BOLOGNA, 01 Oct. 17 (ACI).-
Apenas dos horas después de su llegada a Cesena, el Papa Francisco se trasladó de nuevo en helicóptero hasta Bolonia. Allí se reunió en primer lugar con unos mil inmigrantes y personas que desarrollan servicio de asistencia de uno de los centros que se hace cargo de ellos.
“La integración inicia con la conciencia” y “el contacto con el otro lleva a descubrir el ‘secreto’ que cada uno leva con sí y también el don que representa, a abrirse a él para acoger los aspectos válidos, aprendiendo así a querer bien y venciendo el miedo, ayudándolo a integrarse en la nueva comunidad que lo acoge”, dijo el Papa.
“Quiero llevar conmigo vuestros rostros que piden ser recordados, ayudados, diría ‘adoptados’”, afirmó.
El Santo Padre los llamó “luchadores de la esperanza”: “alguno no ha llegado porque ha sigo engullido por el desierto o el mar. Los hombres no los recuerdan, pero Dios conoce sus nombres y los acoge junto a él”. A cotninuación, pidió guardar algunos minutos de silencio para recordar a todas las víctimas.
“Sin la misericordia el otro es un extraño, incluso un enemigo, y no puede ser mi prójimo. Desde lejos podemos decir y pensar lo que sea, como fácilmente acontece cuando se escriben frases terribles e insultos vía internet”, aseguró el Papa.
Por eso, “si miramos al prójimo sin misericordia, no nos damos cuenta de su sufrimiento y de sus problemas”.
El Papa saludó a muchos de ellos, deteniéndose a saludarlos y haciéndose fotos con los que se lo pedían. Media hora después de su llegada, pronunció su discurso en el que habló en concreto sobre el fenómeno migratorio, indicó que “requiere visión y gran determinación en la gestión, inteligencia y estructuras, mecanismos claros que no permiten distorsiones o explotación”.
Francisco volvió a revalidar su postura sobre la necesidad de “programas de ayuda privados y comunitarios a la acogida y se abran corredores humanitarios para los refugiados en situaciones más difíciles, para evitar esperas insoportables y tiempos perdidos”.
En la última parte del discurso, recordó que “la Iglesia es una madre que no hace distinción y que ama a cada hombre como hijo de Dios, su imagen”.
También te puede interesar:
El Papa Francisco a sacerdotes, consagrados y laicos: la oración es nuestra fuerza https://t.co/DMVCKNnCNy
— ACI Prensa (@aciprensa) 1 de octubre de 2017
Publicar un comentario