Yangon – “La unidad y la paz de la familia es vital para Myanmar”: lo afirma Charles Bo, Arzobispo salesiano de Yangon, en un discurso sobre el tema de la familia, distribuido a los fieles en vista del próximo Sínodo, y enviado a la Agencia Fides. El Arzobispo recuerda que la cultura budista y el cristianismo tienen en común un grande respeto hacia los padres. “Nosotros llamamos a nuestro Dios, Abba y lo consideramos un padre amoroso y amable, que nos hace hijos y hermanos y hermanas en el Señor”. “Como cristianos, estamos llamados a celebrar la vida, a dar las gracias a nuestros padres y a nuestras familias”, continúa. Mons. Bo recuerda a los fieles birmanos que el Papa Francisco ha convocado la Tercera Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el Vaticano, del 5 al 19 de octubre de 2014 sobre el tema “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. “Muchos de los países ricos han renunciado a tener familias y el don de la vida es rechazado”, señala el mensaje.
El arzobispo ha hecho referencia después a Myanmar como una gran familia: “Me gustaría llamar la atención sobre la urgente necesidad de unidad en la familia de Myanmar. Somos una nación diversa, una familia con 'siete hijos', que son los siete principales grupos étnicos. Todos nosotros somos hijos e hijas de una gran nación. Dios nos ha bendecido con abundantes dones, con recursos naturales y humanos. Pero hoy en día la nación está sangrando, apuñalada en repetidas ocasiones por el odio. La unidad es la fuerza de una familia, no el odio”.
El arzobispo ha señalado que la nación está pasando por “un momento crucial”. “Lo que hagamos ahora y en los próximos cinco años determinarán nuestro destino y nuestra historia. ¿La prosperidad o la pobreza? ¿La paz o la guerra crónica? ¿Desarrollo o desplazamiento? ¿Unidad en la diversidad o conflictos interminables? El destino de Myanmar está en manos de todos nosotros”, ha dicho con solemnidad. El texto condena el odio y la violencia que se producen en el país - especialmente contra los musulmanes birmanos - y a todos los que “están destruyendo el espíritu de familia de este país: ¡que se avergüencen!”, ha señalado.
Mons. Bo ha dicho que “la gente de todas las comunidades religiosas han trabajado y dado su vida por esta nación. En la lista de los mártires asesinados con el general Aung San , había dos musulmanes, U Abdul Razak, el ministro para la educación, y su guardaespaldas Maung Htwe”. Hombres que dieron su vida por la libertad y la independencia de Birmania.
El arzobispo concluye: “Cualquier nación que se niega a aceptar la paz que pasa a través de la justicia lo hace bajo su propio riesgo. El Papa Pablo VI instó al mundo: la verdadera paz nace de la justicia. Nuestra nación se concibe como una sola familia, a sabiendas de que nuestra unidad está en la diversidad y no en la uniformidad. Nuestra diversidad es nuestra riqueza. Aquí nos jugamos el futuro de nuestra querida nación”.
El arzobispo ha hecho referencia después a Myanmar como una gran familia: “Me gustaría llamar la atención sobre la urgente necesidad de unidad en la familia de Myanmar. Somos una nación diversa, una familia con 'siete hijos', que son los siete principales grupos étnicos. Todos nosotros somos hijos e hijas de una gran nación. Dios nos ha bendecido con abundantes dones, con recursos naturales y humanos. Pero hoy en día la nación está sangrando, apuñalada en repetidas ocasiones por el odio. La unidad es la fuerza de una familia, no el odio”.
El arzobispo ha señalado que la nación está pasando por “un momento crucial”. “Lo que hagamos ahora y en los próximos cinco años determinarán nuestro destino y nuestra historia. ¿La prosperidad o la pobreza? ¿La paz o la guerra crónica? ¿Desarrollo o desplazamiento? ¿Unidad en la diversidad o conflictos interminables? El destino de Myanmar está en manos de todos nosotros”, ha dicho con solemnidad. El texto condena el odio y la violencia que se producen en el país - especialmente contra los musulmanes birmanos - y a todos los que “están destruyendo el espíritu de familia de este país: ¡que se avergüencen!”, ha señalado.
Mons. Bo ha dicho que “la gente de todas las comunidades religiosas han trabajado y dado su vida por esta nación. En la lista de los mártires asesinados con el general Aung San , había dos musulmanes, U Abdul Razak, el ministro para la educación, y su guardaespaldas Maung Htwe”. Hombres que dieron su vida por la libertad y la independencia de Birmania.
El arzobispo concluye: “Cualquier nación que se niega a aceptar la paz que pasa a través de la justicia lo hace bajo su propio riesgo. El Papa Pablo VI instó al mundo: la verdadera paz nace de la justicia. Nuestra nación se concibe como una sola familia, a sabiendas de que nuestra unidad está en la diversidad y no en la uniformidad. Nuestra diversidad es nuestra riqueza. Aquí nos jugamos el futuro de nuestra querida nación”.
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