginar hoy a Brochero en su mula malacara recorriendo casa por casa” dice el Papa Francisco en su carta por la beatificación del Cura Brochero.
Pasó en el Valle del Cura Brochero Lo que Jesús dijo hace 2000 años se ha realizado de modo singular con el sacerdote José Gabriel Brochero, en una zona particular de Córdoba, en Argentina, a la sombra del cerro Champaquí, en el Valle de Traslasierra, que algunos quieren que se llame “Valle del Cura Brochero”.
Se trata de lo que Jesús dijo cuando contó del pastor que dejó las 99 ovejas en el corral para ir a buscar la oveja que se le había perdido. En realidad Jesús lo dijo refiriéndose a su propio corazón de buen pastor, lleno de amor por cada uno de nosotros. Un corazón muy fuerte que entiende y siente que cuando uno de nosotros se aleja, es él el que nos pierde. Y no quiere perdernos, porque nos quiere mucho. Es el misterio de la “locura” de Dios que pone su corazón en la miseria humana, que parece que nos necesita, que nos ama con locura; que aún siendo Dios tan grande, tan feliz, con tanta gloria, parece que no puede vivir sin nosotros. El Padre Dios nos ama tan incondicionalmente, que fue capaz de pedirle al Hijo que se haga uno más de nosotros y que muera y resucite por nosotros, para buscarnos como buen pastor.
Especial Beatificación Cura Brochero
jesuita Guillermo Ortiz - RV
(RV).- (Con audio) El 14 de setiembre en Córdoba, Argentina se realizó la beatificación del sacerdote conocido como el Cura Brochero. El jesuita Guillermo Ortiz, de Radio Vaticana, nos informa:
Nuestro Cura Brochero Beato
A finales del 800 un sacerdote católico recorrió a lomo de mula los 200 Km. cuadrados de su parroquia, para visitar a cada uno de sus feligreses. Se cuentan por miles los hombres y mujeres que hicieron los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola en la casa de ejercicios que construyó en Argentina. Pero su testimonio de discípulo misionero trascendió su espacio en Córdoba y hoy atraviesa también el tiempo. El 14 de setiembre de 2013, doscientos diez mil devotos llegaron de todo el país y el extranjero a Villa Cura Brochero, a celebrar la beatificación del Cura Brochero.
El pueblo pequeño se llenó de devotos, gente sencilla y pobre que se hizo presente con lo menos indispensable, con su carrito con el mate, una sillita, una frazada o una bolsa de dormir. Gente que recibió la devoción al Cura Brochero de sus abuelos o tatarabuelos que conocieron al cura. A nuestros padres ellos les enseñaron que había que ser como Brochero, que era un hombre sacrificado, como dijo doña Matilde. Se hicieron presente con la alegría del “santo propio”, de la zona, de la familia. Alguien que ha conocido nuestra tierra, nuestra gente; que conoció nuestras dificultades como propias porque se hizo uno más de los nuestros como hizo Jesús en su tierra. Y como Brochero le dijo que sí a Dios, todos estos devotos vinieron a decirle que sí a Brochero. Se emocionaron mucho cuando sintieron que uno de afuera, de Roma, el cardenal Amato, dijo que el Papa lo declaraba beato y ponderó a Brochero como una persona importante. El devoto se sintió él mismo reconocido en su dignidad, en su sacrificio, al ver reconocido al Cura Brochero, nuestro cura Beato, que intercede por nosotros.
Brochero y su amor a la Virgen
Cuando recorremos los caminos del Valle de Traslasierra en la Provincia de Córdoba, nos imaginamos al cura Brochero andando por estas soledades sobre su mula malacara, con soles fuertes y también con mucho frío. Si todavía hoy hay que andar mucho entre una casa y otra, mucho más en aquel tiempo, para llegar a todos, para que nadie se quedara sin cura.
Sin embargo el cura Brochero no andaba solo. Andaba con las cosas para la Misa, donde trataba mano a mano con Jesús, y andaba también con el rosario, que le permitía tratar con la Santísima Virgen María a la que él llamaba cariñosamente “mi Purísima”.
Para estos ojos de la carne solamente va un cura en mula por los caminos soledosos de polvo y churquis... pero para los ojos del alma marcha una verdadera procesión. Un cura que lleva sobre las andas; sobre las andas de su corazón a Cristo Crucificado y a la Virgen Purísima, la Santísima Madre de Dios.
José Gabriel Brochero, dejame imaginarte así, tan solo y tan desamparado por afuera, en el paisaje agreste de estas tierras inmensas, y tan acompañado y a la sombra del amor de Cristo y de su Madre por adentro. Permitinos asomarnos al altar de tu corazón para rezar allí y comprender el misterio del cura que es amigo de todos.
Como sacerdote, como cristiano “espero en Dios y en la Virgen Purísima” dice el cura Brochero.
Brochero, un Cristo crucificado
Escribe el cura Brochero a su amigo obispo Yaniz Martín: Recordarás que yo sabía decir... que iba a ser tan enérgico siempre, como el caballo chesche que se murió galopando; pero Dios Nuestro Señor es quien vivifica y mortifica, quien da las energías físicas y morales y quien las quita: pues bien, yo estoy ciego casi al remate, apenas distingo la luz del día, y no puedo verme ni mis manos, a más estoy casi sin tacto desde los codos hasta la punta de los dedos y de las rodillas hasta los pies, y así otra persona me tiene que vestir o prenderme la ropa; la Misa la digo de memoria, y es aquella de la Virgen... Me cuesta mucho hincarme y muchísimo más levantarme, a pesar de tomarme de la mesa del altar. Ya ves el estado a que ha llegado reducido el chesche, el enérgico, el brioso.
Pero es un grandísimo favor el que me hecho Dios Señor... Dios me da la ocupación de buscar mi último fin y de orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del mundo.
Me ha movido ha escribirte tal cual ésta porque tres veces he soñado que he estado en funciones religiosas junto contigo, y también porque el 4 del entrante enteramos 47 años a quienes eligió Dios para príncipes de su corte, de lo cual le doy siempre gracias a Dios, a fin de que nos veamos juntos en el grupo de apóstoles en la metrópoli celestial. J. Gabriel Brochero.
«Celebramos al Pastor con olor a oveja»
La Iglesia que peregrina en Argentina se engalana hoy con la beatificación del Cura Brochero, presidida por el Card. Amato, enviado pontificio. En Córdoba, nuestro enviado especial conversó con Mons. Santiago Olivera, Obispo de Cruz del Eje, quien destacó que «escuchar a Francisco es ver a Brochero».
