(RV).- “Es necesario relanzar los derechos de la buena política, su idoneidad específica para servir al bien público, para actuar de tal modo de disminuir las desigualdades, para promover con medidas concretas el bien de las familias, para dar un sólido marco de derechos-deberes y para hacerlos efectivos para todos”, lo dijo el Papa Francisco durante el Encuentro con los ciudadanos de Cesena, el primer domingo de octubre, en el marco de su Visita Pastoral a esta ciudad con motivo del Tercer Centenario del nacimiento del Papa Pío VI y a Bolonia para la clausura del Congreso Eucarístico diocesano.
En su discurso, el Santo Padre resaltó la riqueza de esta ciudad, llena de historia que entre sus hijos ilustres, ha dado al mundo a dos Papas: Pío VI, de quien recordamos el tercer aniversario de su nacimiento, dijo, y Pío VII. “Desde hace siglos – afirmó el Pontífice – esta Plaza constituye el punto de encuentro de los ciudadanos y el ámbito donde se desarrolla el mercado. Por ello, se llama: Plaza del Pueblo, o simplemente ‘la Plaza’, espacio público en el cual se toman decisiones relevantes para la ciudad en el Palacio Municipal y se desarrollan iniciativas económicas y sociales”.
La Plaza, señaló el Papa, es un lugar emblemático, donde las aspiraciones de los individuos se confrontan con las exigencias, las expectativas y los sueños de la entera ciudadanía; donde los grupos particulares, agregó el Santo Padre, toman conciencia que sus deseos deben estar en armonía con aquellos de la colectividad. “Donde se aprende que, sin perseguir con constancia, empeño e inteligencia el bien común, ni siquiera los individuos podrán beneficiarse de sus derechos y realizar sus más nobles aspiraciones, porque disminuiría el espacio ordenado y civil en el cual vivir y obrar”.
“La centralidad de la plaza – precisó el Papa Francisco – envía por lo tanto el mensaje que es esencial trabajar todos juntos por el bien común. Y esta es la base del buen gobierno de la ciudad, que la hace bella, sana y acogedora, lugar de encuentro de iniciativas y motor de un desarrollo sostenible e integral”. En este sentido, el Santo Padre precisó que es necesario una buena política para la vida común de un pueblo, que no de espacio a las ambiciones individuales o a la prepotencia de algunas facciones o centros de interés; sino una política que sea responsable, valiente y prudente al mismo tiempo; que haga crecer la participación de las personas, su progresiva inclusión y pertenencia. Es decir, subrayó el Pontífice, una política que sepa armonizar las legítimas aspiraciones de los individuos y de los grupos teniendo el timón firme en los intereses de la entera ciudadanía.
“Este es el rostro auténtico de la política y su razón de ser – puntualizó el Papa Francisco – un servicio inestimable por el bien de la entera colectividad. Y este es el motivo por el cual la doctrina social de la Iglesia la considera una noble forma de caridad. Por ello, invito a los jóvenes y más pequeños a prepararse adecuadamente y comprometerse personalmente en este campo, asumiendo desde ahora la perspectiva del bien común y rechazando incluso toda mínima forma de corrupción”.
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco recordó que toda la Región de Emilia-Romaña ha sido siempre una tierra que tiene la pasión por la política. “Quisiera decir a todos – agregó el Papa – descubran también para hoy el valor de esta dimensión esencial de la convivencia civil y den su contribución, siempre listos para hacer prevalecer el bien del todo sobre la parte; siempre listos a reconocer que toda idea debe ser verificada y remodelada en relación con la realidad”.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
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