(ZENIT – 30 marzo 2019).- Después de la ceremonia de bienvenida en la explanada Tour Hassan, en Rabat, alrededor de las 15 horas, el Santo Padre y el Rey Mohammed VI, se trasladaron al Mausoleo Mohammed V y visitaron las tumbas de Mohammed V y Hassan II, donde depositaron unas flores.
El Mausoleo está situado en la plaza de la Torre de Hassan y domina la desembocadura del río Bou Regreg. El monumento custodia la tumba de Muhammed V, sultán de Marruecos de 1927 a 1953, en exilio del 1953 a 1955, fue reconocido a su regreso en la patria y Rey de Marruecos del 1957 a 1961. Es considerado como “padre de la moderna nación marroquí”.
Asimismo, el complejo alberga las tumbas del príncipe Moulay Abdellah (1935-1983), el hijo más joven de Mohammed V, y del hermano Hassan II, Rey de Marruecos de 1961 a 1999.
Hacer crecer la fraternidad
Antes de abandonar el mausoleo, Francisco se sentó para escribir unas palabras en el libro de visitas.
El Papa anotó: “¡Con motivo de mi visita a este Mausoleo, invoco a Dios Todopoderoso para la prosperidad del Reino de Marruecos, pidiéndole que crezca la fraternidad y la solidaridad entre cristianos y musulmanes! ¡Rueguen por mí, por favor!”.
Luego, la persona que cuida del mausoleo ofreció al Papa un recuerdo y un libro sobre la historia del monumento.
Familia real
Al final de la visita, el Papa fue en automóvil al Palacio Real para una visita de cortesía al Rey Mohammed VI, alrededor de las 17 horas. A su llegada al Palacio Real, antes de entrar al gabinete real, el Rey y el Papa recibieron los honores de la Guardia Real.
A continuación, el rey marroquí presentó a su familia al Pontífice argentino, y se intercambiaron unos regalos. Después, mantuvieron una entrevista en privado, y firmaron juntos el llamado por la paz para Jerusalén, documento que se leyó en italiano.
Medalla del viaje apostólico
El regalo ofrecido por el Papa Francisco a Mohammed VI es un marco con la medalla de la visita apostólica a Marruecos. A la derecha del marco está representada una parte de la puerta de Bab-el-Mansour, entrada principal a la Ciudad Imperial de Meknes, construida por mandato del Sultán Moulay Ismaïl al final de su reinado (1672-1727).
A la izquierda, están representadas las dos catedrales de Marruecos, la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, que se encuentra en Tánger, y la Catedral de San Pedro, que está en Rabat. La puerta de Bab-el-Mansour, representada abierta, simboliza el carácter interreligioso de la visita. Sobre la parte izquierda, la redacción inherente de la visita del Santo Padre al país.
Formación de imanes y predicadores
Luego el Rey acompañó al Papa a la entrada del palacio, nuevamente con los honores de la Guardia Real. Luego el Papa fue en automóvil al Instituto Mohammed VI para la formación de los imanes, predicadores y predicadoras.
A su llegada, el Rey Mohammed VI, el Ministro de Asuntos Religiosos, el Director del Instituto y el Presidente del Consejo de Ulema lo han recibido. Fueron juntos al auditorio después del homenaje de la Guardia Real, donde les esperaban.
Después de la proyección de un vídeo y los saludos del Ministro de Asuntos Religiosos, tuvieron que escuchar los testimonios de un estudiante europeo y un estudiante africano. Luego de un recital, con obras musicales de tradiciones judías, cristianas y musulmanas, el Rey Mohammed VI acompaño al Pontífice a su automóvil y se fue al mismo tiempo que él.
Por su parte, el Papa asistió a la sede de Caritas diocesana de Rabat para reunirse con los migrantes, a los que ha ofrecido un discurso en italiano, traducido simultáneamente en árabe.
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