El p. Ortiz encontró también a Toty López, archivera del museo dedicado al Cura Brochero. Escuchemos:
Cristo lavó mis pecados
“Cristo lavó mis pecados en su sangre...”, decía Brochero y esto es lo que siempre recordaba en su corazón cuando pensaba en Cristo. Por eso decía a sus paisanos haciéndoles mirar la cruz de la Capilla de la Casa de Ejercicios: “En la cruz está nuestra salud y nuestra vida... la fortaleza del corazón, el gozo del espíritu... la esperanza del cielo... ¿Tendremos valor para mirar al Salvador sin conmovernos y sin resolvernos a seguirlo, aunque sea caminando por el medio de la amargura, y aunque sea derramando nuestra sangre gota a gota hasta exhalar el alma?”. (Plática sobre la última Cena de Jesús).
Nadie puede decir que conoce y quiere al Cura Brochero, si no ha mirado ese Cristo, el Cristo del cura, si no ha dejado que esa imagen se le imprima en el corazón de la misma manera que el cura la tenía en el suyo.
Cristo crucificado es la fuerza de la vida y el amor más grande de José Gabriel Brochero. Y el que busque otra razón, aunque sea para la construcción de una acequia, se equivoca si no dice que la causa es Cristo. “Todo lo hago por amor al corazón de Cristo”, dijo el cura Brochero.
Cargó su cruz
Dice Jesús ‘Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera vivirá. Crees esto...’ Juan 11,25
Jesús quiere darnos la sabiduría de la fe para que carguemos los trabajos, limitaciones y sufrimientos de la vida como lo hizo él, que soportó por nosotros la cruz, y como lo hizo el cura Brochero, discípulo y misionero de Jesús.
Jesús nació de una mujer pobre, en una cueva; fue rechazado y condenado como un delincuente. Pero la cruz fue un ‘brete’ por el que Jesús subió a la gloria de la resurrección.
Brochero cargó su cruz con el amor y la esperanza de Jesús. Brochero murió ciego y leproso, después de haberse roto las ‘posaderas’ trabajando por sus paisanos, para que reciban la vida de Jesús.
Pareció que la lepra y la ceguera destruyeron su vida. Sin embargo, por esos sufrimientos de padre, que fueron como regar con oración la siembra de su vida, Brochero está vivo con Jesús. Su cuerpo leproso, resucitará glorioso como Jesús que tuvo llagas mayores.
El Cura Brochero ofreció y entregó a sus paisanos a Dios con sus trabajos, sus sufrimientos y sus oraciones de sacerdote y padre, para que el Señor nos de la Vida que Jesús ofrece con su muerte y resurrección.
“Vivía según la fe”
“Vivo la vida en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” confiesa san Pablo en los escritos sagrados (Gál. 2, 20). También en nuestra patria, en las Sierras de Córdoba, el ‘Cura Brochero’ vivió para nosotros esta fe en Jesús. “Vivía según la fe”, anota un testigo.
El Cura Brochero cultivo su fe con un amor profundo y vivo a la Palabra de Dios de los Escritos Sagrados. Después de haber practicado muchas veces los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, en los que meditó y contemplo esta Palabra de Dios que es el mismo Jesús para nosotros, Brochero siguió rumiando esta Palabra de Dios, constante en su oración cotidiana, en el rezo del rosario y el ‘breviario’ que es el libro de oración de los curas, y que Brochero llevaba en la cintura. Meditaba esta Palabra de Dios en la misa diaria que rezaba también en sus largos recorridos por la sierra y los llanos, y al final en su pieza de enfermo cuando solo podía rumiar los misterios de la vida de Jesús ‘desgranando rosarios’.
Solamente desde esta fe heroica se puede entender la vida, el ministerio sacerdotal y la obra pastoral y espiritual de Brochero, y se pueden comprender sus palabras antes de morir ciego y leproso: “Yo me fío de la Misericordia de Dios”.
Jesús danos la fe que el Cura Brochero sembró como ‘doctrinero’ y catequista de los paisanos sobre todo con su amistad desinteresada y con su vida.
El jesuita Guillermo Ortiz, enviado especial de RV a Córdoba, Argentina, con motivo de la inminente beatificación del Cura Brochero, nos ofrece una serie de entrevistas:
Al P. José Luis, quien nos habla de este “Hombre de Dios”:
A la Sra. Natalia Peralta, quien difunde la imagen del Cura Brochero con gran devoción:
Al P. Julio Merediz, Postulador de la Causa de Beatificación:
Al Sr. Sergio Castro, devoto del Cura Brochero:
Buen amigo de todos
“Yo los llamo amigos” (Jn 15, 15) dice Jesús a sus discípulos y el Cura Brochero en una de sus cartas afirma: “Amigo mío: lo he de tratar como siempre, dándole el dulce título de amigo, porque lo soy, y lo seré siempre, amigo de Usted”. (Carta 24-2-1878). El Cura Brochero cultivó el valor de la amistad como una virtud. A sus feligreses (y a todos en general) los llamaba “mis amigos”. Y eran amigos suyos el cura vecino, el Presidente de la República, Doña Recalde (Panaholma). En sus cartas envía saludos muy cariñosos a los servidores y empleados de las casas. Se interesa por todos y por todo. Cuidó a sus amigos. Les abrió el corazón. Hizo un largo viaje para salvar a Santos Guayama. Brochero escribe que este al que la gente llama un “hombre malo”, “para mí fue un manso cordero y muy buen amigo”. Lo visita con peligro de su vida. Para que lo reciba bien le envía un santo Cristo, una medalla y una fotografía suya, para que al llegar lo reconozcan los amigos de Guayama. Le pagó sus deudas. Le buscó trabajo. Se ingenió para conseguirle el indulto. “Lloró su muerte”.
Nunca buscó amigos por interés. Sino porque tenía un corazón bueno. Tampoco los corrió “con la Cruz y el agua bendita”, porque colaboraban en “sus obras benéficas”.
Jesús, ayúdanos a entregar nuestra vida (“los años más hermosos de mi vida”, como escribió Brochero) cumpliendo así el Evangelio: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”.
‘El que no trabaja, que no coma...’
Brochero organizo la educación y trabajos importantes para los paisanos de su parroquia.
