ASIA/INDONESIA - Experiencia misionera de un grupo de voluntarios laicos en la isla de Flores

Maumere - El grupo “Voluntarios Lessinia Occidental” ha vivido una experiencia de trabajo misionero interesante en la lejana isla de Flores, en Indonesia, del 13 de enero al 9 de febrero. “Los carismas eran numerosos y diferentes, pero todos se sentían animados por un mismo ideal: ser, al menos por un corto periodo de tiempo, 'misioneros del Evangelio' en el país musulmán más grande del mundo”. Lo explica a la Agencia Fides el padre Luigi Galvani, Misionero Camiliano que vive en la isla desde hace varios años. “El campo de trabajo ha sido la misión de los Camilos que desde casi seis años están presentes en la isla de Flores, la más pobre de las 17.000 islas que componen el archipiélago de Indonesia. La primera etapa de la misión fue Ruteng, ciudad fresca y hermosa en las montañas volcánicas del norte de la isla. Allí, les esperaba la construcción de un centro juvenil que acogerá a treinta estudiantes. Su estancia de tres semanas permanecerá en la historia de la misión Camila tanto por la eficacia de su trabajo como por la familiaridad y simpatía que han instaurado con la gente y sobre todo con muchos niños”.

“Los nueve hombres y seis mujeres que componen el equipo, se sintieron en un gran y armoniosa familia - continúa p. Galvani -. Los resultados, de hecho, dan testimonio: pavimentos y enyesado de 11 habitaciones, sistema eléctrico, la construcción de una torre alta para el almacenamiento de agua potable, rampa de acceso, retretes y lavabos, dos monumentos a San Camillo, pintura, 4 armarios-estanterias, 3 mesas para comer y todo lo demás .. que se quedará en la historia de la misión. Además de la experiencia de trabajo, el grupo ha vivido momentos significativos de fe, fraternidad y contactos pastorales y misioneros. Desde Ruteng con un viaje de 13 horas de autobús, y muchas curvas, llevaron a Maumere, ciudad húmeda y calida en la costa sur del Mar de Flores, el segundo campo de trabajo. Los tres días pasados allí estuvieron llenos de intensa fraternidad y verdadera caridad con la distribución de alimentos a los niños pobres de la aldea de Gere, la donación de medicamentos llegados desde la Ummi de Negrar para los enfermos en los hospitales y la construcción de la casa para Ambrose, un joven de 29 años que, durante casi un año, estuvo con un pie atrapado entre dos grandes troncos de madera como requerido por el tratamiento de los curanderos del pueblo por su esquizofrenia. En sólo dos días, le han hecho una casita, con una nueva cama, baño y mosquitera”.
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