Damasco – Después de Maalula, ahora le toca a Sednaya, un pueblo al norte de Damasco, conocido por el patrimonio histórico, religioso y cultural, que se caracteriza por la gran presencia de monasterios cristianos, iglesias y una comunidad que todavía habla el arameo. Según la información de la Agencia Fides, el pueblo está bajo constante amenaza de las milicias islamistas provenientes de Yabroud y de las montañas del Líbano, a través de la frontera, que organizan redadas y bombardeo para aterrorizar a la población civil. En los últimos días se han producido los primeros enfrentamientos y un hombre católico ha muerto .
Ayer una nueva incursión provocó un muerto y un herido, entre los cristianos locales. Un religioso de Sednaya, que pide el anonimato, dice a Fides que “se trata de bandidaje, pero también es una venganza contra los cristianos. No queremos dar a estos actos un sentido de persecución religiosa, pero los ataques están dirigidos hacia nosotros y crean confusión y miedo entre la población civil, condiciones que llevan a la fuga”. La táctica de las bandas armadas ahora es realizar incursiones repentinas que crean terror entre la población civil, lo que provoca un éxodo. En ese momento, el pueblo podrá ser invadido. “Hoy la gente de Sednaya tiene miedo a correr el mismo destino que Maalula”, dice el sacerdote.
Los civiles de Maalula, por su parte, todos ellos desplazados en Damasco, han formado un “Comité”. Uno de los representantes del Comité explica a la Agencia Fides: “Nos apelamos encarecidamente a la comunidad internacional. Nadie nos ayuda, el radicalismo islámico es cada vez más discriminatorio. Nos sentimos desprotegidos. Nadie hace nada para prevenir estos abusos contra los derechos humanos: pedimos a la Comisión Onu que intervenga”. Los cristianos se sienten en peligro: de hecho, teniendo en cuenta las miles de bandas armadas sirias repartidas por todo el país, es prácticamente imposible protegerlos.
Mientras tanto, “entre los cristianos sirios, más vulnerables, se está produciendo un despertar espiritual, un nuevo vigor de la fe, la oración y la cercanía interconfesional”, dice a Fides Sor Carmen, que asiste a las personas desplazadas en Damasco. “En el sufrimiento extremo y en el ejemplo de los mártires, como el p. Murad o el joven Sarkis de Maalula, estamos encontrando una fe más densa, profunda y unitiva”, dice la religiosa católica. Los cristianos son reacios a tomar las armas por defensa, y los líderes religiosos continúan a reiterarlo.
Repudiamos la lógica de un conflicto sectario, pero en varias localidades, se están formando pequeños comités populares para prevenir la violencia. Sucede, por ejemplo, en el llamado “Valle de los cristianos” , en el oeste de Siria bastión histórico de los cristianos sirios. En el valle hay más de 50 pueblos cristianos, con 100.000 fieles, a los que se han añadido más de 200 mil refugiados. Estos pueblos también sufren las incursiones de los grupos armados.
Ayer una nueva incursión provocó un muerto y un herido, entre los cristianos locales. Un religioso de Sednaya, que pide el anonimato, dice a Fides que “se trata de bandidaje, pero también es una venganza contra los cristianos. No queremos dar a estos actos un sentido de persecución religiosa, pero los ataques están dirigidos hacia nosotros y crean confusión y miedo entre la población civil, condiciones que llevan a la fuga”. La táctica de las bandas armadas ahora es realizar incursiones repentinas que crean terror entre la población civil, lo que provoca un éxodo. En ese momento, el pueblo podrá ser invadido. “Hoy la gente de Sednaya tiene miedo a correr el mismo destino que Maalula”, dice el sacerdote.
Los civiles de Maalula, por su parte, todos ellos desplazados en Damasco, han formado un “Comité”. Uno de los representantes del Comité explica a la Agencia Fides: “Nos apelamos encarecidamente a la comunidad internacional. Nadie nos ayuda, el radicalismo islámico es cada vez más discriminatorio. Nos sentimos desprotegidos. Nadie hace nada para prevenir estos abusos contra los derechos humanos: pedimos a la Comisión Onu que intervenga”. Los cristianos se sienten en peligro: de hecho, teniendo en cuenta las miles de bandas armadas sirias repartidas por todo el país, es prácticamente imposible protegerlos.
Mientras tanto, “entre los cristianos sirios, más vulnerables, se está produciendo un despertar espiritual, un nuevo vigor de la fe, la oración y la cercanía interconfesional”, dice a Fides Sor Carmen, que asiste a las personas desplazadas en Damasco. “En el sufrimiento extremo y en el ejemplo de los mártires, como el p. Murad o el joven Sarkis de Maalula, estamos encontrando una fe más densa, profunda y unitiva”, dice la religiosa católica. Los cristianos son reacios a tomar las armas por defensa, y los líderes religiosos continúan a reiterarlo.
Repudiamos la lógica de un conflicto sectario, pero en varias localidades, se están formando pequeños comités populares para prevenir la violencia. Sucede, por ejemplo, en el llamado “Valle de los cristianos” , en el oeste de Siria bastión histórico de los cristianos sirios. En el valle hay más de 50 pueblos cristianos, con 100.000 fieles, a los que se han añadido más de 200 mil refugiados. Estos pueblos también sufren las incursiones de los grupos armados.
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