La oración de Brochero y de la comunidad Brocheriana de aquel momento hizo posible emprendimientos educativos y trabajos importantes que parecían imposibles. Ya, la construcción de la Casa de Ejercicios, cuando en Villa del Transito había solo 12 ranchos, fue un emprendimiento que parecía imposible y sin embargo se hizo realidad. De modo que con la casa de oración en pie y con tantos hombres y mujeres que probaron el gozo transformador de la vida que Jesús nos ofrece, todo lo demás era posible aunque pareciera imposible: el colegio de las niñas; la construcción de caminos, templos, acequias de riego. Estos estudios y trabajos eran muy necesarios para salir de la miseria en la que vivían los paisanos de Traslasierra. Fueron emprendimientos para el bien de todos los de la zona, realizados con mucho sacrificio pero con la fuerza y la luz del encuentro con Jesús en la oración y para vivir la Vida que él nos ofrece.
La oración es el cimiento del trabajo y el estudio. ‘Todo lo que digan o realicen, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por El a Dios Padre’ (Colosenses 3,17).
Los Pobres eran su predilección
‘Felices los pobres, el cielo es de ellos’. (MT. 5, 3) dijo Jesús. ‘Necesito que me ayudés para atender las necesidades de los pobres’, le escribía el Cura Brochero en una carta a su hermana Aurora.
Los preferidos de Brochero son aquellos que sufren más necesidad, los más pobres.
Su trabajo de cura, de pastor se orientó a los pobres a los que les entregó su vida y su tiempo.
Escribe una vez a su obispo: “... en este mes y el de julio, me iré, como las golondrinas, a Santiago del Estero, buscando calor, y daré Ejercicios a los pobres de allí”. El Cura José Gabriel Brochero también cuando visita la cárcel en la ciudad de Córdoba, de 1898 a 1902 tiene como privilegiados entre los presos a los que son más pobres. Brochero, sacerdote compasivo no se ocupa del montón sin nombre ni apellido, este cura piensa en las necesidades de cada uno en detalle. Por ejemplo, escribe: “Yo pensaba dejar de capataz al mismo capataz de Don. Crecencio (Aguirre) para cuidar de las cabras. Primero, porque cuidando los dos grupitos de cabras ganaría más”.
Jesús, que el ejemplo de este cura tuyo, José Gabriel Brochero, de nuestra tierra, nos ayude a salir del egoísmo que quiere todo para sí, para que nos animemos a hacernos cargo de la fragilidad de nuestros hermanos más pobres.
“Somos muy brocherianos”
“Sentimos que se han cumplido nuestros ruegos”, dice la Sra. María Vázquez, que se define “brocheriana” y a quien entrevistó el jesuita Guillermo Ortiz:
‘Les daré un corazón nuevo y les infundiré mi espíritu’ (Ezequiel 36, 24 ss).
La Oración es el alimento, la fuerza, la luz para aceptar y recibir la Vida que Jesús ofrece; la reconciliación y comunión de vida y amor con las personas divinas y humanas.
Por eso José Gabriel Brochero, sacerdote de Traslasierra y venerable para toda la Iglesia, propuso la oración de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola como fundamento de su comunidad parroquial, y esta comunidad supo probar el gozo, la alegría y la fuerza del encuentro con Jesucristo en los Ejercicios Espirituales.
La oración intensa y larga, ayudó a los paisanos a salir de las peleas y los vicios, y a crecer en comunión de amor y vida, como familia, como comunidad parroquial unida.
La oración es el cordón umbilical por el cual recibimos la Vida que Jesús ofrece; la vida de Dios, de hijos de Dios en el gozo de la fraternidad y el amor.
‘Cuando reces entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que esta allí a solas contigo. Y tu Padre que ve en lo secreto te premiara’ (Mateo 6, 5 ss).
Brochero, sacerdote discípulo y misionero de Jesús, apostó todo a la oración en su comunidad parroquial.
Apostó a los Ejercicios Espirituales
Brochero buscó a Dios desde chico, lo sintió muy cercano en algunos acontecimientos, como cuando rezó para que a ese compañero suyo no lo matara la creciente del río. Lo siguió buscando en el seminario hasta que en Córdoba hizo los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Ahí Brochero se dio cuenta de que ése era un modo de estarse con Jesucristo, tratando y conversando con Él, sin otra preocupación que la oración y el recogimiento, conversando con el Señor como un amigo habla con su amigo. Brochero comprendió que los Ejercicios Espirituales son un modo privilegiado para encontrarse con Dios y por eso trabajó para que todos sus feligreses pudieran hacer esta experiencia.
Por eso el cura trabajó primero para llevar a Córdoba toda la gente posible para hacer los ejercicios, en invierno -único tiempo en que la gente del campo estaba más desocupada- cruzando las sierras nevadas a lomo de mula. Después no paró hasta cumplir su sueño de tener en la misma parroquia una casa de Ejercicios. La inauguró en 1877 y llegó a reunir en ella tandas de 900 hombres y de 600 mujeres. En 1880 llegaron también a lomo de mula las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón para hacerse cargo de la Casa. A la muerte de Brochero habían pasado por la Casa 70.000 personas.
‘He venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia’ proclama Jesús en el evangelio.
El Cura Brochero, discípulo, misionero de Jesucristo, trajo a Traslasierra con el sacerdocio de Jesús, la Vida que Jesús nos ofrece. Brochero constituyó en su tiempo una familia que probó la vida que Jesús ofrece; la alegría y la fuerza de la reconciliación y la unidad que nos hace capaces de trabajar por el bien de todos. Esta capacidad de gozar la Vida que Jesús ofrece, no la tienen los animales, las vacas, los perros, los caballos, los ovejas, las cabras. La capacidad de gozar la Vida que Jesús nos ofrece; la comunión de vida y amor, es propia de la persona humana. La persona humana es creada para formar familia, comunidad, a imagen y semejanza de Dios comunidad, comunión de vida y amor: Padre, Hijo, Espíritu de Amor.
La reconciliación y comunión que nos alcanza el sacerdocio de Jesús nos constituye familia: somos familia: hijos, hermanos, padres, porque somos creados y estamos llamados a vivir la vida de Dios que Jesús ofrece. Todos tenemos alguna experiencia del gozo, la alegría, la fuerza de los vínculos profundos de amor y vida con las personas. Fortalezcamos esto con la vida que Jesús nos ofrece. Brochero trabajó intensamente por esto.
Prisionero de los vicios, el alcoholismo, las peleas y las pasiones desordenadas, estaba el paisano con su familia en los tiempos de José Gabriel Brochero en Traslasierra. Estaba atado, encadenado, condenado a la miseria y a la desgracia. Como dice el evangelio ‘Jesús se conmovió porque estaban errantes como ovejas sin pastor’. Y como Jesús, el Cura Brochero sintió compasión. Con su sacerdocio, por la reconciliación y la comunión de Vida en el amor que Jesús ofrece, Brochero liberó a muchos paisanos y formó una comunidad que trabajaba unida por el bien de todos.
