¡Que Dios bendiga a Georgia y le conceda paz y prosperidad!
(RV).- Con estas palabras el Papa Francisco selló su primer discurso en Tiflis. Al comenzar, el 30 de septiembre, el XVI Viaje Apostólico internacional de su Pontificado, que termina en Azerbaiyán el 2 de octubre.
Viaje que emprendió con el anhelo de impulsar el encuentro y el diálogo entre las diversas culturas y religiones, para fortalecer el camino de unidad de los cristianos y para confirmar la comunidad católica en la fe.
Dedicamos nuestro espacio al primer encuentro del Sucesor de Pedro en la capital georgiana, con su discurso a las autoridades, a la sociedad civil y al cuerpo diplomático, en el Palacio presidencial.
Agradeciendo a Dios por la oportunidad de visitar esa «tierra bendita, lugar de encuentro e intercambio vital entre culturas y civilizaciones» que ha encontrado en el cristianismo, desde la predicación de Santa Nino al inicio del siglo IV, su más profunda identidad y el fundamento seguro de sus valores», el Papa Francisco recordó lo que dijo san Juan Pablo II visitando esa nación donde «El cristianismo se ha convertido en semilla del sucesivo florecimiento de la cultura georgiana» (Discurso durante la ceremonia de bienvenida, 8 noviembre 1999).
Impulsando una vez más la paz, en la nueva etapa caucásica, después de su Viaje a Armenia, el Papa hizo hincapié en el papel de Georgia en el ámbito de la civilización europea, así como su importancia como puente entre Europa y Asia, una bisagra que facilita las comunicaciones y las relaciones entre los pueblos.
Con el camino emprendido hace 25 años, con la independencia de Georgia, el Papa señaló su deseo de «que el camino de paz y desarrollo prosiga con el compromiso solidario de todos los miembros de la sociedad, con el fin de crear las condiciones de estabilidad, equidad y respeto a las leyes que favorezcan el crecimiento y aumenten las oportunidades para todos».
Destacando la riqueza de las diferencias y alentando el pacífico entendimiento entre todos los pueblos y los Estados de la región, en el marco del derecho internacional, para alcanzar una paz duradera, el Santo Padre señaló que «en muchos lugares de la tierra», «no faltan extremismos violentos que manipulan y distorsionan principios de naturaleza civil y religiosa para subordinarlos a oscuros diseños de dominio y de muerte».
«Es preciso que todos se preocupen en primer lugar por la suerte de los seres humanos», reiteró también el Papa Francisco recordando luego que «la Iglesia Católica ―presente desde siglos en este País y que se ha distinguido particularmente por su compromiso en la promoción humana y en las obras de caridad― comparte las alegrías y las preocupaciones del pueblo de Georgia y tiene la intención de ofrecer su contribución al bienestar y a la paz de las naciones, colaborando activamente con las autoridades y la sociedad civil». También «mediante un renovado y creciente diálogo con la antigua Iglesia Ortodoxa Georgiana y las otras comunidades religiosas del país».
Desde Tiflis, nos acompaña nuestro enviado especial Raúl Cabrera
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