REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
En un mundo donde reina la indiferencia, las obras de misericordia son el mejor antídoto contra la indiferencia, porque nos educan a estar atentos a las necesidades más elementales de nuestros hermanos más pequeños y vulnerables. “Cada una de estas obras son el modo concreto de vivir la misericordia, y hacer nuestra fe viva y operosa con la caridad”, explicó Francisco el 12 de octubre de 2016.
“No es suficiente haber experimentado la misericordia de Dios en nuestra vida, debemos ser su signo e instrumento a través de pequeños gestos concretos –insistió el Obispo de Roma-. Estos tienen valor a los ojos del Señor, hasta el punto de ser el criterio sobre el que seremos juzgados. La Iglesia ha llamado a estos pequeños gestos “obras de misericordia corporales y espirituales”, que tocan las exigencias más importantes y esenciales de las personas.”
“En un mundo donde reina la indiferencia, las obras de misericordia son el mejor antídoto contra ella, porque nos educan a estar atentos a las necesidades más elementales de nuestros “hermanos más pequeños” y vulnerables”.”
Francisco rogó “que el Espíritu Santo encienda en nosotros el deseo de practicar las obras de misericordia, para que nuestros hermanos sientan presente a Jesús, que no los abandona en sus necesidades sino que se hace cercano y los abraza con ternura”.
Publicar un comentario