San Ignacio nos dice en los ejercicios espirituales que hay que pedir la gracia de conocer los engaños y daños con los que el maligno nos enreda y nos ata y conocer la verdadera Vida y libertad que Jesús nos ofrece. ¿Cómo estoy? ¿Cómo estamos nosotros hoy?, ¿Qué egoísmos, caprichos, vicios nos atan, enredan al mal, nos quitan la libertad para vivir la vida que Jesús ofrece?, ¿Qué puedo hacer para liberarme?, ¿Recurro al Señor para que me libere con su perdón, me cure del mal y me llene de la fuerza de su Vida?
Jesús nos ofrece siempre la oportunidad de abrir el corazón.
A lomo de mula construyeron la patria Argentina nuestros mayores, los próceres y también los santos, los beatos, los venerables, los siervos de Dios de nuestra tierra.
José Gabriel Brochero, fue uno de ellos. En Argentina, precisamente en Córdoba, tenemos el bellísimo cordón montañoso de las Sierras Grandes. Sumá a este cordón montañoso el Departamento San Alberto y los llanos de La Rioja y tendrás una extensión inmensa. Volvé por un momento a 1870, más o menos, cuando todavía cruzaban las sierras a lomo de mula o caballo, y trazá un camino sintiendo cómo te crecen los callos en las “posaderas” - como decía el cura Brochero -. Y con ese camino, como si fuera un hilo, andá enlazando para Dios a fuerza de amistad y trabajo, tantos cristianos como personas encontrés.
Imaginá que se crea una gran familia de hermanos y amigos que se ayudan a progresar en las condiciones de vida; a acercarse espiritualmente a Dios. Dibujá en este paisaje sobre la mula un cura de sombrero alón, con un corazón de amigo y sacerdote incondicional y estarás frente a José Gabriel Brochero del Rosario, párroco en Traslasierra. Le rogamos a la santísima Virgen María que interceda para que pronto tengamos la canonización de José Gabriel del Rosario Brochero.
Para saber quién fue el cura Brochero, decía el serrano Hugo Antonio, hay que subirse al cerro Champaquí que es lo más alto tras las Sierras Grandes de Córdoba, en Argentina, a 2800 metros de altura, y desde allí contemplar la extensión hasta los llanos de La Rioja, porque el corazón del cura Brochero, sacerdote abnegado y evangelizador incansable, recorrió todo ese territorio a lomo de mula. Brochero era un cura pobre de cosas, pero muy rico de cariño por la gente, como Jesús. Las sierras son muy lindas. pero también muy duras para sus habitantes y, como ahora, cuando Brochero recorrió estos parajes donde se mezclan el verde y el desierto, había mucha miseria material y espiritual. Aunque no tenían caminos el cura los hizo con su mula malacara, visitando a todos lo que vivían en su inmensa parroquia. Les enseñaba el catecismo, acompañaba a los enfermos y animaba a todos al trabajo y a la vida cristiana. Junto con los callos que le levantó la montura, también se levantaban firme las escuelas, las iglesias y las familias cristianas, en el camino del cura Brochero, como pedazos queridos de su corazón de pastor.
Cura bueno y ejemplar, murió ciego y leproso. Por eso - decía el serrano Hugo Antonio -, quien quiera conocerlo bien tiene que subirse a la punta del Champaquí y extender la piel del corazón lleno de fe sobre todos los hombres y mujeres, niños y jóvenes del extenso Valle de Traslasierra, hasta el límite con La Rioja. ¿Qué pensás de este hombre, que la Iglesia declara Beato?
Una comunicación con el caudal de vida del Amazonas
(RV).- (Audio) Cuando se navega y contempla un río tan grande, como es el caso del río Amazonas de más de 1500 kilómetros de largo, con 90 kilómetros en su ancho máximo y 200 metros en su mayor profundidad, vienen al corazón y la mente las bendiciones a Dios de los salmos por sus obras maravillosas: “Grandes aguas de ríos y mares bendigan al Señor”.
El río Amazonas inunda y riega una selva frondosa con árboles que miden entre 35 y 50 metros: “Bendigan al Señor plantas, flores y frutos. Bendigan al Señor pájaros, peces y animales de todas las especies”.
En medio de la naturaleza exuberante, las personas se ven proporcionalmente pequeñas, pero también naturalmente buenas y bellas: “bendigan al Señor todos los hombres y mujeres, los niños, los jóvenes, adultos, los ancianos y toda la familia. Bendigamos al Señor por el enorme caudal de vida de la que reboza Amazonas, latinoamérica y la tierra toda.”
En Manaos, selva amazonica, concluyo la reunión de los jesuitas latinoamericanos del sector comunicación.
Y como en el río, las redes ayudan a juntar los peces, así, el VI Encuentro, en total identificación y consonancia con el perfil del sector que emerge del Plan Apostólico Común, que traza la identidad y misión de los jesuitas latinoamericanos, se decidió trabajar juntos y como cuerpo apostólico para colaborar en la integración y fortalecimiento de las redes apostólicas interprovinciales e intersectoriales, y para hacer visibles desde nuestros medios y plataformas de la comunicación, las prioridades de la Compañía de Jesús en Latinoamérica, con son: las poblaciones excluidas, los jóvenes, el diálogo entre la fe y las culturas, desde la conciencia y solidaridad latinoamericanas, desde una espiritualidad encarnada y apostólica.
Acompañar la vida para que crezca
(RV).- (Con audio) El 10 de marzo de 2012 el Card. Bergoglio decía a los catequistas del Arzobispado de Bs. As.: “…Acompañar la vida para que crezca, contener la vida para protegerla, recibir la vida como lo hizo Jesús. Uno no puede tomar una actitud selectiva frente a la vida que se nos acerca, como la tenían estos publicanos y pecadores que murmuraban contra Jesús; los criticones… “porque come con los pecadores, recibe a los pecadores”. Jesús recibía la vida cómo venía, no con envase de lujo. La vida es ésta y
No se peleen, trabajemos por la Cultura del Diálogo y el Encuentro
(RV).-(Audio) De las palabras de Papa Francisco pienso que, entre otras, hay tres muy importantes y muy repetidas por él: periferias, misericordia, cultura del encuentro.
La invitación casi cotidiana que hace, primero con sus propios gestos, a salir a las periferias geográficas y existenciales; su afirmación de la fe en el Dios Padre misericordioso que siempre perdona y el llamado constante al diálogo y al encuentro, sobre todo cuando se trata de situaciones que van más allá del ámbito religioso.
