
(RV).- En el día de la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, el Sucesor de Pedro rezó ante la tumba del Apóstol y presidió, como es tradicional, en las Grutas Vaticanas un momento de oración estrictamente privado por sus Predecesores en el ministerio petrino, encomendándolos la Misericordia divina. Ésta fue la oración inicial del Papa Francisco:
«En estas Grutas Vaticanas encomendamos a la Misericordia del Padre a aquellos que tienen aquí su sepulcro y esperan la resurrección de la carne. En particular, por los Sumos Pontífices que han desarrollado el servicio de Pastores de la Iglesia universal, para que participen de la eterna liturgia del cielo»
(CdM - RV)
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