El Arcángel San Miguel desde el punto de vista de su representación iconográfica

RV.- El 29 de septiembre, la Iglesia celebra la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.

Hoy desde Roma, reparamos especialmente en San Miguel Arcángel, como patrono de la Santa Sede y de la Iglesia en general, y lo hacemos analizando los símbolos con los que suele representarse en las imágenes y esculturas, en las que a lo largo del tiempo y con el acuerdo de la tradición y la cultura popular, se transmite el significado profundo de esta figura, determinante en la iconografía de la Iglesia.

Empezamos primero por la figura como tal del Arcángel. En muchos lugares, son representados 7 arcángeles: Miguel, Gabriel, Rafael, Sealtiel, Jeudiel, Baraquiel, Uriel. Esta tradición parece tener origen en la devoción propagada desde 1517 por Antonio Ducca, sacerdote de la Iglesia de Santa María de los Ángeles de Palermo. Se encuentran series de arcángeles en la Iglesia de San Pedro de Lima, el Convento de la Encarnación en Madrid, y en la rica iconografía angélica desarrollada en general en la América colonial. Probablemente los artistas del sur de Europa, se sirvieron de modelos grabados por artistas flamencos, que también desarrollaron esta iconografía durante la Edad Media.

El primer atributo que define a los arcángeles, son las alas, unas grandes alas que son símbolo de su existencia en Dios, de su vida en el cielo. Los arcángeles son las únicas criaturas que están permanentemente en la presencia de Dios.

Reparamos a continuación en los símbolos que acompañan siempre al Arcángel Miguel: la balanza y la espada de fuego. Son los símbolos con los que los griegos representaban a Astrea, portadora de justicia y de paz en el mundo. Su papel, como indica Dante en el Purgatorio, -“el siglo renueva;
vuelve la justicia a la primera edad del hombre, y una nueva progenie desciende del cielo”. Interpretado en San Miguel, supone el envío de grandes santos, que devuelven la luz de la justicia al mundo, como San Francisco, Santa Catalina de Siena de quien dice Raimundo de Capua, fue el ángel del Apocalipsis que ató al demonio por mil años; y en América, Santa Rosa de Lima o San Pedro Claver; entre otros muchos santos.  

En la iconografía cusqueña, los arcángeles están siempre llenos de flores y de detalles que hacen ver que son existencias indivisas. Dios creó las criaturas del mundo rompiendo esta unidad de los ángeles y exponiendo a las especies a la multiplicación. Los arcángeles son criaturas unitarias, y su número es invariable. Los “otros”, los rebeldes, también formaban parte de este ejército celestial, pero ahora no se encuentran más en la presencia de Dios, por eso son representados con la mano en los ojos; y ese es su castigo, su infierno, se queman en sus propias llamas, a falta de la Luz de Dios.

Por último reparamos en los nombres de los arcángeles. Todos incluyen la partícula El, de etimología hebrea, que significa Dios. Sus nombres son todos una alabanza a Dios, por ser ellos las criaturas que más se acercan a su conocimiento. Miguel viene de Mi Ka El que significa, Quien como Dios.

Los arcángeles tienen acceso al mundo como príncipes celestiales, y los profetas hacen referencia a ellos, cuando Dios los envía para intervenir en diferentes momentos en los que se hacen presentes para cumplir los designios de Dios, en la historia de salvación de la humanidad.

(Isabel Cantos para Radio Vaticana)


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