“No se peleen” fue una de las primeras recomendaciones de Papa Francisco, por ejemplo, llamando al diálogo y al encuentro, concretamente el 19 de marzo, cuando momentos antes de la inauguración del pontificado llamó por teléfono a la Argentina por la gente reunida en la Plaza de Mayo: "Les quiero pedir que caminemos juntos todos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño, cuídense, cuídense la vida… que no haya odio, que no haya pelea… Dialoguen…".
Se siente el tono y cariño de padre en el saludo. Pero no sólo Plaza de Mayo ocupa y preocupa a Francisco. Hoy como padre de todos, también hay otras plazas como la Tahrir del Egipto ensangrentado y en hemorragia. Frente a esta guerra civil el Papa hizo ya varios llamados al cese de la violencia. El último el sábado 17 y, indirectamente, el domingo 18 cuando afirmó que la fe es incompatible con la violencia.
¡Si!, si no salimos al hermano por Dios, nuestro Padre común, el otro se convierte en el enemigo de mis propios intereses mezquinos, egoístas. Y cuando estos intereses son corporativos se vuelven fácilmente asesinos.
No es fácil entender lo que sucede en Egipto; los intereses de fondo en esta guerra atroz. Pero ciertamente, renunciar a los propios intereses para salir al encuentro del otro y dialogar, en el marco de misericordia del Padre común que no se cansa de perdonar, es un camino cierto a la paz.
No olviden el amor
(RV).- (Audio) Maximiliano Kolbe, sacerdote franciscano, ofreció la vida por un compañero, como el mismo Jesús, en el campo de concentración de Auschwitz. Antes de que los llevaran al campo de concentración dijo a sus compañeros: ‘No olviden el amor’. Y él, en esos galpones del campo de concentración donde morían los presos hacinados dentro de los altos y grises muros alambrados, no se olvidó del amor.
En la inhumana soledad del campo de concentración los hombres son Cristos solos. Un Cristo desfigurado y perdido entre la multitud donde cada uno es menos que un número. Un Cristo tentado como en el desierto, abandonado como en el Huerto y en la Cruz. Cárceles, hospitales, clínicas siquiátricas; populosas ciudades donde muchos, desconocidos de todos, caminan perdidos en su propio sin sentido y orfandad. Cárceles, pero también calles interminables que acumulan intemperie, desprecio, atropello, rechazo, y montones de ‘desperdicios’ para los niños descalzos, hombres y mujeres sin techo y sin trabajo, ancianos abandonados.
Maximiliano Kolbe, sacerdote cristiano, patrono de los periodistas en todas las ramas de las comunicaciones sociales, también hoy con su gesto de amor, es como una pequeña luz para nosotros en nuestro mundo. Sin el calor y la belleza del amor de Jesús que dio su vida por nosotros, el mundo entero es como un campo inhumano de concentración en el que condenamos a morir por exclusión a miles y miles de hermanos.
San Maximiliano Kolbe, intercede ante Jesús para que nos conceda su amor creativo por el hermano que sufre.
Francisco Une el Fútbol a la Escuela
(RV).- (Audio) El Papa continúa pagando la cuota como socio número 88235 del Club de San Lorenzo de Almagro, en Argentina. Desde chico iba con su familia al estadio a ver los partidos. Dice que volvían felices a su casa. Y tiene un especial recuerdo del campeonato del 46, cuando el tenía solo 10 años.
Las primeras Catequesis como Obispo de Roma las daba solamente en italiano, hasta que vino gente del Club San Lorenzo, de Argentina. Desde ese día hace también él la síntesis de la catequesis en español.
Antes del partido amistoso en homenaje a él, Francisco recibió a los jugadores de Italia y Argentina y les dijo que la gente los mira, aprovechen para sembrar el bien. Aunque no se den cuenta –dijo-, para tantas personas son un modelo para bien o para mal. Sean concientes de eso y den ejemplo de lealtad, respeto y altruismo; sean artífices del entendimiento y de la paz social que necesitamos tanto.
Pero esto no queda en el encuentro y bendición antes del partido amistoso, porque el mismo día y con los mismos protagonistas, en la sede de la Academia Pontificia de las Ciencias dio inicio una nueva red educativa global en favor de una sociedad inclusiva, que asegure lo necesario a cada uno para desarrollar el propio proyecto de vida de acuerdo a la propia cultura, las propias convicciones, los valores universales transculturales y el respeto del ambiente.
Así, Papa Francisco, aprovechando la ocasión del partido, abre a los jugadores la posibilidad de enrolarse también ellos en esta iniciativa gratuita de solidaridad intergeneracional a favor de una nueva fraternidad escolástica.
La red educativa global se inspira en los resultados alcanzados por la Escuela de Vecinos y por las Escuelas Hermanas, promovidas por Bergoglio cuando era Arzobispo de Buenos Aires.
Por nuestra dignidad y el bien común queremos pan y trabajo para todos
(RV).- (Audio) Justo en el límite entre lo que es propiamente la Ciudad de Buenos Aires y donde empiezan los barrios inmensos de obreros del Gran Buenos Aires, el tren se detiene debajo de la avenida de circunvalación y en la misma esquina del santuario de San Cayetano, en Liniers, donde Bergoglio como obispo de la ciudad estaba siempre presente.
San Cayetano es un sacerdote italiano experto en las leyes civiles y eclesiásticas, que fue protonotario apostólico del Papa Julio II y en 1524 fundó la orden de los Teatinos.
En el santuario de Liniers, la imagen lo presenta como un sacerdote con sotana y estola que sostiene en sus brazos a Jesús niño y una espiga de trigo, porque hacia fines del siglo XIX un campesino que necesitaba una buena cosecha, le pidió lluvia a san Cayetano dejándole una espiga de trigo. ¡Llovió muchísimo! Después, con otros milagros más, se transformó poco a poco en el santo de la Providencia, patrono del pan y del trabajo en Argentina. Especialmente en estas últimas décadas del país, con la terrible injusticia de la falta de trabajo, el trabajo precario, los salarios bajos, el crecimiento de la pobreza, la gente agradece en el santuario el 7 agosto cuando tiene pan y trabajo, cuando consigue trabajo y sobre todo cuando lo necesita.
Como, además de las confesiones y las misas, el rito consiste en pasar frente al santo para rezarle tocándolo con las manos o los ojos, la fila interminable de oración de gratitud o petición se transforma en una manifestación que con solo la devoción a san Cayetano denuncia la grave situación social del país.
Francisco es amigo de todos
(RV).- (Audio): Hasta los Pentecostales se hicieron bendecir rosarios por Francisco en la favela Varginha de Río de Janeiro.
Muchas cosas relata con gusto y alegría Papa Francisco, haciendo memoria de su viaje a Brasil por la Jornada Mundial de la Juventud, entre ellas su entrada en el templo Pentecostal de la favela. Refiere que mientras iban caminando, saludando a la gente, alguien a su lado le indicó que estaban pasando frente al templo Pentecostal lleno de gente. Los pentecostales son de los nuevos movimientos religiosos cristianos. Francisco se detuvo y entró. Cuenta que todos lo recibieron con mucho respeto y alegría. Entonces, Francisco los invitó a rezar un padrenuestro. Inmediatamente después -relató el mismo- gritaron ¡Viva el Papa! y ellos, que teóricamente rechazan el culto a las imágenes, sacaron rosarios y le pidieron que se los bendijera.
Algún entendido afirma que estas personas han sido católicas y que por una u otra causa se fueron y entraron en estos movimientos religiosos. Siguen siendo cristianos y el sustrato, la base, es el catolicismo, en tantos hombres y mujeres latinoamericanos donde el 80 % es bautizado en la Iglesia Católica.
La actitud de Francisco que recibe a todos, dialoga e interactúa con todos, pensando en la enorme dignidad de la persona humana y en el bien de todos, es algo que ayuda mucho a pensar, a unir a la gente, a vivir como hermanos.
El Protocolo de Francisco
(RV).- (Audio) Es un problema para algunos que Francisco sea un Papa fuera de protocolo. A los que necesitan del protocolo para distinguirse y hacer valer su importancia, su poder y autoridad; a los que dan más importancia al aparecer y parecer que al ser, el modo de ser y proceder de Francisco al margen del protocolo, los saca de quicio porque los deja afuera.
Sin embargo, el Obispo de Roma, tiene un protocolo y habló de este protocolo, ciertamente distinto, durante el encuentro con los jóvenes argentinos en la JMJ, el jueves 25 de julio, cuando después de la visita a la “favela” de Varginha, pasó por la catedral de Río de Janeiro para ver, saludar, compartir con sus paisanos. Allí Francisco, después de decirles a los jóvenes que quería lío, “¡quiero que la Iglesia salga a la calle! ¡Quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos”, dijo y se preguntó: “¿Qué tenemos que hacer, padre?”, “Mirá –respondió-, leé las Bienaventuranzas que te van a venir bien, y si querés saber qué cosa práctica tenés que hacer, leé Mateo 25, que es el protocolo con el cual nos van juzgar, con esas dos cosas tienen el programa de acción”.
Para el que sabe oír o leer está bien claro: el protocolo de Francisco es el Evangelio donde Jesús habla del juicio último y dice: “Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui forastero y me recibieron; desnudo y me vistieron; enfermo y preso y me visitaron… Lo que hicieron con uno de mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron. (Cfr. Mateo 25,31-46)
El que quiera entender que entienda. Se trata de un protocolo ciertamente diferente al que esperan algunos. Se trata del protocolo del amor, de la caridad que nos pide Jesús con el hermano.
Jesús y su Iglesia en el centro, no el jesuita, dijo Francisco
(RV).- (con audio) Como un jesuita más entre los tantos jesuitas que hoy concelebramos, Papa Francisco presidió la misa del 31 de julio, fiesta de San Ignacio de Loyola, en la Iglesia del Gesù en Roma, sin séquito ni pompa. Como un hermano; un compañero más en la comunidad grande de la Compañía de Jesús.
Como un padre nos habló de la doble centralidad en la vida de jesuita y de la Compañía de Jesús: la centralidad del misterio de Jesús y la centralidad de la Iglesia frente a mis propio querer e interés. ¿Jesús es realmente el centro de mi vida? se preguntó, para invitarnos a dejarnos conquistar por Cristo para afrontar el futuro. Poniéndose también él la pregunta recordó lo de san Ignacio en los Ejercicios Espirituales frente a Jesús crucificado: “¿Qué hice por Cristo, qué hago por Cristo, que haré por Cristo?”.
El jesuita Obispo de Roma insistió también en la “vergüenza” que siente el jesuita por no estar a la altura; de la vergüenza que viene del coloquio de misericordia con Jesús; ante la desproporción entre su sabiduría y mi necedad, su bondad y mi malicia. Pero reconociendo que somos vasijas de barro que llevan un tesoro.
Fuera del texto preparado, el Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo dejó dos imágenes fuertes para la Compañía. Dijo que le hacía bien pensar en el atardecer de la vida del jesuita, en san Francisco Javier que muere sin nada mirando hacia China, ardiente en su deseo de evangelizar y en el atardecer ejemplar del padre Pedro Arrupe.
Su presencia natural, sencilla; sus gestos, su voz hablaron también de la centralidad de Cristo y de la Iglesia en la vida misma de Francisco; el jesuita Papa.
Jesús y su Iglesia en el centro, no el jesuita, dijo Francisco
(RV).- (con audio) Como un jesuita más entre los tantos jesuitas que hoy concelebramos, Papa Francisco presidió la misa del 31 de julio, fiesta de San Ignacio de Loyola, en la Iglesia del Gesù en Roma, sin séquito ni pompa. Como un hermano; un compañero más en la comunidad grande de la Compañía de Jesús.
Como un padre nos habló de la doble centralidad en la vida de jesuita y de la Compañía de Jesús: la centralidad del misterio de Jesús y la centralidad de la Iglesia frente a mis propio querer e interés. ¿Jesús es realmente el centro de mi vida? se preguntó, para invitarnos a dejarnos conquistar por Cristo para afrontar el futuro. Poniéndose también él la pregunta recordó lo de san Ignacio en los Ejercicios Espirituales frente a Jesús crucificado: “¿Qué hice por Cristo, qué hago por Cristo, que haré por Cristo?”.
El jesuita Obispo de Roma insistió también en la “vergüenza” que siente el jesuita por no estar a la altura; de la vergüenza que viene del coloquio de misericordia con Jesús; ante la desproporción entre su sabiduría y mi necedad, su bondad y mi malicia. Pero reconociendo que somos vasijas de barro que llevan un tesoro.
Fuera del texto preparado, el Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo dejó dos imágenes fuertes para la Compañía. Dijo que le hacía bien pensar en el atardecer de la vida del jesuita, en san Francisco Javier que muere sin nada mirando hacia China, ardiente en su deseo de evangelizar y en el atardecer ejemplar del padre Pedro Arrupe.
Su presencia natural, sencilla; sus gestos, su voz hablaron también de la centralidad de Cristo y de la Iglesia en la vida misma de Francisco; el jesuita Papa.
Papa Francisco va del Corazón a las Periferias
(RV).- La procesión que va por dentro del corazón de los jóvenes de la JMJ continúa. La JMJ Río 2013 es un momento especial del camino de los jóvenes en el seguimiento de Jesús, pero es un momento. Es un momento de un proceso histórico y personal de cada joven que inició en 1987 con Juan Pablo II en Buenos Aires. La trajinada cruz del Año de la Redención da testimonio de esta larga historia, que sin embargo continúa siendo joven y nueva, en el corazón de cada uno de sus protagonistas.
Los jóvenes regresan a sus diócesis con una cruz y el libro del misionero, pero dentro del corazón continúa el proceso; un proceso interior espiritual que tiene como clave la escucha de lo que Jesús dice a cada uno en el corazón y la aceptación de la misión que Jesús da a cada joven.
Se trata de una historia dentro de la familia católica, que continúa con la JMJ como eje, paradigma, referente para los jóvenes, con el Papa como guía espiritual en este proceso interior de discernimiento.
Por eso, para Radio Vaticana en lengua española, la noticia no es esa de hoy que mañana ya es vieja, para Radio Vaticana en español la noticia es siempre joven y nueva, porque nuestra noticia es el mismo Jesucristo que es el más joven de los jóvenes, no puede envejecer. Jesús entregó su vida joven en sacrificio de amor; fue asesinado joven y resucitó joven, para dar a su familia de la Iglesia su Espíritu joven de Amor, que no se marchita ni se agota jamás.
Y este Jesús joven actúa hoy en el corazón de los jóvenes. También en el tuyo. “¿Qué te dice Jesús en tu corazón?” fue una de las preguntas del Papa a los jóvenes en la JMJ.
Radio Vaticana quiere ayudar al Papa en su trabajo. Ofrece el eco de la JMJ para que sea profundizada y madurada al interno del corazón de cada uno, porque la JMJ continúa más intensa que nunca… pero por dentro.
Papa Francisco va del corazón a las periferias
(RV).- (Audio) Acunando como un niño feliz la réplica de madera de Nuestra Señora de Aparecida que recibió de regaló, es como vimos a Francisco al término de la misa en el Santuario de Aparecida el miércoles 24 de julio.
Esta visita no estaba en el programa inicial, pero Francisco, ciertamente, no puede ir a Brasil sin visitar la casa de la Madre, regazo y corazón espiritual de la familia. De modo que el Obispo de Roma lo agregó en la agenda como lo primero que se debe hacer, es decir, la oración en la que se puso él mismo en manos de la Virgen, y con él a todo Brasil y a todos los jóvenes de la JMJ Río 2003, convencido de que una buena madre jamás abandona a sus hijos.
De regreso de los 200 kilómetros que separan Aparecida de Río, en un acto que tampoco estaba previsto en el programa inicial el Papa visitó a los jóvenes en recuperación de droga y alcohol en el Hospital de San Francisco de Asís de la Providencia de Dios. Allí se fundió en un abrazo estrecho y largo con dos jóvenes que dieron testimonio de su gratitud por el camino de salida del infierno de la dependencia química que les ofreció esa comunidad.
De esta manera el Sucesor de Pedro ejecutó ya, en su primer día de actividad en Brasil, la dinámica de vida de la que da testimonio en cada uno de sus pasos y a la que nos invita constantemente: ir del corazón a las periferias existenciales; de la oración a la carne de Cristo en el que sufre; de la fe fuerte a la acción concreta, que terminan siendo una cosa sola que no se pueden separar.
El mismo Francisco de Roma, el gran padre espiritual, está hora entero, en acción en la JMJ de Brasil.
Francisco defiende la pertenencia de los jóvenes al tejido social
(RV).- (Audio) Como un verdadero “padre” ocupado con su familia; en los jóvenes y los ancianos de la familia grande, así vemos y escuchamos al Obispo de Roma en estos días.
Antes del viaje rogó a la Virgen en Santa María Mayor y pidió que se lo acompañe espiritualmente con oraciones por los jóvenes y por él.
Dijo que los jóvenes son los verdaderos protagonistas de la JMJ, que los jóvenes quieren escuchar la voz de Jesús y aceptar la misión que Jesús les da. Pienso que con esto no da un paso al costado del protagonismo de sus gestos y de su voz, sino que se ubica en el verdadero lugar de “padre espiritual” que acompaña, que ayuda en el discernimiento de los jóvenes en el encuentro con Jesús.
Durante el viaje a Río, en el avión con los periodistas, habló de los jóvenes pero sin olvidar a los ancianos “porque un pueblo tiene futuro si va adelante con todos”, dijo, después de afirmar que lo importante para él es encontrar a los jóvenes “no aislados de su vida, sino en el tejido social, en la sociedad porque cuando aislamos a los jóvenes cometemos una injusticia: les quitamos su pertenencia… Una pertenencia a una familia, a una patria, a una cultura, a una fe.”
Después de afirmar que a los jóvenes se los debe considerar insertos en su sociedad de pertenencia, el Papa denunció “la cultura del descarte” con tantos jóvenes sin trabajo. “¡Tenemos que cortar con la cultura del descarte!” dijo-, y pidió la cultura de la inclusión, del encuentro, “debemos hacer un esfuerzo para incluir a todos en la sociedad”.
En Río, Francisco es un padre espiritual de los jóvenes, ocupado también por la inclusión de los jóvenes en su sociedad de pertenencia.
Ladrones de esperanza
(RV).- (Audio) La sirena de la ambulancia terminó de despertar a la gente esta mañana. Es muy joven pero está gravemente herido, lo encontraron tirado en la calle casi muerto por una sobredosis. ¿Revivirá? Y si vuelve a abrir los ojos ¿podrá recuperarse de su adicción cuando el cuerpo está tan afectado?
Recemos por Andrés, pero concientes que la sirena de la ambulancia no delata a todos los jóvenes heridos de tu ciudad y del mundo, que mueren o agonizan víctimas de nuestra sociedad que antes de matar a los jóvenes les aborta los sueños.
Sí, porque ¿quién puede afirmar que Andrés antes del coma por la sobredosis, no estaba ya quebrado en su corazón porque no puede estudiar, no consigue trabajo en ninguna parte y por tanto no puede soñar una familia?
“Es él el responsable de su situación” juzgó uno a mi lado, mientras los enfermeros lo cargaban en la ambulancia. Puede ser, yo no digo que sea inocente de los pies a la cabeza, pero ¿qué hago yo, que hacés vos por el joven que tenés hoy a tu lado?; ¿te interesas por su futuro o también sos un ladrón de esperanza?
¡Cómo necesitan esperanza los jóvenes!
Papa Francisco llega a Brasil para la JMJ 2013, como el padre y pastor que quiere tocar, acariciar la carne de Cristo en el corazón en carne viva de tantos jóvenes desanimados, confundidos, heridos, usados y descartados por la sociedad. Repetirá lo que ya dijo aquí en Roma: ¡No se dejen robar la esperanza! Pero lo dirá convencido, porque el encuentro con Jesucristo vivo, es lo único que puede liberar a los jóvenes y ayudarlos a alcanzar la victoria soñada.
Bendiga Dios la JMJ 2013 en Río, y también a todos los jóvenes que reciban el eco.
Jornada Mundial de la Juventud en el Espíritu de Aparecida
(RV).- (Audio) En su primer viaje apostólico internacional, Papa Francisco llega a Brasil el 22 de julio, para la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013.
En plena Latinoamérica, creo que es muy interesante considerar la feliz y providencial coincidencia del lema de la JMJ 2013: “Vayan y hagan discípulos en todas las naciones”, con el espíritu de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Caribeño de 2007, que puso a la Iglesia Latinoamericana en estado de misión.
Si bien en el Documento de Aparecida, hay un espacio importante para los jóvenes, todo el documento está elaborado por una Iglesia joven; una Iglesia en la que el evangelio se incultura desde hace solo 500 años.
La V Conferencia fue rezada, discutida, redactada, compartida, pensando en los “discípulos misioneros de Jesucristo” que son de manera particular los jóvenes.
Es una Iglesia joven que invita a los jóvenes al encuentro con Jesucristo, considerando que no se puede ser discípulo sin ser misionero. Las palabras discípulo misionero, van juntos, unidas, no se pueden separar, son una misma cosa.
Bergoglio que fue responsable de la redacción del documento y protagonista especial de la V Conferencia inicia su recorrido rezando en el santuario de nuestra Señora de Aparecida donde se celebro la V Conferencia. Como ya lo hemos visto y oído como Papa, Bergoglio hace visible también en Roma el Espíritu de Aparecida, lo pone continuamente en práctica el pone continuamente en práctica. Por lo tanto, el Espíritu de la V Conferencia vibrará con fuerza en la JMJ de Río de Janeiro.
Vos que sos joven, aunque no participes en el mismo Río de Janeiro de la Jornada ¿Cómo te preparás para sintonizar este Espíritu?
Jóvenes en encrucijada con el Papa en Río
(RV).- (Audio) La mayoría de los jóvenes habita existencialmente una encrucijada de caminos. Élla, él, tienen que elegir y decidir su opción fundamental de vida, o están dando los primeros pasos en esa opción. A esta situación existencial -tan importante no solo para la persona, sino para la familia de la Iglesia y la sociedad porque es el momento en el que la persona discierne, es decir trata de conocer lo que siente para decidir según sus talentos, su vocación-, llega Papa Francisco con la Jornada Mundial de la Juventud en Río.
El obispo de Roma es conciente de que se trata de una periferia, porque hay muchos jóvenes heridos y no solamente por las renuncias que una vocación significa, sino por experiencias negativas de familia, de vida y sobre todo por la cultura, que los agrede con violencia con la falta de posibilidades de estudio, de trabajo, de formar una familia. Por eso Francisco ha repetido a los jóvenes: “No se dejen robar la esperanza”. Es el corazón joven que pulsa en carne viva, donde llega Papa Francisco con mucho entusiasmo, a la JMJ.
Desde que Juan Pablo II la convocara por primera vez en 1985, la JMJ resulta un referente universal de la experiencia capital de encuentro y diálogo con Jesús y del discernimiento del modo mejor de seguirlo, también para los jóvenes que no participan directamente.
Con gran experiencia de acompañamiento y formación de jóvenes en el encuentro con Jesús, tanto como formador de jesuitas en Argentina, como en su condición de obispo de Bs. As., muy cercano a los jóvenes, Papa Francisco viaja ahora a Río de Janeiro decidido, contento de compartir este encuentro; convencido de que se trata de una frontera existencial crucial para la Iglesia y la sociedad. En un diálogo cercano, directo, Francisco invitará a los jóvenes al encuentro profundo con Jesús en la oración y en la carne del que sufre; a recibir en sus corazones la misión que Cristo les da.
Cuatro meses de Francisco entre la gente
(RV).- (Con audio) En el límite entre los que llegan a la plaza de san Pedro por sus propios medios y los que son llevados por otros, como son los niños y los enfermos, ahí hemos visto a Papa Francisco detenerse larga y generosamente, para saludar, bendecir, abrazar, besar. Dedica más tiempo a estas personas que a la misma Catequesis de los miércoles, por ejemplo.
Lo hemos visto atravesar las puertas de la cárcel de menores de Casal de Marmo, para lavar y besar los pies de los detenidos. Y también caminar sobre el borde mismo del abismo que ya se ha tragado a más de 19 mil ahogados; con los migrantes ilegales en Lampedusa.
Regresa siempre a la frontera que habita. Porque la casa Santa Marta tiene al frente el santuario de san Pedro, pero inmediatamente detrás hay una calle de la ciudad Roma.
Los cuatro meses de Francisco, son un derroche de tiempo en encuentros, diálogos, gestos concretos, sobre márgenes y periferias existenciales; en interacción con personas concretas, en un mano a mano directo, sin barreras, ni intermediarios. De tal modo que la actual cátedra de Pedro, ya no está representada por ninguna “silla”, sino por la misma persona, por el mismo cuerpo de Francisco en movimiento, con un magisterio de gestos valientes, de testimonio coherente; un magisterio manifestado también con palabras sencillas, claras y directas.
Son cuatro meses de puro Evangelio. Papa Francisco reedita, de algún modo, lo que sucedió en Tierra Santa hace 2 mil años.
Pero esto ¿es por Francisco? Permítanme decir que no. Esto es por Jesucristo, porque Jesucristo está vivo, resucitado. Y actúa hoy en Roma y en el mundo. Como actúa desde hace tiempo en el corazón de Papa Francisco, desde cuando llamó a Jorge Mario Bergoglio a amarlo y servirlo como sacerdote y él respondió que sí.
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